viernes, 14 de diciembre de 2007

¡TIRATE UNA BOMBA , JORGITO!
by Da Silva


El otro día iba caminando por la zona del monumento 20 de febrero cuando una señora que lucía una remera del Cuervo y degustaba un pedazo de pastafrola me dijo: "Ud. joven, que escribe en Opadromo, se fijo lo que esta pasando en las escuelas, que los changuitos vagos no quieren estudiar y amenazan con poner bombas... Vio, eso pasa porque les enseñan mucho Foucault... ¡¿que va a hacer?! ... justo ahora llego el zurdaje al poder..." Seguí caminando y no le dí bola. Hoy ví el diario:

La mayoría de las falsas alarmas son para evitar exámenes

Las clases terminan con 132 amenazas de bombas a escuelas y colegios


En relación al año pasado, hubo un 10% más de falsas alarmas que llevaron a evacuar los establecimientos. Más del 95% de las llamadas son hechas por estudiantes, varones y mujeres, de entre 14 y 18 años.

Yamile Abraham
El Tribuno

El ciclo lectivo 2007 concluye hoy en los ciclos EGB y Polimodal con una lamentable estadística: entre enero y noviembre hubo 132 falsas amenazas de bomba en escuelas y colegios, públicos y privados, prácticamente todos para evitar los exámenes de estudio trimestrales o finales. Las ganas de estudiar parece que se disipan entre algunos chicos, algo que se agudiza cada vez que deben sacar una hoja limpia y, durante una prueba, demostrar lo que aprendieron.

- "Hemos puesto una bomba en el colegio. Va a explotar ya!". Es la frase más común que utilizan los jóvenes cuando hablan con las operadoras del Servicio de Emergencia 911.
La última falsa alarma ocurrió este miércoles, a sólo dos días de que finalicen las clases. Desde una cabina telefónica del barrio Ciudad del Milagro, un joven llamó al 911 para decir que había un explosivo en la escuela Palacios. Como en el resto del año, ni en los pasillos, ni en los baños, ni en las aulas ni en las áreas administrativas encontraron algo que fuera sospechoso.

Los 132 llamados que registró el Servicio de Emergencia 911 y que derivaron en evacuaciones de los edificios escolares, representan un incremento del 10 por ciento en relación al año pasado. "Este año tuvimos 13 llamadas más que en el 2006 y en el 100 por ciento de los casos la Policía movilizó sus efectivos para evacuar los edificios y a los Bomberos para revisar cada lugar", señaló Vicente Cordeyro, jefe de la División de Seguridad Urbana y jefe de Operaciones del Servicio de Emergencia 911.

El operativo

Apenas suena el teléfono del 911, la comunicación comienza a ser grabada. Mientras la operadora recibe la amenaza, inicia el operativo de asistencia derivando hacia la escuela o colegio al móvil más cercano, sea un policía en motocicleta, en auto o en camioneta. Este efectivo es el primero en tomar contacto con los directivos del establecimientos para organizar la evacuación. Simultáneamente, la operadora del 911 se comunica con la División Bomberos, encargada de revisar cada rincón del edificio.

Según las estadísticas del 911, la mayoría de las llamadas se producen en los meses durante los cuales se toman la mayoría de los exámenes: julio, agosto, setiembre, octubre y noviembre. Y las supuestas amenazas coinciden también con los horarios de ingreso a los establecimientos educativos, en especial en el turno tarde: entre las 14 y las 16.

"Una vez que se recibe la amenaza se inicia el operativo que demanda entre dos y tres horas desde que se desaloja la escuela y se revisa todo el sitio", explicó Cordeyro. Con los chicos en la vereda o en el patio, muchas veces los directivos suspenden las actividades y, entonces, quien hizo la llamada se sale con la suya ya que el examen se posterga.

"El principal inconveniente para nosotros es la movilización de nuestros recursos para atender una supuesta emergencia cuando en realidad estos equipos podrían estar, en el mismo momento, atendiendo un caso real", lamentó el comisario principal. Cordeyro recordó que en cada evacuación se movilizan dos móviles del 911, más un equipo de Bomberos de la Policía, incluso otros efectivos más y la Dirección de Tránsito para los cortes de calles.

El jefe de la División Seguridad Urbana consideró necesario una campaña para "hacerles saber tanto a los hijos como a sus padres, lo que implica la broma al 911 y el daño que ocasiona tanto a la Provincia y la Policía, como a la comunidad educativa".

Intimidación pública

Las amenazas de bomba a los establecimientos educativos constituyen un delito de intimidación pública, previsto en el artículo 211 del Código Penal y se sanciona con una pena de 2 a 6 años prisión. Sin embargo, la aplicación de las sanciones, por estar involucrados menores de edad, tiene un tratamiento especial, explicó el fiscal penal número 1, Eduardo Barrionuevo, quien intervino en el inicio de una importante cantidad de causas por falsas amenazas a colegios.

"Si el o la joven que hizo la falsa amenaza tiene menos de 16 años, no tiene proceso penal formalmente abierto en su contra", señaló. En estos casos la juez de Menores investiga el caso, deslinda responsabilidades y puede disponer medidas educativas obligatorias para el adolescente.

En el caso de que el chico tenga entre 16 y 18 años "es una persona que ya responde penalmente por sus actos y, según la decisión del juez, puede llegar a recibir una condena de prisión, ya sea en suspenso o efectiva, aunque también existe un sistema de medidas educativas para estos casos", añadió.

El fiscal explicó que, en promedio, este año ingresaron entre dos y tres causas por amenazas de bomba a colegios siempre que estuvo de turno (cada turno dura 15 días). "La mayoría son llamadas a colegios de Nivel Polimodal, no tanto a escuelas de EGB", señaló.

El 30% de los casos está esclarecido

El entrecruzamiento de información entre la Policía y la Justicia, más el registro del Servicio de Emergencias 911, permitieron conocer desde qué número y hasta quién hizo la falsa amenaza de bomba a una escuela en el 30 por ciento de los casos. Es que en el sistema informático del 911 queda no sólo registrado el número de teléfono desde el cual se llamó al servicio, sino también se graba la conversación entre la operadora y quien hizo la comunicación.

"El 30 por ciento de los casos se esclareció, ya sea porque se ubicó el teléfono fijo y el domicilio desde el cual la persona habló, tanto si era desde una cabina o desde una casa, o el celular y su titular", dijo el comisario principal Vicente Cordeyro, jefe del 911.
Prácticamente todas las llamadas fueron realizadas por adolescentes de entre 14 y 18 años, por lo que el juez o el fiscal que intervino en cada causa tuvo una audiencia con el estudiante y sus padres.

Durante las investigaciones se presentaron muchas situaciones. Por ejemplo, Cordeyro recordó el caso de un chico que habló desde su celular y fue descubierto porque la Policía llamó al número registrado por el 911 y le sonó en el aula.

También hubo jóvenes que se pudieron identificar a través de las cámaras de seguridad instaladas en el microcentro salteño. "Sucedió que una joven llamó desde una cabina, entonces al identificar el número y cruzarlo con la hora, hicimos el rastreo de las filmaciones y fue ubicada", añadió.

las llamadas

20 %
Es el incremento entre el año pasado y el 2007 en las falsas amenazas de bombas a establecimientos de EGB y Polimodal.

Los colegios
La escuela Padilla del barrio Ceferino y la Escuela Normal (en el centro), fueron los establecimientos que más amenazas de bombas falsas recibieron.

Octubre-Noviembre
Son los dos meses con más cantidad de llamadas falsas recibidas por el 911, en coincidencia con los exámenes de estudio trimestrales.

95 %
de las falsas amenazas a los establecimientos son hechas por adolescentes -varones y mujeres- de entre 14 y 18 años.

100 %
de las llamadas que ingresaron al 911 están grabadas y a disposición de los fiscales y jueces que intervienen en cada causa.

14 a 16
es la franja horaria en la que se registra el mayor número de llamadas que recibió el servicio de emergencia.

Los padres
Dos de las reacciones más comunes de los padres son negar la responsabilidad de sus hijos en las falsas amenazas o descalificarlas como "simples bromas".


Simplemente puedo decir que en mi época en el secundario basicamente se aprendía a jugar al truco. Lo bueno de esto es que ya sabemos al menos para qué efecto genera repetir tanto tiempo los capitulos de Mc Gyver.

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