sábado, 23 de mayo de 2009

A Santa Hildegarda[1] la meterían en cana



Vivir de gobernar a los demás debería ser delito
Antonio Escohotado


POR RODRIGO ESPAÑA

Existen, al menos, un par de opciones para pasar la tarde de un domingo cualquiera: comprar una docena de mandarinas, aprovechar el sol que no pega muy fuerte en las tardes y puede calentar bien las patas cuando nos sentamos a pelar en busca de la pulpa o juntarse con un par de amigos en una plaza poco concurrida, llevar unos parlantes, un poco de música y esperar a que la gente que pasa se acerque a conversar un rato acerca de las drogas en general, de la marihuana en particular; de la policía en general, del abuso de poder en particular.
Entonces, como las mandarinas generalmente me caen mal, decidí caminar hasta el parque San Martín y pagar los dos pesos con veinticinco centavos al colectivero para en menos de una hora llegar a Rosario de Lerma. El ahora famoso Rosario de Lerma (digo famoso por falta de otro epíteto trágico que endulce esta crónica), ese lugar que apareció en una cantidad discreta de publicaciones como la sede de la patota Los Palmeras, cuyo “líder” terminó tras las rejas por pintar una hoja de cannabis (¿sativa, índica o rudelaris? Luego de estar cerca de media hora observando la pintada en la pared no llegué a una conclusión valedera), junto a un par más de muchachos vestidos con prendas que, para el ojo policial, incitaban al delito y/o al consumo de estupefacientes. Esto es, al ojo de quien no anda buscando la paja porque tiene una viga, una remera de los pibes chorros y una gorra con otra hoja de la satanizada planta.
Camino a Rosario pensaba en el número de personas que participarían en la protesta, los que pudieron enterarse, y estaban en contra de los arrestos estúpidos como en este caso, deberían asistir; pero luego recuerdo que ese día era domingo, y el evento concordaba con la hora justa entre la siesta y el fútbol. Tal vez irían 50 o 60 personas. Eso pensaba.
El colectivo me deja a dos cuadras de la plaza, donde, a las cinco de la tarde paseaban un par de personas y fornicaban acaloradamente dos perros que se turnaban en la posición. Nada de protesta. Decido esperar un poco y doy unas vueltas por las calles cercanas a la plaza buscando un lugar para tomar un jugo. Entro a un bar donde miran el partido en el que acaba de hacer un gol Racing, nadie lo grita, hay cuatro personas mas el que atiende.
Espero como una hora mientras veo el partido, luego salgo camino a la plaza para tomar el colectivo y volver, pero al pasar escucho un agradable reggae y veo unas personas repartiendo volantes a los que pasan por ahí. Además de los volantes hay carteles pintados con aerosol verde. Me acerco y me alcanzan un par de volantes en los que hay escritas algunas frases como:
“Rosario abrí los ojos. El camino para combatir las drogas no es reprimir, sino la contención.”
“Busquemos juntos una alternativa para sacar a los chicos de las calles. El arte, la cultura, la educación son el camino. No las balas, los palos, las detenciones, la humillación”
“No dejemos que abusen de nosotros y no podamos caminar libremente. Movimiento Verde por una nueva esperanza”.
Uno de los chicos del Movimiento me explica las razones que los llevaron juntarse para organizar una protesta pacífica, me dice que todo lo armaron sin tiempo, que no pudieron traer a las bandas como lo informaron por la radio y que ese era el puntapié inicial para otras cosas. ¿Qué otras cosas?, le pregunto.
Entonces aparecen entre las sombras unos cuerpos trajeados de azul con lindas gorras y armas y cara de pocos amigos. Uno de los oficiales me pregunta si yo soy el organizador de todo esto, le respondo que no, y entonces interpela al masculino que está a mi lado, quien responde positivamente e inmediatamente dicta sus datos personales a petición del oficial. Entonces el guardián del orden y las buenas costumbres dice que no tienen informada la realización de un acto para esa fecha y que el volumen de la música molesta a los transeúntes (miro alrededor y nadie parece molestarse). A lo que el “organizador” responde esgrimiendo la presentación de una nota al intendente Ramos unos días atrás. El hombre de azul saca un celular y llama seguramente a otro hombre de azul, y comienza una detallada descripción de lo que acaece en ese mismo instante en inmediaciones de la plaza. Escucho algunas palabras: marihuana, jóvenes, no rompan la paciencia, cara feliz, música a todo volumen, diez o quince, entendido. Luego nos informa que la fecha pactada para el acto era el 18, el “organizador” le dice al oficial que la nota decía domingo, a lo que el oficial responde: decía dieciocho. Bueno pero decía domingo y hoy es domingo, responde el “organizador”. El oficial sentencia: hoy es diecisiete, pueden quedarse pero cortan la música. Si “necesitan algo” nosotros vamos a estar dando vueltas por acá. Luego el hombre de azul se va seguido de su séquito de señoritas de azul.
Retomamos la conversación y me comenta las actividades que tienen planeadas con los chicos del Movimiento, talleres de teatro, música, títeres, Proyección de videos y películas, todo esto en los barrios, además están las charlas que planean realizar con los padres, sobre todo para explicarles todo el tema de las drogas, las diferencias que existen entre la marihuana y el paco, por ejemplo. Los talleres van a estar destinados a los chicos, y esos talleres también van a ser parte de una movida de concientización no sólo dirigida directamente a los padres, sino para que los chicos también puedan charlar con sus padres de estos temas.
Entre las pocas personas que estaban sentadas en ese lugar de la plaza empieza a circular leche chocolatada y masitas de chocolate, bastante suculentas, un poco dulces talvez, y con el hambre que llevaba arrebato unas cuantas del plato que circulaba para los que desearan servirse, también me ofrecen un vaso de chocolatada y en eso comienzo a conversar con el resto de las personas que están ahí. Me hablan de las actividades, los planes, y de la frustración que sienten al ver cómo detienen por estupideces a cualquiera que pasea y se expresa libremente con su cuerpo. Seguimos charlando y comiendo masitas de chocolate. Pregunto por el tema de la despenalización del consumo de marihuana, me responden que eso es también parte de la movida que están iniciando, pero que primero se debe informar a la población de lo que es la marihuana realmente a diferencia de lo que con ella se trata de representar. Se arma un pequeño debate al que, por mala suerte, por el frío o por no salir emparentado con los “apologistas del delito”, nadie o casi nadie concurre, únicamente algunos chicos que pasean por al plaza se acercan con curiosidad y reciben unos volantes que miran y luego se van.
Esto debería ser masivo, me dice otro de los chicos, es hora de sacarnos la careta y asumir las consecuencias si queremos que cambie la sociedad de mierda en la que vivimos, yo a mi nena no le quiero dejar una vida en la que te meten en cana por tener una remera con una hoja; si las cosas andan para el culo es porque nadie dice nada, porque es más fácil quedarse en el molde y zafar.
Al rato llegan los implicados en todo el drama de las pintadas y las remeras apologistas, converso con ellos y me cuentan lo sucedido, que a estas alturas ya es de dominio público, le pregunto al supuesto cabecilla de Los Palmeras si es cierto todo lo que se dijo en los medios respecto a su estatus de líder, se ríe mientras me dice que es mentira y me presenta al resto de sus amigos que de a poco se acercan, uno me comenta las diversiones macabras de los policías locales, el uso indebido de la fuerza y los jueguitos para nada graciosos con balas de goma en un descampado. La “portación de cara” es una de las constantes en cuanto al rendimiento policial con motivos carcelarios respecta, y estos chicos no son la excepción a la regla.
Los vigilantes del orden pasaban olfateando en busca de humos agridulces en el aire, pero no había nada que pudieran percibir y seguían su camino, esto puso nerviosos a los chicos que conversaban conmigo, algunos decidieron irse. Luego de escuchar sus historias entiendo la razón.
El evento terminaba sin pena ni gloria, era hora de volver. Me despido de los que todavía estaban en la plaza agradeciendo por la comida y la chocolatada. Al final todo el asunto me parecía ridículo desde su inicio. Si se entiende por apología del delito pintar una hoja de marihuana en la pared, ¿no debería considerarse también incitación al delito pegar carteles políticos?, en ambos casos los que cometen los verdaderos delitos no son los que escriben o pegan en las paredes, sino los otros por quienes pagan los perejiles. ¿No es apología de la violencia llevar un arma y uniforme azul y abusar de esta condición? ¿No es apología del desasosiego prometer un futuro a los que saben que no es verdad? ¿No es apología de la ignorancia el vender verdades a medias como lo hicieron casi todos los medios gráficos en los últimos días?
En estas condiciones, si Santa Hildegarda hubiese nacido en Salta, seguro terminaba encerrada y con una causa federal por violar el primer inciso del artículo 12 de la ley 23.737, esto es, por preconizar o difundir públicamente el uso de estupefacientes, o inducir a otro a consumirlos. Además de pasar de dos a seis años en una linda celda, tendría que pagar la “multa de doscientos veinticinco mil a cuatro millones quinientos mil australes”. Pobre Santa Hildegarda, con esto de la crisis económica seguro le hubiese costado bastante reunir esa cantidad de australes.



[1] Hildegard de Bingen (1098 – 1179) Herborista, poetisa, llegó a ser abadesa. En el año 1133 publica un tratado titulado Phisica respecto a las propiedades de las plantas. Respecto a la Cannabis afirmaba: “Todo aquel de mente hueca que siente dolores de cabeza puede consumirla para que éstos se vean reducidos. Aunque, a la persona sana y dotada de un cerebro en buenas condiciones, su consumo no le perjudicará. El que tiene cabeza hueca experimentará dolor, si abusa del cáñamo”

jueves, 21 de mayo de 2009

mueva mueva mueva mueva


¿qué mierda es nirvana, perl jam...? No es nada, son un tema en un cassette que dice Alternativos y que lo escuchaba de vez en cuando. Sólo pienso en como debían coger esos tipos, tanto menos que el Maky y Tito, que eran tarimeros y se cogieron a Mónica en el apartado de One. Ellos pasaban, eran amigos de los de seguridad y cuando terminaban les daban un balde. La concha de la lora, hasta subían a la cabina del dj. ¿que qué es nirvana?. Nada que yo conozca, es un vídeo que pasaban y nadie veía porque nadie entraba antes de las dos.

Los días iguales

domingo, 17 de mayo de 2009

sábado, 2 de mayo de 2009

Madam






LA CHICA DE LOS RAROS RULOS

DE CUMPLEAÑOS