domingo, 29 de junio de 2008

Diario de un escribidor (66)



Alejandro Kozarts


La verdad que no hay nada más frágil que el ego de un escribidor: todo estaba en caída libre otra vez, hasta recién, que mantuve un chat con Santiago De Salterain y me dijo que quiere filmar un corto con un viejo guión mío. Ya tiene los equipos. Le di la autorización, aunque no sé si voy a participar del rodaje. Es sencillo, no harían falta más de 3 actores y quizá como locación una confitería, (eso se puede reescribir). Esto, desde luego, me reanima un poco, sobre todo porque no hay nada peor que un guión que se queda en el papel.
No quiero participar del rodaje porque el trabajo en equipo me desgasta muchísimo. Mientras el escritor batalla en soledad con su mákina (o cuaderno o computadora, etc), filmar un corto requiere un montón de reuniones y todo depende de otros, siempre de otros (y las limitaciones de ellos se vuelven las limitaciones de uno); y el dinero, por supuesto, horas y horas haciendo presupuestos de comida, traslados... realmente hay que aplaudir a los que han logrado hacer un arte personal a través de un medio tan complejo. Yo he dirigido un solo corto en mi vida y la verdad que casi me tienen que internar en el neuro.

Me siguen publicando las reseñas en el semanario. La paga no es buena, pero con eso financio la compra de nuevos libros. Tengo que dedicarle más tiempo a escribir esas notas, cuando las releo me doy cuenta de todo lo que podría haber agregado.
Me olvidaba: pasó por casa Alejandro Luna, con un nuevo ejemplar de su revista (en el número uno publicaron poemas de los internos del loquero), que ha salido muy bien, tiene un trabajo artesanal impresionante (un oligami en tapa y todo pintado a mano). Por suerte ha tenido buena repercución, en las librerías del centro le compraron varios ejemplares por adelantado (salen 2 pesos) para vender o regalar a los clientes.
Sin lecturas, comprando más libros y café con Luis Ferrario.

viernes, 27 de junio de 2008

Sólo para entendidos


El Flaco Pailos viene a Salta con "Piratas del Aljibe". Señores periodistas de Salta, ¿éso les recuerda algo?

jueves, 26 de junio de 2008

Actitud

Vestirse de poeta siendo rockero; ser poeta vestido de rockero.

Un espejo donde se refleja la Argentina



Un día tal vez hasta pegue en el palo

martes, 24 de junio de 2008

postales de la juventud o manga de drogadictos de mierda

rodrigo españa
(nota sacada de una revista dominical de mi hermosa ciudad, a la que con tanto cariño recuerdo cuando leo algo acerca de ella)
para ti estimado lector que estás a tiempo de conocer las consecuencias del maldito mundo de la droga, transcribo a continuación parte de una entrevista reveladora, que como pudo abrirle los ojos a este humilde servidor de la comunidad, talvez pueda llevar a tu consideración los peligros de este interminable flagelo que aqueja a nuestra pequeña región, a este valle florido rebosante en amancayas y gente risueña, que disfruta de la vida sana y la noble conversación. para todos nosotros que miramos con desprecio a quienes sufren esta miserable enfermedad y no comprendemos las frustraciones que acarrea la modernidad que tenemos a la vuelta de la esquina y que camina a pasos agigantados, destruyéndolo todo como un río de lava hirviente.
el peligro de la droga ya no viene de otros lados, y cada día que pasa nos deshumanizamos más y aceptamos esta situación como algo cotidiano, pero cuidado, porque si este valle hermoso alguna vez fue tildado de manera burlona como el lugar donde el diablo ha perdido el poncho, hoy el diablo tiene frío y ha vuelto a recuperar lo suyo.
en nuestra sociedad que está perdiendo los valores morales, donde la familia juega un rol determinante en la educación de nuestros niños, donde tú padre, tú madre son culpables también del desenfreno moral de nuestros mancebos. no rechacéis entonces la mano que pide ayuda, abre tu corazón a estas pobres almas descarriadas. abre tus ojos y oídos a este desgarrador testimonio del que he tratado no salvar las palabras explícitas y de contenido violento o pecaminoso, sabrás comprender lector y disculpar mi impertinencia. El agradecimiento de antemano a mi noble sobrina, que colaboró con la trascripción y esclarecimiento de algunos modismos de la jerga juvenil que escapan a mi conocimiento gramatical, y que por extrañas razones ella parecía dominar.


si hay, hay; si no hay, no hay. las veces que uno llega a escuchar esto pueden ser incontables. la cosa era fácil, siempre fue fácil, uno gastaba 20 centavos llamando a alguien para preguntar cómo andaba la cosa y después de un rato podía tener la mochila llena de hermosos y grandes cogollones listos para deschabar y entrar en el sistema nervioso junto con restos de aluminio de la pipa hecha con papel estañado que sacábamos de los paquetes de puchos que levantábamos de la calle, porque entonces nadie andaba con un paquete de puchos en el bolsillo, siempre comprábamos sueltos.
al chewe lo conocía del barrio, desde los seis o siete años creo. de más llokallas éramos amigos, yo siempre iba a su casa o él a la mía y jugábamos toda la tarde, teníamos en común que nadie estaba en nuestras casas por la tarde y la pasábamos bien así, sin nadie cerca. después de un tiempo se mudó de casa a otro barrio y no lo ví por un par de años.

cuando yo tenía como quince años y ya me había fumado mis primeros johnsons con un par de amigos conocidos por ahí con los que tocábamos en una banda, tal vez el decir tocar es demasiado pretensioso, más bien nos juntábamos a aporrear instrumentos para sacarles algunas notas, pero sobre todo para fumar del faso que llevaba siempre el fransuá colquechambi (que, como él decía mientras se cagaba de risa, era hijo de un francés y una potosina, el tipo nunca conoció a su viejo, porque parece que se la cogió a su vieja una sola vez y salió el chango como disparado de la concha de su pobre madre que no tuvo mejor idea que bautizarlo con el nombre del supuesto padre, claro que en la notaría seguro no sabían escribir muy bien en el idioma de mi amigo rambó), que vivía por villa cuchilla de donde era más fácil conseguir faso, y además era el que siempre tenía plata de los tres porque su vieja tenía un buen laburo, o no se si tan bueno, porque viajaba siempre a malos aires llevando ropa y en una de esas la vieja le trae una guitarra gibson, que sumada al bajo banana del claudio, alias termineitor (apodado de esta manera no por la semejanza con el personaje, sino porque tenía un ojo de vidrio a causa de un palo que le había incrustado su hermano menor mientras jugaban) nos faltaba la batería, y como yo no tenía ni bajo ni guitarra ni podía cantar me mandan a aporrear la cosa esa que yo desconocía, y aun ahora desconozco.
la banda duró un año más o menos, ensayábamos en la pieza de un amigo que nos alquilaba los equipos al comienzo, luego nos los prestaba a cambio de quedarse a fumar con nosotros y de paso me enseñaba algunos rudimentos básicos de batería, pero nada muy importante, a veces ni siquiera ensayábamos, sólo poníamos un disco y fumábamos toda la mañana, escuchábamos canciones una y otra vez, la misma canción y pensábamos cómo mierda hacer para que lo nuestro sonara similar, porque estábamos concientes de nuestra ineptitud como instrumentistas, con decir que hasta el punk nos sonaba con una maestría musical lejana a nuestras capacidades, pero aún así le metíamos duro, le metíamos duro al faso, porque con la música sabíamos que no llegaríamos lejos, tocamos un par de veces en la gira barrial del camioncito, donde tocaban un montón de changos, la mayoría ensayaban en el cuarto del pepe y de ahí nos conocíamos, la cosa era fácil, el bogart (un tipo grande para nosotros entonces, como de unos 27 o 30 y que sí tocaba en serio) tenía un camión viejo que cargábamos con todos los instrumentos, equipos y changos vagos que decían tener unas 9 o 10 bandas en total de ska, reggae, punk, hardcore y una indefinible que tocaba exclusivamente covers de los ángeles negros e iracundos en una masomenos versión post punk. todos amontonados y a nadie le importaba que nadie sabía tocar un carajo, sólo unos cuantos eran buenos músicos o músicos, el resto una manga de drogadictos que no servían para nada, pero eran buenos changos.
tocábamos en las plazas de barrios alejados del centro, robábamos la luz del alumbrado público y nos quedábamos hasta que los vecinos llamaban a la policía. nadie nos iba a ver, talvez unas cuantas personas, pero lo difícil era reconocer si estaban ahí por nosotros o porque iban a sentarse en las plazas; y cuando la cosa se ponía peluda por la viejas de mierda que se quejaban de tanta bulla, subía la banda que hacía covers de los iracundos y les dedicaba algún tema a las doñas para que recuerden su juventud o para que ya no rompan más las bolas. pasado el jit puertomont o va cayendo una lágrima en tu mejilla, caía seguro la capacha y cada quien para su lado, y como casi nadie tomaba alcól (algunas cervezas talvez los más viejos) los policias nos pedían muy amablemente que nos fuéramos del lugar porque estábamos ocasionando disturbios auditivos para los vecinos del barrio.
eran buenas esas tardes, no se si nos unía la música o las otras drogas (aunque no todos fumaban, algunos se daban con coca, merca, cristales, pollo al espejo, harinita, blanca ricura, la martina o como carajo le quieran llamar, pero estaba todo bien, otros tomaban cerveza y otros nada, pero nadie se hacía ningún drama moralista) la cosa es que nos juntábamos los fines de semana a tocar o a hacer el intento de tocar algo, no puedo decir que esto nos servía para conseguir minas, porque a pocas les interesaba lo nuestro (la música digo). entonces si no era por las drogas, no era por la música, no era por el sexo, no sé qué mierda hacíamos ahí, tal vez por ganas de molestar y nada más.
pero no duró mucho lo del camioncito para nosotros, porque después de un tiempo al colquechambi lo perdimos de vista y luego el termineitor se fué con su familia para cochabamba a vivir, el viejo era milico y lo destinaron al chapare. el pelotudo estaba de lo más feliz porque se iba a la meca del pollo. luego lo cagaron a tiros al viejo los cocaleros o los narcos, no se muy bien, en un operativo de la FELCN (fuerza especial de lucha contra el narcotráfico) y creo que la familia con la plata que le dio el gobierno se fue a vivir a la paz. hace un par de años lo volví a ver en tarija, estaba de vacaciones con la hermana, me dijo que ya no le hacía a esas cosas, que en la paz casi se pasa pal otro lado de tanto meterse coca en la vena, que luego se calmó y entró en rehabilitación, que iba a una iglesia cristiana y que andaba de lo mejor así, me dijo también que las drogas son una cagada si uno no las puede controlar, que él ya las había aprendido a controlar y que ya no consumía drogas, tal vez un porrito para calmar el ansia de vez en cuando. todo esto me lo dijo mientras se armaba un cohete interestelar en menos de lo que se dice interestelar. al fransuá lo ví hace poco, cagado por la seba, con todos los dientes flojos y una paranoia galopante, me invitó un nevado pero esa tarde yo no tenía ganas y nos despedimos así nomás, él torcido después de fumarse su illimani y yo más cuadrado que monaguillo. no lo he vuelto a ver.
después de perderlos a estos changos y de darme cuenta que la música no era lo mío fue cuando me volví a encontrar con algunos amigos a los que no estaba acostumbrado desde hacían un par de años, cinco años masomenos, entonces un tercio de mi pedorra vida. una tarde cuando bajaba para el centro caminando lo encuentro al chewe sentado en una esquina y lo saludo, no sé por qué me siento a su lado y le comienzo a dar charla, talvez porque estaba tan colgado como él y no tenía nada mejor que hacer que sentarme como él que ver pasar nada en esa esquina de mierda. la cosa es que entre comentario y risa ambos nos cercioramos de la sopecha que tiene todo el que sabe que el otro sabe que uno fuma pero que se hace el boludo para no levantar sospechas, y recupero, si cabe el término, a un compañero de andanzas.
el chewe se había convertido, a sus cortos 17, una especie de licenciado en todo lo que respecta al tetrahidrocannabinol y puedo decir que con él aprendí muchas cosas que luego no me sirvieron de nada, pero que las aprendía con gusto, porque las clases eran teoría y práctica: desde lo básico, como por ejemplo dónde conseguir faso en una ciudadpueblo como tarija, antes de esa tarde era todo un drama porque la cosa pasaba por las manos de otro, quien conocía a alguien que conocía a alguien que conocía algún diler y comprábamos entre varios y de a poco para cada uno porque la plata no alcanzaba para mucho. pero cuando le contaba esto al chewe se cagaba de risa y me decía que no era tan difícil conseguir, sólo uno tenía que saber para donde ir, y si uno iba entonces tenía que ir a la fuente y no con pelagatos lechugueros que te estafan.
y al otro día me lleva con veinte pesos en el bolsillo a conocer a doña elvira, una especie de madre teresa de calcuta para todos los desamparados fumadores, la casa era en el barrio L cerca de la avenida circunvalación. el chewe toca la puerta, abre una viejita y lo saluda como una madrina al ahijado de la comunión y nos dice que pasemos. una vieja de lo más amable, siempre estaba medio borracha y uno no daba un peso al verla, tendría entonces como 60 o 70 años y era LA FUENTE, ella manejaba todo en tarija, mejor dicho ella y su familia: los dos hijos, el sobrino, y sus respectivos concubinos a los que fui conociendo de a poco gracias al chewe.
entonces la doña nos pregunta que cuantito vamos a llevar, y él le dice treinta pesitos nomás, y en dos minutos saca algo como una pelota de fútbol de la pieza del fondo: una hoja de papel periódico envolviendo nuestra felicidad y le dice al chewe: estos son de los últimos híbridos que me quedan, pero para la próxima semana me llegan otros menos pepudos, pero con estos vas a andar bien, son pegadores, además te estoy dando bien servido para que vuelvas con tu amigo la próxima. gracias doña elvirita le dice el chewe y nos vamos de ahí después de fumar unas billas mientras la vieja se tomaba un vaso de vino y nos daba un poco de charla, la vieja no fumaba, decía que esos no eran negocios, que si uno se fumaba la mercadería no tenía chiste y que por eso siempre se peleaba con el pablo, su hijo, porque andaba fumando mucho. al salir nos vamos a la casa del chewe a degustar la compra, era la primera vez en mi vida que veía una mesa llena de cogollos, tres ramas enormes, dos para mí, una para él, con eso tenía como para dos meses de ininterrumpida locura juvenil.
después de conocer EL lugar; los otros lugares lo iba a conocer con el tiempo, a veces donde la sonia, pero a esa no se le podía caer de una en la casa, había que llamar antes y cuando uno iba te atendía en la puerta nomás, nunca te hacía entrar y siempre te daba menos que en otros lados. también se podía ir donde el fabian o donde el pablo para comprar buenas papas y bien servidas, el problema con estos lugares era que no estaban cerca, para llegar a algunos había que caminar un buen rato porque los micros te dejaban medio lejos y no era muy seguro andar por esos lares a ciertas horas.
la segunda opción, si uno no tenía muchas ganas de hacer toda un travesía era llamarlo al gordo, que como muchos otros, como el manco, el patas, la chauchas, etc. hacía la de revendedor, compraba una buena papa que por lo general era del tamaño de una mochila a 50 pesos y le sacaba todos los cogollos y los ponía en bolsitas de a 6 o 7 por cada una y esa bolsita te la vendía a 10 pesares, si uno sacaba cuentas en una papa te llegaban hasta 100 cocos (si estaba bien servida) y con eso se aseguraban el negocio y la venta por el centro. pero con estos tipos era medio jodido meterse porque a veces se hacían los exquisitos y si uno no les compraba seguido o pasaban un par de meses entre compra y compra como que se ponían paranoicos y no te querían vender nada, seguro porque pensaban que eras buzo o bandera, porque era a estos tipos a los que la cana tenía fichados; a doña elvira y cia no le movían un pelo, vaya a saber uno porqué. uno de los mejores para estos trámites era el pekinés, trabajaba para su hermano mayor, era un llokalla de 10 años que uno esperaba en una esquina o en un plaza y caía pedaleando en su bici, paraba, se limpiaba los mocos y sacaba la bolsita de una media, se ponía los diez mangos en la otra y salía pedaleando de nuevo, lo bueno del llokalla era que no daba charla como algunos otros. cuando uno lo que quería era largarse del lugar a fumar tranquilo y no hacerlas tanto de bandera charlando con el diler del barrio en una plaza.
tal vez la única ventaja de comprarle a estos muchachos era la variedad que uno podía adquirir, si no bien cada semana, talvez cada mes o cada dos semanas. porque de acuerdo a la temporada se renovaba masomenos el stock, unas veces híbridos, otras colorados, marrones, rojos, violetas, pinito, tierrita, pepuda, paluda, lechugosa y tantas variedades que no me acuerdo pero que el chewe decía reconocer sólo con probar, que el secreto estaba en tirar el humo por la nariz y que se sentía el gusto en la punta, era todo un catador, como después uno va encontrando por todos lados, pero el fue el primer experto que conocí. el resto me parecían todos habladores, talvez el chewe también lo era, pero a diferencia de los otros el no se la pasaba hablando de la marihuana como algo sagrado ni de toda la manga de marihuanos como una comunidad que compartía algo, no, el hablaba de vez en cuando, tal vez por eso me gustaba fumar con él, porque no era un fumado cargoso que ve todo mejor sólo si está fumado y toda conversación gira en torno al faso y sus bondades; no, con él caminábamos talvez sin decir nada, cada quien respetaba el cuelgue ajeno y disfrutaba el propio. casi todo el resto de changos que fumaban -decía el chewe- eran puros banderas y que eso no servía de nada porque eran los primeros en caer a la capacha, los fichaban y listo, estaban jodidos, hay que cuidarse, decía, porque ya no sabes quienes son buzos y quienes no. talvez tenía razón, talvez era pura paranoia, pero por suerte nunca tuvimos ningún altercado con la ley, sólo una vez que terminamos oyendo el positivo 314 en el patrullero, todo por comprar una bolsita de a 10, pero como los canas eran más muertos de hambre que nosotros nos soltaron a cambio de mi mochila y el reloj del chewe, porque no traíamos nada de plata encima, el que les dio los diez pesos fue el diler, que estaba más cagado en las patas que nosotros y que después de eso no lo volvimos llamar nunca más porque seguro nos alargaba la sonrisa si lo molestábamos.
la policía no molestaba al principio. según lo que sé, la explosión del faso en tarija se dio a mediados de los 90, antes de eso eran muy pocos los que fumaban, y para el 2000 ya la policía estaba un poco mejor preparada, pero igual poco y nada sabían, uno podía pasar fumando tranquilo por su lado y ni se daban cuenta, la pesada era la FELCN, con esos no había coimas ni nada, esos te cagaban la vida si te agarraban, y mucho más si eras menor como nosotros, pero en realidad a los tipos no les interesaba agarrarte, pero la jugaban como a que sí, le pasó a un par de amigos, que por boludos se hacían agarrar en alguna redada con no mucho en el enguille y no sabían que si uno alegaba adicción a lo mucho te metían a rehabilitación y nada más, pero la cana les hacía todo un cuento y los otros sin más ni más se tenían que volver buzos. aunque son historias que a uno no le terminan de cerrar si las piensa bien, los más eran sólo habladores o banderas, quien sabe si todas las historias que contaban eran ciertas. de que te la FELCN te cagaba, era cierto, pero no sé si para tanto.
el resto de la policía común que andaba por la calle no sabía un carajo, sólo después de un tiempo parece que tomaron algunas clases y podían diferenciar al sospechoso del ciudadano común, como quien dice podían separar la paja del trigo. pero tampoco eran tan buenos.
hace un tiempo conocí a un chango que le decían sueñitos, el tipo no fumaba, pero andaban con gente que sí, y si lo veías por la calle pensabas que el tipo andaba más torcido que resorte todo el tiempo, sólo porque no sé que carajo tenía en los ojos que siempre los tenía rojos y para colmo era medio chino, así que más de una vez lo vieron sospechoso y ahí nomás contra la pared chango y que traes en los bolsillos, y el otro se cagaba de risa. rato después lo largaban pero con desconfianza.
al parecer las clases que le daban al policía medio para reconocer a un marihuanero se resumían en un par de pistas:
a) ojos rojos y achinados
b) siempre risueño o sonriente
c) mirada perdida
d) pocos o escasos reflejos
pero qué pasaba si estos tipos se encontraban con el sueñitos, que de marihuanero no tenía sino la cara, el resto lo tenía sólo porque su naturaleza era la de un babahelada, un tipo al que un carajo le importaban las cosas y se reía hasta de su sombra, no era un mal tipo, pero siempre la ligaba, luego lo contaba y se cagaba de risa porque los canas no tenían cómo sacarle un peso, que era lo que todos los canas querían, no les interesaba meterte adentro ni nada de eso, porque una vez que te metían adentro no recibían un peso, y con el sueldo miserable que ganaban a fin de mes les convenía sacarte unos pesos si ten encontraban y confirmaban tu actitud sospechosa, entonces uno tenía que decirle al cabo:

-¿cómo podemos arreglar esto mi sargento?
-no sé llokalla, estas huevadas no están permitidas, a ver, mostrame tu carnet de identidad.
-no lo tengo mi suboficial.
-no me vengas con cagadas, busca en tu bolsillo.
-ahhh... entiendo mi teniente, es su orden.

y si uno tenía un billete en el bolsillo estaba salvado, o no tanto. tenías dos opciones:
1ª que el cana no sea un maldito capitalista y se contente con el billete de 10 pesos o
2ª que el cana sea un maldito capitalista y no se vaya tranquilo con los 10 pesos
en caso de que sucediera la segunda opción luego de que uno esgrimiera el de a diez, el desenlace del diálogo podía ser masomenos así:

-esa no es tu cara chango, no se te parece...
-como no mi capitán, mírelo de cerca no ve que tengo el mismo perfil?
-ya, ya, pendejito, no te me hagas al boludo y mostrame tu carnet de verdad
-sí, mi mayor

entonces uno tenía otras dos opciones:
1ª que uno sea un maldito capitalista y ande a los 17 años con más de diez pesos en el bolsillo un día cualquiera o
2ª que uno no sea un maldito capitalista y vaya en cana por pobre amante de la revolución y el cambio social, o porque no tenía la gana de coimear al cana con más de diez mangos, lo cual en todo país que se respete es un abuso de autoridad.
si sucedía la primera opción y uno sacaba un veinte que tenía escondido en la media, el diálogo con la ley se tornaba un poco más ameno:

-ese como que se parece un poco más, pero igual dame tu otro carnet porque me parece que es falso, tu cara es de veinte años, no de diez, así que mejor lo incautamos, junto con las coras esas que andan haciendo humiar por ahí.
-como pues mi general, ya me está dejando demasiado pelado, llévese la plata pa comprarse un refresco de pelón o pa ponerle gasolina al auto, pero lo otro me lo quedaré nomás...
-ya chango, traé el enguille, no te hagas al putas y media vuelta carrera maaar hasta que no te vea, hacete pepa.
-jacho puto de mierda
-qué estás murmurando llokalla de mierda?
-nada mi mariscal, que me voy de lo más contento.
-me parece bien, ahora hacete bola.

y uno se queda sin faso ni plata, pero seguro es preferible a caer en cana por una boludez así.
el regateo con los jachos puede ser bastante jodido; sin embargo existen algunos privilegiados con el don de la oratoria y en dos segundos lo convencen al cana de que no sólo los deje ir tranquilos y sin quitarles nada, sino que les prenden la pipa pa pegarle una billita antes de irse y como el de verde se ha portado bien, puede ser que se le invite una billa pal camino también y para que después no ande por ahí estirando el largo brazo.
estos maestros en el arte del convencimiento, por esas coincidencias de la vida, generalmente son hijos o sobrinos de algún otro policía de mayor rango, o conocen alguno de por ahí y lo sacan a colación ante la primera oportunidad.
la policía, unos más, otros menos corruptos al parecer son la mismamierda en todos lados.
mientras la policía andaba más atenta a las peripecias de la juventud, la paranoia en los pequeños distribuidores al parecer se incrementaba, esto significa que cada vez era más difícil conseguir faso y mucho más fumarlo en la vía pública, entonces uno tenía que buscárselas como podía. pero si se tenía un amigo como el chewe no era tan dramática la situación. aunque también estaban los tiempos de sequía natural, o masomenos natural, porque como todo gil sabe, en el hermoso país de nunca jamás, si los que manejan la cosa grande no pagan sus aranceles a tiempo a la FELCN van cayendo de apoco, y en las noticias aparecen los titulares:

DURO GOLPE AL NARCOTRÁFICO EN LA CAPITAL DE LA SONRISA
según informes oficiales, el jefe de la seccional departamental de la fuerza especial de lucha contra el narcotráfico, teniente carlos bodeler, dió a conocer a este medio, y de manera exclusiva, la incautación de 50 kilogramos de cannabis sativa (marihuana) y alrededor de 6 kilogramos de clorhidrato de cocaína de máxima pureza; la posterior incineración en inmediaciones del basurero municipal confirma que las fuerzas de la ley y el orden cumplen su función para con toda la población tarijeña, cuya juventud se ve malograda por los estragos que la droga causa en sus cuerpos y mentes. el diario "sólo la verdad y nada más que la verdad" conversó con el teniente mientras se realizaba el segundo conteo y quema de la maldita escoria que pudre la mente de nuestros niños; y mientras el humo (de dos bolsas llenas de marihuana y un paquete de cocaína) se elevaba por el hermoso cielo chapaco, que esa tarde estaba más radiante que nunca con los pajaritos y las bellas nubes que se perdían hacia el noreste fuimos testigos de un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad.

y que puede hacer uno ante tanta paranoia y avivamiento de los canas que cualquier humo que olfateaban y que sus adiestradas narices determinaban no era ni de pucho ni de incienso para la challa, ahí nomás se las buscaban para manotear unos pesares y salir rajando para comprar un ka´j de peso en cualquier tugurio y seguir su rutina. uno también se las tenía que buscar en los lugares que no hay tanta ley sabueso. entonces la iglesia de la loma, la plaza uriondo, el mirador de san juan, las canchas de la garcía agreda, la pasarela del mercado campesino, etc. se convirtieron en lugares menos frecuentados y se tenía que buscar otro lugar si uno quería una billita para andar tranquilo por el centro. y sí que habían lugares, pero al poco tiempo se hacían banderas y ya todos sabían. como el videoclub donde te alquilaban una película por tres pesos, y si pagabas 5 pesos te daban la película y una especie de cuartito cerrado con un par de sillas, un televisor y un vhs, el lugar tenía creo tres cuartitos, donde uno era libre de mirar una buena película de karate o una porno y fumar a sus anchas sin que nadie moleste, terminada la película uno salía otra vez a continuar el día. pero también cayó este lugar, al parecer muchos ya compartían el secreto y cuando uno entraba a cualquier cuartito el olor te recibía de buena gana, ya todos se la conocían. todavía existe el videoclub, pero ya no alquilan cuartitos. tenían una buena colección de películas de karate.

aquí termina mi conversación con este amable muchacho que sigue perdido, pero intentado salir de este malicioso submundo. pero no vayas a creer, oh querido lector, que todo en la vida de estos pobres jóvenes inadaptados era droga droga y más droga; no, claro que no, ellos estudiaban, y sí que estudiaban, sacaban buenas calificaciones, y eran abanderados de sus respectivos grados, muchos dejaron este asqueroso flagelo y ahora se flagelan con un trabajo y con deudas, y con esposas y con los primeros hijos y de vez en cuando se tientan por volver a las andadas, pero ya están grandecitos como para seguir en la misma postura irresponsable que le huye a la realidad.
oh querida juventud del nuevo siglo, has sufrido y mucho, has sufrido con todas las drogas, unos más otros menos, algunos salieron de esa vida que seguro los llevaría al infierno y encontraron su camino en el señor, otros lastimosamente sucumbieron a los peligros de la marihuana, primero dicen un poco al día no me hace daño, luego más y más, luego otras drogas más fuertes y su cuerpo se consume por dentro y mueren jóvenes, roídas sus entrañas y flacos sus corazones. la tristeza en sus ojos, oh, cuánta tristeza en sus pálidos ojos, y en la boca una sonrisa que no se entiende.

Diario de un escribidor (65)



Alejandro Kozarts

Cine, cine, cine… en estos días de caos, exámenes y escasas lecturas, me he refugiado en Buñuel, Kurosawa y Antonioni. Ran y La Notte están muy bien, pero ha sido con “Los Olvidados” que he recibido el cross a la mandíbula.

Lo que voy a decir me va a hacer quedar como un estúpido, pero ahí va: en tiempos de stress y mal humor perruno, salgo a comprar libros porque me levanta el ánimo. Ya me llegaron los cuentos completos de Curson McCullers y de Flannery O’connor y compré un par de novelas salteñas en los usados y dos cortas de César Aira (la verdad que no me sé ni los título, pero vi "Aira" y dije las llevo) y hoy no tenía más plata encima, pero mañana voy a buscar una antología de cuentistas del litoral que me ofrecen a $8 en los usados. Si los exámenes se prolongan una semana más me voy a la bancarrota.


Ayer, pelea con una pasajera. Una víctima de mi mal humor. Quizá en un día normal puedo soportar algo así, pero realmente estoy podrido que vengan de Buenos Aires con esa actitud a lo Cristobal Colón. Esta chica (estudiante de abogacía de la UBA) se había sorprendido porque pensaba que acá no había televisión, después me “tradujo” el conflicto campo-gobierno y los carteles contra TN de Néstor Kirchner. Es increíble, pero todavía hay gente que llega a Salta pensando que vivimos en chozas. Es verdad que esto es un feudo, que casi toda la población es más católica que el papa; es verdad que tuvimos un gobernador narcotraficante (aunque los porteños son los menos indicados para horrorizarse por eso)... pero no estamos en el siglo 16 (en realidad creo que ya llegamos al 19, al menos en la Capital).

De escribir ni hablar.

Vuelven los concursos literarios provinciales

NOTA QUE ACABO DE VER EN EL SITIO SALTAALDIA.COM.AR

El secretario de Cultura, Gregorio Caro Figueroa anuncio durante el homenaje del Día del Escritor que vuelven los concursos literarios provinciales de estímulo a la creación artística.

Adelantó que este año se convocarán los concursos bianuales de poesía y novela, y que el próximo año será dedicado al cuento, al ensayo y al cuento para niños.
“La importancia de estos concursos está asentada en las siguientes premisas: la jerarquización con presencia de personalidades nacionales en los jurados; los concursos bianuales para permitir un mayor tiempo de producción que favorezca la calidad de las obras; el proceso de regionalización de algunos géneros literarios entre las provincias del noroeste argentino y, por último, el mejoramiento de la promoción de los autores y circulación de las obras ganadoras en el contexto de la regionalización cultural”.

Además, se convocará al concurso anual de autores sin publicación anterior, y al concurso bianual de obras de teatro, cuyo premio incluirá aportes para la puesta en escena de la obra ganadora.

Esta es una convocatoria novedosa, al igual que el concurso de coplas, dijo.
Otra novedad será el concurso regional de géneros literarios alternados con las provincias del noroeste, en poesía, cuento, novela y ensayo, aunque todavía se encuentra en proceso el acuerdo con las demás provincias del noroeste, explicó.
El funcionario agregó que las nuevas modalidades de los concursos prevén una mejora en las retribuciones de los premios; y que el mismo criterio se aplicó a las manifestaciones de canto, danza, producción audiovisual y artes visuales.

Se impulsará la edición de libros

Caro Figueroa también se refirió a las estrategias en las que está trabajando la Secretaría de Cultura de la Provincia para la promoción de la literatura salteña, y señaló que se ha decidido que el ámbito natural del libro tiene que ser la Coordinación de Bibliotecas y Archivo. “Nosotros queremos darle un impulso a la edición de libro de autor local y también a la reedición de libros. Queremos dar pautas objetivas, hacer selecciones rigurosas, donde imperen la objetividad e igualdad de oportunidades, un trabajo que se va hacer desde este organismo. La idea es que haya una continuidad de la presencia de Salta en la Feria del Libro de Buenos Aires. También estuvimos reunidos con el Delegado de la Provincia de Salta ante el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y él tiene un interés institucional y personal muy fuerte para que el próximo año mejoremos la participación de la Secretaría de Cultura en los fondos de la Provincia que tiene el CFI para promover estos concursos y otros”.

En el mismo sentido, llamó a “pensar en conjunto los mejores modos para que no solamente el libro de autor salteño se edite, sino también para que este libro tenga una circulación adecuada. El mercado de nuestra provincia es un mercado reducido y lo que queremos es poner la preocupación no solamente en la edición del libro, sino también en su distribución, en la circulación del libro en un mercado más amplio”.
Sobre este aspecto, el Secretario comentó que la Feria del Libro de Buenos Aires “tiene que servir para tomar contacto con los libreros y distribuidores y ampliar los contactos en los circuitos de circulación del libro”. Habló además de la posible participación de la provincia en la Feria del Libro de Santiago del Estero en el mes de julio, y la idea de abrir una feria del libro permanente en Salta.

lunes, 23 de junio de 2008


Me siento algo incomodo al tener un libro de seiscientas páginas en "Compactos Anagrama"
y los Cornejo siguen engordando el ganado...

martes, 17 de junio de 2008

Diario de un escribidor (64)



Alejandro Kozarts

Lecturas desordenadas: “La conjura de los necios” (desde Adán Buenos Aires que no me reía tanto con un libro), pero avanzando lento, muy lento, porque se avecinan parciales. Esto me pone de un humor terrible, casi insoportable. También estoy leyendo uno de los libros de las supuestas clases de guiones de García Márquez. Uno de esos libros “Me alquilo para soñar”, tiene algunas cosas interesantes, pero el segundo “la bendita manía de contar”, la verdad que es una chantada: los cubanos organizaron un taller de guión, que dictó Gabo y grabaron todo. El problema es que hablan más los talleristas que Gabo.

No estoy escribiendo nada de nada en estos días. Hay algunas ideas que aparecen un momento, pero desaparecen cuando tienen que enfrentarse con el papel y de fondo los parciales, esos fucking parciales.

El diario de Angel Rama lo leí el año pasado y con gran placer. Del que no sé nada de nada es de Mario Levrero (para ser sincero recién lo escucho nombrar). Lo voy a buscar, gracias por la recomendación y por lo demás, Estrella. Sí he leído algunos párrafos del diario de la Katherine Mansfield (vienen como un bonus track del libro de cuentos completos) y me han golpeado mucho, por la gran lucidez de esta mujer para evaluarse, envuelta en una obsesión tremenda por escribir (la verdad que me he avergonzado mucho leyendo ese diario, porque la apuesta de Mansfield con la literatura es a todo o nada, como debe ser). Y en medio de todo esto su enfermedad, la conciencia de que el tiempo se evapora y no va a poder escribir todo lo que le hubiera gustado (muere a los 34 de tuberculosis).

Conseguí
al menos por estas dos semanas que me publiquen reseñas de libros y de películas en el semanario. Empecé con el libro de Caro Figueroa, que tiene mucho de autobiografía y hay una melaconlía en algunas páginas que me ha gustado y esta semana me las agarré con el libro de cuentos de Edmundo del Cerro, que ganó un segundo premio provincial. He pegado duro ahí, pero he intentando hacer esa reseña con el mayor respeto posible que se merecen los que lo intentan (no he utilizado la frase “collage de materia fecal” ni “invitación al vómito” -playback girondo) que en otros tiempos podría haber utilizado. De todos modos sé que no hay vuelta atrás: he iniciado una guerra, vamos a ver qué contestan. En cuanto a las pelis, aproveché para recomendar “Bad Taste”, la opera prima de Peter Jackson (del 81, creo). Es increíble que ese tipo después hiciera el señor de los anillos y King Kong. Voy a buscar en el emule su segunda película, que se titula “tu mamá se comió a mi perro”.

Novedades en los blogs: La estimada Monona se mete con una familia campestre en: http://psicologabaratayzapatosdecharol.blogspot.com/

Estrella (http://www.muymuytantan.blogspot.com/) reflexiona sobre el difícil y poco practicado arte de la conversación.

Rafael Gutiérrez, fanático del comic, escritor y profesor de literatura tiene su blog: http://letrasyartesdecombate.blogspot.com/

Y Mario Favole nos mandó un mail explicando cómo subir los fucking videos, así que lo vamos a chivear por un buen tiempo: (http://www.elconjuro.blogspot.com/)

Ah, partidos de Fútbol con los amigos que empiezan a llegar de otras provincias. Café con Rodrigo España, también café con el poeta Luís Ferrario. Con un poema de su autoría, robado vilmente de su blog, cierro esta entrada:

EL ENOJO DE LOS POETAS


Ciertos poetas se cuestionan

sobre carteles de preeminencia

y son capaces de armar lío

si no se los honra lo suficiente,

parece que la poesía estuviera

a su servicio y no al revés

como si el hecho de escribir versos

fuera una llave hacia la gloria.

Pero hay que entender que la poesía

no es una empleada ni una sierva

sino una diosa oscura y tiránica

que nada tiene que ver con nadie.

En su tablero somos piezas

de un ajedrez entre la vida y la muerte.

domingo, 15 de junio de 2008

Fuera C...


Si esto no cambia vamos a tener que ir a golpear las puertas a... Bilardo

Basura Blanca














People of the Argentine you easy eat you´re meet your everyday, you´re looking so fine,don´t you know what´s happening to, you´re going down all the timecause you bite the hand that feeds youspit in the face of those who needs you.
Luca Prodan

sábado, 14 de junio de 2008

jueves, 12 de junio de 2008

Efecto Campo


Si no arreglan éste quilombo urgente creo que me voy a tener que calzar los cortos... de nuevo

miércoles, 11 de junio de 2008

martes, 10 de junio de 2008

Diario de un escribidor (63)



“tu diario es cada vez más intímo y tu intimidad, entre fiebre y delirios literarios inexistentes, cada vez más aburrida...”

Anónimo.


Alejandro Kozarts


Intentar refutar lo de una intimidad aburrida la verdad me resulta imposible, a este anónimo que debe ser detective de homicidios o que trabaja de especialista en vaya a saber qué películas, en fin, que debe tener una vida a lo Indiana Jones; porque el resto de los mortales como mucho lo mejor que nos puede pasar en un día es encontrarnos con algún amigo/a y tomamos cervezas o cafés o vinos, muchos vinos y fumamos (tabaco, marihuana, etc, aunque yo hace ya casi 4 meses que no fumo) y hablamos, siempre hablamos, (y no siempre de literatura, desde luego) y nos reímos, eso sí, de algo siempre nos estamos riendo.
Por el semanario hay otras anécdotas, que involucran funcionarios, amigos, que no pueden ser contadas (o que contaré en clave más adelante). Como es un diario al que cualquiera puede tener acceso, la chismografía (que puede ser una característica del género autobiográfico) se ve reducida, justamente para no perjudicar a ciertas personas, con lo que yo escribo acá. En el hotel también me han pasado muchas cosas ( lo peor fue un robo hace un año y pico: un tipo me puso un cuchillo en la garganta, me ató, me desaté, peleamos, lo mordí, etc… intenté escribir un cuento con esto, pero la verdad que todavía no me sale. ( ah, y las hermanitas Carón me hicieron después un traje de superhéroe muy divertido pero espero que esas fotos no se conozcan nunca, porque me parezco a Robin).
Hay varias más, que algún día me sentaré a registrar, todas juntas, en este diario. Pero en general la vida es monótona, en la que sí hay enormes emociones, como toparse con un cuento de Bolaño, de Villoro, de Rodrigo Rey Rosa, etc. y además otras lecturas de los blogs, que leo con gran placer (la mayoría ya sabe qué páginas visito todos los días, aunque rara vez se me ocurra dejar algún mensaje). Ah y las películas, por supuesto (dicho sea de paso he visto “Ensayo de un crimen”, de Buñuel: un peliculón y también Café y Cigarrillos y he sentido esas ganas espantosas, que cada tanto de vuelven, de prender un fucking pucho).

La vida en general es así, con muchas horas de trabajo y universidad y pocas para ver a la novia, a los amigos, y en el medio escribir y escribir y escribir, que es por lo que intento quemar las naves.

Si hasta el momento no he publicado en este blog ni en ningún otro lado esos textos es porque tengo sentido de la vergüenza. Los cuentos no están a la altura, eso es todo. He leído varios que han ganado o han sacado segundos premios en el concurso provincial (por ejemplo, el señor cabot) y la verdad que a mí se me caería la cara de vergüenza de publicar ese collage de materia fecal. Uno escribe mal la mayor parte del tiempo, eso es hasta inevitable, pero hay que tener un poco de decencia y no sacarlo al ruedo… Truman Capote traza una diferencia entre escribir y escribir bien, entre escribir bien y hacerlo de manera excelente, entre ser excelente y ser genial. Difícilmente yo llegue algún día a los dos últimos escalones, pero si no alcanzo al menos el de escribir bien, si no logro al menos escribir un cuento que a mí me gustaría leer, pues no tiene sentido que esos textos dejen los cuadernos en donde están bien guardaditos. Debo haber escrito unos 20 cuentos (no todos están terminados) y de ahí unos 15, debo aceptarlo, son pura mierda (aunque no tan malos como los del señor Cabot) y hay otros 5 o 6 que estoy intentando pulir para que estén presentables.
La lucha es bastante aburrida vista desde afuera, por supuesto que sí, usted va a ver a un tipo sentado frente a una computadora o una máquina olivetti y lo más divertido que puede pasar es que el tipo empiece a darle a las teclas (pero la mayor parte del tiempo el tipo va a estar mirando la hoja en blanco… y no hay nada menos cinematográfico que un escritor haciendo lo que debe hacer… sí puede servir para el cine una vida bohemia, pero filmar a un escritor en el momento de la batalla es aburridísimo).


Hay otro punto –ahora que lo pienso mejor- y es que la mayoría de mis amigos escriben y para colmo lo hacen muy pero muy bien. No voy a entrar a dar nombres ahora pero la verdad que en estos tiempos he leído textos impresionantes (algunos manuscritos inéditos, otros textos en los blogs y en este mismo blog).


Aún así, el lector soy yo, quiero decir: el cuento me tiene que satisfacer a mí y después saldrá a dar pelea solo, bien solito, dentro de esta pequeña secta, que es la literatura salteña, tan falta de vergüenza, tan llena de mierda.

sábado, 7 de junio de 2008

Un hijo de puta menos



Falleció Bernardo Neustadt.
Ahora sólo faltas tú, Marianitus.

Me voy corriendo a ver...

Los vino suelto
se respetan
(Escrito en el monoblock G de mi barrio)

jueves, 5 de junio de 2008

El resto se lo llevan ustedes


Digamos, el gordo, si me preguntan, les digo que no sirve para la vida occidental, o la forma de vivir que tenemos desde la revolución industrial en adelante. Hoy lo llame, hoy es miércoles, y el sorete me atendió dormido, con una voz que no dejaba escapar todavía a la caravana de la noche anterior. Eran las dos de la tarde. “Hijo de puta, a vos nomás se te ocurre llamarme, ¿qué hora es?”…Es lo que todos nunca quisimos dejar de ser.
No recuerdo bien el momento en que dije: “está noche paso”. Seguro que no fue delante del gordo. El muy forro me hubiera roto tanto las bolas para que me deje de boludear hasta hacerme sentir una mierda falluta.
El gordo no fue nunca mi vecino, ni lo será (eso sería mi ruina, como tener un dealer en el departamento del frente de mi mismo piso, encima amigo y que si llegara el caso de cobrarme me lo haría al costo, o con algún canje beneficioso para mí). Lo conocí en su ámbito, y en el que luego sería el mío, digamos el me introdujo en esto. Toqué la puerta y pregunté por él, Julito sonrío y me lo señalo. Estaba algo oscuro, pero el tipo brillaba como se dice “con luz propia”. Ordeno todo, dio la señal y empezó a sonar. Me miró y me puso su mano grande en mi hombro derecho “pendejo, anda al kiosco del frente y trae dos cervezas”, ordenó. De una que nunca dude de su orden. Esa noche, porque era noche (el gordo es como los redondos: “solo y de noche”), me convertí en su productor. Bueno, una manera de decir al tipo que iba a buscar siempre la cerveza, el fernet, la coca o el faso. De una también que nunca me dio un mango para pagar.
Yo era tímido, solo escuchaba y trataba de aprender algo que según él no debía aprender , “pendejo sale solo, esto es rock”. Nunca había nada armado, ni la lista de temas, ni las notas a leer, ni las casetillas de prensa, ni las entrevistas. Y la música estaba delante de cualquier auspiciante. El gordo tenía la agenda más rica del rock (desde el número de Botafogo hasta el de Tomás Lipán, sin desmerecer el número del cantante de Karioma). Y el hijo de puta llamaba sin aviso previo, cero producción, me daba el número y yo debía marcar y pasarle la llamada al aire. Por ahí atendía, paso una sola vez, quien debía atender, pero por lo general era un recorrido de llamadas hasta encontrarlo, y cuando dábamos siempre la conversación comenzaba con una puteada. Al gordo todos lo putean. Es la forma de demostrarle cariño. Y de recordarle lo que paso la última vez que lo vieron.
Una de esas llamadas fue al Duende. Digamos, el Duende estaba y no estaba en el rock: era un dealer. Y yo mande la llamada al aire, si alguna vez en otras radios esto paso no sé, sí sé que fue para mí la única vez que alguien ordeno al aire un cincuenta, regateo precio y arreglo para que se lo llevaran. Todos piensan hasta hoy que fue todo armado. Armado fue lo que hicimos cuando llegó el pedido. Arregló la compra con unas copias de discos del gusto del delivery. Ah, el gordo desde siempre lo arregla todo así: con discos.
Es al pedo decir que el gordo no tiene horario. Y que todavía vive con su madre. Que por cierto es como la madre del rock de todos. La vieja nunca se quejó del quilombo que armábamos cuando estábamos en la habitación de Toño, tal cual su sobrenombre de entrecasa. Y eso era la señal de iniciación. Sí él te invita a su casa es porque realmente sos un rocker, porque su habitación es el santuario al rock. Cuando entre por primera vez pensé que no quería salir de allí, pese al olor a patas y bolas que pesadamente debía sostener por debajo de mi inhalación. Desde Robert Johnson hasta el vinilo de Oktubre, o alguno de Pescado o Mercado Indio de los Violeta. Como todo melómano, al gordo le gusta escuchar los discos en el formato para el que fueron grabados. Me lo demostró con uno de Los Stones, la guitarra de Keith Richards tiene ese ronroneo agrio, mezcla de pucho y transpiración que la remasterización digital cual desodorante de ambiente se encargo de ocultar.
Una vez le pregunte, ya las drogas nos habían mantenido despierto tres días, o sea, era un lunes y estábamos sentados en el mercado esperando nuestro picante de pollo que habíamos ordenado, que iba a pasar con todos eso discos si se moría. Me miró, sin asombrarse por la pelotuda pregunta que le había hecho, y dijo: una vez XXX me ofreció veinticinco mil pesos por mí discoteca… dijo con una mirada de lástima a tanta estupidez suelta por ahí, bueno, me enterraran con algunos y el resto se lo llevan ustedes.
El resto se lo llevan ustedes…

La oligarquía salteña se divierte



ADVERTENCIA AL LECTOR: EL SIGUIENTE TEXTO PUEDE CAUSAR TRASTORNOS PSICOLÓGICOS DE POR VIDA.
SON FRAGMENTOS DE LA CRÓNICA DE LA FIESTA, QUE EN 1894, LA OLIGARQUÍA SALTEÑA TUVO EN EL CLUB 20 DE FEBRERO. ESTÁ ESCRITA, COMO VERÁN, POR UN INTEGRANTE DE ESA MISMA OLIGARQUÍA.


Como es costumbre de muchos años atrás, abrió sus lujosos salones el día que señala su nombre, y la fiesta celebrada con ese motivo, ha sido, según la opinión autorizada de las personas que a ella asistieron, de una magnificencia extraordinaria.

El inmenso local era esta vez escaso para contener a las familias de los socios o a lo que vale decir, la totalidad de la alta sociedad salteña...

...pocas veces, tenemos que reconocerlo, el Club ha ofrecido un aspecto más hermoso, y hacía considerar aún más grandioso, esa unión de la comodidad con el buen gusto, produciendo maravillosos efectos que encantan los sentidos y proporcionan ese bienestar extraño, sinónimo del olvido de todo lo que no sea el lugar y el hecho que se presencia.

Otro tanto podeos significar de la comisión encargada del buffet: el servicio nada ha dejado que desear, y en la seis horas más o menos que permaneció abierto el salón de refrescos, todos han podido comprobarlo y hacer elogios que dicen mucho ...

...Un poco antes de las 11, estando ya casi llenas las salas, la orquesta comenzó la ejecución de nuestro hermoso Himno Nacional, que fue oído con esa emoción sigular que siempre han producido en los argentinos sus sublimes notas, sea cualquiera el terreno y la situación de espíritu en que se encuentran. Y esta vez mucho más solemne debió parecernos: era escuchado de pie por un conjunto de respetables damas y hermosas niñas que hacían evocar la imagen de la Patria, grande y esplendorosa, como allá en los comienzos de nuestra historia ..."


FUENTE: Texto recopilado por Armando Caro Figueroa, en su libro CRONICAS DE UN VERANO SALTEÑO Y OTROS RELATOS.

lunes, 2 de junio de 2008

Últimas palabras

Alejandro Kozarts

Disculpen que improvise a estas horas, es que acabo de ver la revista del domingo que viene con El Tribuno; hay una nota sobre “historias de amor en tiempo de la revolución”, o algo así. Además de dar cuenta de la fuerte endogamia en nuestra puta oligarquía (lo cual explica por qué sus descendientes salieron tan estúpidos), me topo con este fragmento:

“Momentos antes de expirar, se le escuchó decir a Martín Miguel de Güemes: “Mi Carmen (la esposa) me seguirá pronto, porque de mi vida ha vivido”. Rodeado de un monte impenetrable, en la Quebrada de la Horqueta, y de sus fieles infernales, el héroe manifestaba con sus últimas palabras, cuánto amaba a su mujer y cuánto fue amado…”

La frase de Güemes (“Mi Carmen me seguirá pronto, porque de mi vida ha vivido”) es espantosa para ser dicha en cualquier momento, pero su imbecilidad se potencia al ser sus últimas palabras.

Existe, desde luego, la gran posibilidad de que esas no hayan sido, en realidad, las últimas palabras de Güemes, sino que, por lo contrario, conforman el invento trasnochado de algún pseudo-historiador, invención que no tiene el objetivo de calumniar al barbudo –aunque lo hace- sino de borrar la hipótesis más fuerte sobre su muerte: que a Güemes lo matan por pata i lana. O sea: lo mató un marido celoso, que lo encontró con las manos en la… Otra hipótesis es que no fue un marido, sino integrantes del ejército realista, los que lo encontraron justo cuando Güemes iba o venía (para nosotros el detalle no es tan importante, para Güemes probablemente sí) de ver a una de sus amantes y ahí sucede lo del tiro en el culo. En esto sí todas las versiones concuerdan: la bala que impacta en el héroe gaucho lo hace en una de sus nalgas (no recuerdo bien cual), la herida se infecta y muere tras varios días de agonía. Una muerte de mierda, si bien se ve, sobre todo porque no creo que haya una forma menos heroica de morir que de una bala en el tuje.

En la nota, el historiador Miguel Ángel Cáceres (en realidad de historiador Cáceres tiene poco y nada, es más bien un recopilador de anécdotas, algo así como el Jorge Rial del siglo XIX) asegura que fue la misma oligarquía salteña la organizadora de la emboscada y que una vez enterada de la fatal herida que había sufrido el luchador, Margarita del Carmen Puch (la esposa) decide dejarse morir. “Cuando “la mujer más bella de su tiempo” se enteró, en Horcones, de la suerte corrida por su amado, solo atinó a decir “Dios Mío ¿tú lo has llamado a él a tu seno? Pues a mí también me llamas… adiós miserable vida, tan llena de dolores aunque tan corta, yo no podría vivir sin mi Martín…”, escribe Cáceres, que sólo en esos fragmentos demuestra que como historiador, es un magnífico guionista para novelas vespertinas.

domingo, 1 de junio de 2008

Diario de un escribidor (día 62)



Alejandro Kozarts

Tengo un cuento atragantado. Va saliendo de a ratos, se va, vuelve con ganas de volcarse a la hoja pero ya. Lo he empezado a escribir –algo extraño- en la parte de atrás de un libro que estaba leyendo. O sea: dentro de ese libro de cuentos está el final de mí cuento (fue lo primero que escribí). Más o menos ya tengo el comienzo, y la idea para el esqueleto del medio: ahora queda lo más difícil: darle vida.

De la fiebre salí bien, dentro de todo bien, aunque tuve un par de días en cama, tirado, leyendo poco. Lo malo es que la fiebre también va y viene y por momentos parece que me agarra de nuevo.

Ahora sí se acabó lo del semanario. El último viernes, casi enfermo en la redacción, no escribí nada, nadie había escrito nada y en la computadora nos faltaban como 5 páginas; a manera de broma las íbamos a dejar en blanco, con un pequeño aviso al medio diciendo: “Acá tenía que ir una nota de X pero el muy pajero no escribió”. Después, como por arte de magia (algo que siempre sucede) todo se acomodó. Tengo que negociar con el nuevo jefe de redacción para sostener la página cultural, algo que no sé muy bien si voy a poder hacer. Le voy a proponer una columna (que, creo, todo diario serio debe tener en estos tiempos: “Películas para piratear con el emule” y ahí recomendar lo más bizarro, lo que nunca llega las grandas salas ni a las de cine arte.

Mañana día complicado. A la mañana café con Matías Salom y una amiga que estudia cine en Tucumán, quien se va a llevar las cintas de Cinema Infernal para editarlo allá y además nos va a mostrar unos guiones para filmar un corto en julio. A las 2 de la tarde, práctico de Latín y a las 6 (y hasta las 22 hs.) análisis de oraciones en Lengua. A las 23, hotel. I’m fuck.

Tengo que intentar sentarme a pensar un proyecto a largo plazo en cuanto a escritura. Un cuento se escribe en unos días, después se deja al texto descansar (una semana creo que recomendaba Quiroga en su decálogo) y se corrige y así. Pero, hasta que surge la idea de un nuevo cuento, no hago nada (como mucho algunos ejercicios de diálogos o este diario –que no tiene el más mínimo rigor estilístico). Quiero decir: el que escribe una novela, sabe que se va a sentar a batallar con la hoja en blanco todos los días por un buen tiempo. Pero el que escribe cuentos puede estar días, semanas, meses sin escribir nada. Y esa situación, la de no escribir nada de nada, es la que me molesta (creo que fue uno de los motivos que impulsó la creación de este diario, pero las entradas también se están haciendo cada vez más esporádicas).

Otro problema: creo que me estoy bolañizando. Quizá no sea un problema.

REPERCUTEN


EL SUPLEMENTO LITERARIO DEL DIARIO LA GACETA DE TUCUMAN HA SACADO UNA CRÍTICA A LA ANTOLOGÍA DE POETAS DEL NORTE, QUE TIENE COMO ANTÓLOGO A SANTIAGO SILVESTER (es el de la foto de acá arriba, sí, en serio; no la sacamos de una publicidad de tránsito lento).


TITULO: Buena antología lograda por un gran poeta


BAJADA: Una recopilación que sale airosa del desafío de seleccionar obras de autores sin larga trayectoria.


Por Willy G. Bouillon.


Mejor si las antologías de poesía las hacen los poetas. Y mejor aún si el poeta-antologista es autor de una obra lírica respetable, que avala más su selección. Es curiosa la etimología de la palabra. En griego, antólogo significa algo así como selección de las flores. Cambiemos, libremente, por elección entre lo mejor. No es fácil: se necesita buen gusto, conocimiento, imparcialidad. Intuición, también, cuando el material seleccionado no es de quienes poseen una larga trayectoria en la escritura, como en este caso.Santiago Sylvester, uno de nuestros grandes poetas, autor de una extensa y ampliamente premiada obra, que incluye títulos como Café Bretaña (1994), Número impar (1996) y El punto más lejano (1999), nos ofrece con esta recopilación la continuación de otra anterior, Poesía del Noroeste Argentino, siglo XX, también publicada por el Fondo Nacional de las Artes, en 2003. En ambos casos, la región comprendida abarca las provincias de Catamarca, Salta, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero.La Rioja también figuró en la primera antología, porque aún estaba integrada al Noroeste; después declaró su pertenencia a la zona denominada Nuevo Cuyo.La diferencia esencial entre ambos libros surge claramente de una circunstancia etaria: los escritores que integraron el primero -los “fundacionales”, podríamos llamarlos- dan testimonio de un estilo y de fuentes de inspiración que no son ya los de la actual antología, formada por poetas menores a los 40 años, y algunos mucho más jóvenes. El modo y los temas de la estética lírica cambian con el tiempo. La pintura y la escultura son eternas. En música, podría renacer un día el gusto por Chauson (hace un tiempo, ocurrió con Vivaldi), pero, en poesía, al menos creativamente, no se vuelve a Espronceda.Entre los 30 poetas que fueron seleccionados para la antología, los hay con libro publicado o no. O sea que el criterio del seleccionador ha ido más allá de aquella formalidad. Resulta acertada la decisión ya que, como se sabe, no sólo es poesía lo que está entre dos tapas. Pero también el lector es un seleccionador. Y entonces, contemos o no con la aprobación de nuestro amigo Sylvester, hacemos una “antología de la antología”, con Geraldine Palavecino, Fabián Soberón, Carlos Juárez Aldazábal, Eduardo Carlos Robino, Sylvina Bach y Javier Foguet.

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