viernes, 28 de septiembre de 2007

Alta en el cielo se te ve la tanga...


Ay, Roberto, si te digo que por ir con pantalones cortos en mi colegio la preceptora me volvía a casa y me enchufaba cinco amonestaciones por atrevido. Hubiera querido que la ahora jubilada me diga algo de ésto.

jueves, 27 de septiembre de 2007

El Kremlin contraataca


Pancho:
La verdad es que ni pensaba contestarte, me dijeron (yo nunca tuve la experiencia extrema de leer tu block) que escribiste una crítica al taller de lectura que organizamos en el PC. Antes que nada quiero decirte que ese taller no tenía como fin (como vos) revolucionar la literatura salteña. La idea era más bien armar algo para compartir, con la gente del barrio, y no sólo con los culturosos como vos que-se-la-saben-todas, la lectura de Arlt, de Neruda... Sé que hay gente de la literatura que no bancás (mis viejos, por ejemplo), pero para, tu pesar, esa gente escribe, y bien. Lo que anquilosa la literatura de Salta no son ellos sino las actitudes como la tuya, que pretenden cambiar las cosas (al menos eso es lo que te cansás de repetir ¿no?) y en vez de apoyar a los que escriben, hacés una apología de lo marginal. Y no me refiero a lo marginal en serio, que es lo que realmente transforma a una sociedad, a la literatura; me refiero esa pose marginal que vos tenés y festejás de otros. Emborracharte en el madrid no te hace un buen poeta. Sí, si, tenés razón, los poetas malditos franceses muchísimas veces no se podían parar del pedo que tenían, pero la diferencia era que ellos eran buenos poetas.
Pancho, si querés realmente cambiar las cosas (digo realmente porque las sociedades como la de Salta le vienen bien a los pseudo suversivos como vos, ya que si la sociedad cambia se quedan sin saber qué hacer y dónde meter sus "poemitas críticos") ponete a escribir bien o sé un poquito más modesto... La verdad es que te escribo porque me artaste, nada más.

Vero Gutiérrez
IT´S EVOLUTION, BABY!!!!

CÓMO ALGUNA VEZ FUIMOS ESTO...

los Monos Bonobo hacen el sexo sin importarles ni el sexo ni la edad y tanto monta, monta tanto:
un joven a un adulto y viceversa, hembra con hembra, macho con macho o macho con hembra.
Esto rompe el mito del "sexo natural" y del sexo "contra natura" con el que nos han mareado toda la vida.
El sexo no es solo reproducción, tiene variadas aplicaciones, el placer por supuesto y también como demuestran
los bonobos una vía para aliviar tensiones y fomentar la cohesión social.


... Y CÓMO LLEGAMOS A ESTO?

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Strange Fruit (Abel Meeropol)

Arboles sureños sostienen un extraño fruto
Sangre en las hojas y sangre en la raiz
Negras nalgas que se balancean bajo la brisa sureña
Extraño fruto que cuelga de los alamos.

Escena pastoral del noble sur
Ojos desorbitados y boca desencajada
Dulce y fresco aroma de magnolia
Y luego el repentino olor a carne abrasandose.

Aqui hay un fruto para que lo arranquen los cuervos
Para que la lluvia lo empape, para que el viento lo aspire
Para que lo pudra el sol, para que el arbol lo suelte
Aqui hay una extraña y amarga cosecha.

viernes, 21 de septiembre de 2007

¡Primavera!


¿Y vos, Cardozo, qué número tenes en el Viñas del Mar?

jueves, 20 de septiembre de 2007

MOMENTOS EN LA VIDA DE CUSPI…

by Da Silva

haciendo su primera comunión, cumpliendo una promesa, al haber debutado sexualmente antes de los 30 años como apostaba con todos sus compañeros de secundario y familiares…

debutando en la primera de Boca … de Mendoza….

conociendo a su suegro… y su novia atrás mirándolo con gesto de reprobación a que Cuspi le haga sus chistes ácidos al jovie…

luchando por su vida , después que lo agarró el corralito…

cantando en la fiesta de casamiento de la hija de Mariano Grondona…!


GRANDE, CUSPI!
FELIZ CUMPLE, CUSPI…!

¡ Qué bonita vecindad!


Pancho Rodríguez


Chúpaselo, chúpatelo, chupémoselo.
Roberto Bolaño, primer manifiesto del movimiento infrarrealista.


- ¿Qué dice usted. Don Modesto de este muchachito?
- Que es poco serio, poco serio y engreído, Don Robustiano.
- La culpa es de los tatas de hoy: no les enseñan valores ni respetos por sus mayores. Cuando un mayor habla los mocosos callan. Donde se vio tanta insolencia de arrebato de contestar.
- En la mesa de los grandes los críos no comen. Allá lejos, en el patio.


Somos de esos que cuando ven que una vieja tropieza nos reímos. Somos de esos que todavía no se saben anudar la corbata, ni en que mano va el reloj, Roberto. Te cuento como afónico subí los monoblock de Puyrredon después de un recital en Juniors, repitiendo junto con la milanesa porque a mi generación no le importa tu opinión, porque a mi generación algo le pasa, porque a mi generación hoy se caga en tu opinión. Tenía razón Dárgelos, somos una D-Generación. Transpirado, merqueado, eufórico puté a mis viejos, les deseo la muerte a papá y a mamá y a todos los padres del mundo. Los hijos o respetamos o nos abortan. ¿Porque acoso es nuevo eso de la pastilla abortiva?. Es simple: te tomas dos y otras dos te la pones bien adentro de la concha. En seis horas se termino el problema. Y en diez años se termina con toda una generación.


- ¿Y ese otro, Da Silva?
- Miré, usted. Primero deberían leer más. Esperar a tener una base, pongámosle, un tercio de la biblioteca de Alejandría y después criticar. Son unos mocosos que todavía no largaron la teta y ya quieren culear.
- Hay gente que hizo mucho antes y no saben valorar. De seguro que ese Da Silva es el que le dibujó un pene con tinta indeleble al monumento de Don Juan Carlos Dávalos.
- O el que le hace una puntita roja al perro.


Sabes, Roberto, lo bueno de esto es que ahora me hablan. Se me acercan. Igual no les pido demasiado. No hay nada que cambiar ni revolucionar, solo queremos hacerle saber que se van a morir. Que nos vamos a cojer a sus hijas y que deformaremos todo, pero todo. Porque solo tenemos cromosomas 21 en nuestros espermas. Matt Groening, Alfredo Caseros, el Chavo del 8. ¿Vos me creerías si me ves con una remera de los Simpson?. Fui el único estúpido que en el cine llevaba una remera estampada. Mr. Burns era aplastado por una muchedumbre en su propia planta nuclear. Y su sirviente gay corría a auxiliarlo.
Compramos revistas de historietas. Cuando mi padre me negaba a darme los doscientos australes de mi escolaridad decía: “es para que te compres ropa, un guardapolvo, un corte de pelo y una corbata nueva para los actos. No es para esas porquerías que no te enseñan nada”. Lloraba. Lloró. Lloraré. Nippur, Dartagan y El Tony. De adolecentes Tía Newton y T.T.M. y mucha, mucha, pornografía, con preferencia por el sexo anal y lesbianismo.


- Apoyamos a lo que dicen. Pero deberían ser serios. La juventud, pelotudos que todavía no tienen: casa, auto, impuestos, amante, un barbijo y silencio, mucho, silencio.
- No tendríamos que saludarlos. Reprobarlos. Eso, reprobarlos. Que se arrastren por haber sido un mal polvo de hace veinticinco años. Hacerles pagar su vitalidad. Porque podrán subir corriendo calles arriba pero siempre se los puede hacer agachar hasta el punto del vientre propio.
- Don Modesto, se acuerda usted de eso que decíamos cuando hippies. Sí, eso, de no creer en nadie mayor de treinta.
- Éramos unos pendejos, Don Robustiano, éramos unos pendejos.


Entonces le tiraba una piedrita a la ventana de Daniel. Con las manos vacías le decía: te voy a contar un chiste.
La cocacola le regala una Ferrari y una mansión a Gabriela Sabatini. Una semana después, vienen los de la coca y le quitan todo.
Entonces Gabriela Sabatini pregunta porqué le quitaron todos sus premios.
Los de la cocacola le responden:
“Porque cocacola es así…”

20/09/78



Me despierto

y al apoyar

el pie derecho

repito tres veces:

que Talleres ascienda

que Talleres ascienda

que Talleres ascienda



Todos los años

reviso las afemérides



Que a nadie se le ocurra:

estrellar un avión

hacer una revolución

o un golpe de Estado

un día como hoy.


(Prometo que cuando cumpla 30 años me voy a comprar un traje y hacerme un buen corte de pelo para ser un escritor "serio")

martes, 18 de septiembre de 2007

Juventud: divina incógnita


Pancho Rodríguez


Lo primero sería desconfiar del medio: sabemos que por razones que sólo atiene al editor, una entrevista dada al diario El Tribuno no siempre termina siendo la redacción fiel de la misma. Oficinas adentro hay un solo metro para medir lo que se va a imprimir: no criticar las políticas sociales ni culturales de la familia Romero ni de su gobierno. Además, podemos agregar que se trata de un diario sin tradición ni preocupación por la cultura, sin una base crítica en la cual se apoyen sus editores. Ganando espacio para la publicidad comercial y política es como en los últimos años hemos visto como el diario recorto los espacios culturales: de un suplemento dominical decantó a dos páginas; de una planta y colaboradores bien intencionados a insípidos redactores que hoy escriben en cultura y mañana en clasificados. Deja sabor amargo darse los domingos con escuálidas notas que huelen a recortes de internet/wikipedia, reproducciones de contratapas de libros como reseñas y las ya mencionadas entrevistas publicitarias.
Este Domingo, María Fernanda Abad entrevistó a Santiago Sylvester, poeta devenido en salvador y curador de la poesía del noroeste. Siguiendo cursos previstos, la entrevista empieza con el anuncio (el burro por delante) de la presentación de su nuevo libro de poemas “El reloj biológico”, seguido del de una nueva antología de poesía del noroeste sub 40. No quiero entrar en animosidad con el poeta ya que es uno de los que admiro. Con una voz propia sentó una marca en mi forma de ver la vida en la ciudad (“Café Bretaña” es uno de esos libros de poesía que nunca voy a terminar de leer), pero sus intenciones como antólogo generan siempre gran controversia. Desde la primera antología hubo bastantes críticas que en mi siguieron su curso como el viento. Eran críticas con más necesidad de relieve histórico que de meritos. En esta nueva antología si entro en la arena. Una cuestión de código generacional me lleva a lanzarme. Sylvester, maneja obedeciendo todas las leyes de transito del correcto antólogo, descarta querer generar un canon literario para el NOA y dar solamente una visión personal de la realidad poética, pero tanto cuidado no le permite derrapar en el barranco común: la formalidad de una generación. Negándose y contradiciéndose en un mismo tiempo a querer dar una estructura lineal de cómo se debe generar una poesía y su mano creadora (el poeta) cae en banalidades hace rato salteadas (“No sé si es necesario o no, pero en mi generación había que saber escribir un soneto. Ahora nadie sabe hacer uno, aunque sea malo.”). Parece olvidar que la rigurosidad de la forma, su cuidado y exigencia hizo perder el contenido, y a toda una generación. La urgencia, que en esta época no es menor, hace prescindir de esa “carta de presentación” a un uso de versos más libres y en asociación con un lenguaje directo y coloquial, no por ello menos bello y sonoro, allanando el camino hacia su propia verdad. Estamos resueltos de que hay mucho de pose poética en el medio pero que también antes los hubo, de cuyos nombres hoy muchos señalan barrios, escuelas y calles. Que el trabajo es una regla para la producción literaria. Pero creer que por juventud se genera solo una poesía de aprendizaje, con todo lo despectivo que es nombrarla así; basta que aparezca un solo caso de un joven y una producción brillante para que toda esa teoría de juventud- madurez caiga por peso propio.
Creer que su trabajo deriva a un juego con la adivinanza y con la fe es hacer desconfiar de su oficio como antólogo. Trabajo que no dudo que lo haya realizado concienzudamente. Pero caemos en los mismos tópicos. Sylvester descree de los nuevos poetas o en todo caso espera una madurez por parte de estos. Si no cree el cura, menos los feligreses. En un ensayo suyo publicado en el número 16 de Hablar de poesía carga contra una creación histórica ficticia de una poesía nacional solamente tomando como referencia el centro del país, olvidando, ya sea por desconocimiento o pereza, las provincias. Su lucha por la reivindicación poética de una zona geográfica pierde fuerza y veracidad al, el mismo, ningunear la fuerza de renovación que siempre, quiera o no creerlo, viene en las nuevas generaciones.
Creo que su tanteo vestido de temor no viene a una preocupación por la materia poética pura, sino, como Kafka la describió con su pequeño Odradek: la idea de que lo sobrevivan le resulta dolorosa.

Bocha de poetas bolivianos

Las elecciones afectivas / las afinidades electivas Bolivia (curaduría autogestionada de poesía boliviana contemporánea)

Decime cuál, cuál es tu barrio



Lo estoy empezando a leer... después de tanto buscarlo

sábado, 15 de septiembre de 2007

"LA VERDAD NO DUELE, SIMPLEMENTE NO TE CAE BIEN"

by DA SILVA


SI NOS PUDIERON PREVENIR DE ESTO... ... ¿PORQUE NO NOS DIJERON NADA DE ESTO?






... COMO DIJO EL BUDA , UNA VEZ SENTADO AL PIE DEL ARBOL Y COMO PENSABAN EN SU INTIMIDAD FREUD Y LACAN...

"SER MUJER ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD"

viernes, 14 de septiembre de 2007

Gira Opadromática del 15 de Septiembre




Pancho Rodríguez



Dicen que empieza apenas termina, un carretel sin fin. Joden todo el año. Joden a todos, seas socio o no. Obligan a joder, imponen. Pero toman más fuerza a mediado de Agosto. Decía que imponen: “bueno, si no vas tenes doble falta” es el envión para niños y adolecentes en los colegios para asistir el día que la curía les da fecha para la visita obligatoria de escolares y jóvenes, siempre católicos, siempre obedientes, siempre castos, pasándose por las bolas el principio de una educación pública laica. Llevan ofrendas para los más desposeídos de la provincia, o sea, el kilito de arroz hace una gira para volver a ellos mismos, cuando vuelve. Y si asistís a un colegio suburbano o del interior tenes que pagarte el colectivo que te llevara a esa jornada emotivamente aburrida, por suerte para algunos, será el día que conozcan la capital o un baño.
Pero el tejido metálico no solo acorrala a estos, hay que ir por todos, hasta por los que todavía no dominan su razón: los down serán gordos, babosos, estúpidos, pero católicos cumplidores. Confieso que me gustaría ser down para no entender una mierda de lo que dice el sermón del obispo, tomarme el agua bendita como refresco o rajarme un pedo como la ira de dios en la catedral . Como las estadísticas demuestran que el 15 de Septiembre las extravíos de menores son numerosos o bien para que alguna desgraciada no deje ese crío que vino por ser tan obediente a los preceptos de no usar ningún método anticonceptivo. Es por ello que se creo “el milagrito de los niños”. Menores hasta seis años de jardines de infantes y guarderías de la provincia participan de una procesión por el centro de la ciudad. No hay que olvidar el semillero.
Ahora, si sos empleado público queres que esta tradición no se termine nunca. Días antes del 13 de Septiembre, reservas boleto y hospedaje y te rajas. Lo malo es que no cualquiera es empleado del estado provincial y el reparto es: poder ejecutivo: reciclados desde la dictadura hasta la fecha; poder judicial: oligarcas devenidos a menos. El resto, trabajan lo mismo y deben asistir a la procesión y esperar alguna venta después que compense gasto de sacar un permiso municipal para trabajar, porque en esta provincia o son policías o vendedores ambulantes. Orden, trabajo y producción. En estos días debes tener la templanza de haberte elegido gobernador (¿acaso yo lo vote?) porque tenes que comerte misa y procesión. Claro, pedís ciertos privilegios como un cordón policial y asiento en el palco para escuchar el pacto del pueblo con su salvador. Pacto por cierto medio choto porque nadie leyó las letras chicas. O lo hicimos cuando todavía la Geología no estaba fundada para explicar que vivimos bajo un falla geológica. Nos tiene agarrados de las bolas, siempre el temor a que dios se nos enoje y nos hunda en la mierda, nos haga aca poncho y todo.
Pero hay que ser despiertos, porque si ves bien, con tanta gente arrimada algún provecho tenes que sacar. Ya dijimos de los vendedores ambulantes. La oportunidad es inmejorable, pelota en el área sin marcador a la vista, cómo el milagro nos agarra en plena campaña política nada mejor que rendirse a la voluntad de dios para que las cosas se arreglen a fuerza de promesas y largas caminatas del salteño devoto porque nosotros como gobernantes no podemos procurar para nuestros paisanos: trabajo, pan, dignidad, techo. Eso es voluntad del de arriba, en el caso de que haiga alguien ahí. Lo verdaderamente lindo sería arreglar con los curas y poder cambiar el recorrido de la procesión y llevar a toda esa masa para ver que lindas fotos se puede publicar en el diario local: los patronos y de fondo: autopista de acceso norte, ciudad judicial, nuevo centro de convenciones, hoteles, centro cultural Saluzzi y así por todas las obras de esta gestión. Tirarles por la jeta las obras y más obras. Toditas bendecidas y inútiles. Ponerle de fondo al señor del milagro y la virgen una ciudad nueva, moderna, pujante, emblema del NOA. Como para decirles: “no la hundas. Costo.”

martes, 11 de septiembre de 2007

Ángeles Arcabuceros


Daniel Medina


No hay photoshop. Es tal cual: el ángel viste como español del siglo XVII y tiene un poderoso chumbo en su mano. A esta serie de cuadros se la conoce como “Ángeles Arcabuceros” y se pintaron durante los tiempos de la colonia en nuestro continente. En Uquía, (a 115 kilómetros de San Salvador de Jujuy), se pueden encontrar varios de estos cuadros.


Al parecer, los ángeles ayudaban a los españoles a conquistar el territorio americano. Fueron tan útiles como los caballos y los perros que sabían ladrar (los perros americanos ni chillaban). No se han hallado hasta el momento pinturas en las que los ángeles tengan látigos o picanas, por lo que estudiosos en el tema afirman –sin mucha convicción- que los ángeles no habrían participado de las torturas contra los indígenas. Ese era el trabajo de reos, cabos y curas.


Según los manuales, reproducidos hasta al hartazgo por los guías turísticos, el artista mestizo que pintó los cuadros no tenía modelos de ángeles para copiar, así que, al preguntarles a los españoles cómo eran los ángeles, éstos atinaron a decir que eran como ellos, pero sin alas. Esta versión, no explica por qué el pintor plasmó rostros notoriamente femeninos.


Me cuelgo y pienso en los ángeles arcabuceros, en lo gracioso que sería ver una película sobre ellos hecha por Alex de la Iglesia, en los terrible que sería si la hace Mel Gibson, en un Ángel Arcabucero actual, disfrazado de Terminator o vestido con el trajecito amarillo de Kill Bill. Pienso que alguien, con más paciencia y conocimiento, debería analizar toda la iconografía cristiana: la sangre, los santos matando, los seres agonizando, las armas y todo ese morbo que tanta culpa genera. Recuerdo ahora los cuadros de San Jorge matando a ese animal único y me pregunto: ¿Dónde estaban los de Greenpeace cuando San Jorge lo ensartó al dragón?

lunes, 10 de septiembre de 2007


CRONICAS DEL FIN DEL MUNDO

By Da Silva

El fin del mundo sobreviene. Lo presentimos. Todos lo sabemos, sabemos que cada vez las cosas están peor. Ya informarnos nos da un miedito. Un miedito ante esa cosa que se acaba de descubrir y de la que preferiríamos no saber. Ayer me enteré que EEUU ya tiene ubicado y planificado un ataque a las instalaciones atómicas subterráneas de Irán y que los estrategas yankees simplemente analizan si vale la pena el ataque en tanto cuál sería el costo político interno. Sí, lo que leyeron. Y no es porqué yo sea un agente de inteligencia, ni nada (ni siquiera sé manejar un auto), salió en la tele. Los malos ya ni se calientan por esconder sus planes, ese es un indicador que el mundo no sólo esta cerca de acabar, sino que debe acabar.

Cualquier impertinente de esos que hacen una apología empalagosa de la autocompasión y la contención me diría que soy presa de un simulacro mediático. Que el mundo no va a acabar, que nunca va a haber una guerra atómica, que la pobreza es irresoluble, que la tristeza es pasajera, que el amor siempre es más fuerte. No los reniego, de hecho quiero a este tipo de personajes. Tengo amigos así, y sé que de verdad hacen una labor en el mundo al tener esta actitud. Los aplaudo y los banco. Siempre es necesario que a uno lo contengan. Lo que pasa es que cuando todo parece explotar no hay forma de contener, sólo hay formas de disimular la explosión. Es lo mismo que a un tipo que esta endeudado, que ha consumido con el “supercredito rápido” (me da por las pelotas esas propagandas de las empresas o bancos prestamistas, que te plantean vivir la vida hoy y ¡¿del fuking mañana?¿Cómo puede ser que la única forma de vivir hoy sea esclavizarse al futuro? Se manipula la frustración de una forma obscena. Es otro indicador de que el mundo tiene que acabar) hasta las bolas le digan que esa deuda no es como el cree sino que se la tome de otra forma. Claro, que cuando el desalojo llegue solo deberá resignarse a reconfigurar su psiquis a esa otra vida, que será peor pero que el debería haber cautelosamente vislumbrado y por ende, prevenido. Pero el bombardeo publicitario (que también ya sea ha demostrado que genera mecanismos de asimilación automáticos en un plano inconciente, lo cual pone al ser humano del capitalismo tardío en situación de ser alguien enajenado material y simbólicamente; con lo cual el nivel de ideologización y sometimiento subjetivo en la actualidad supera con creces las peores pesadillas del a esta altura aprendiz de Rupert Murdoch y Carlos Slim como era Goerge Orwell) lo ha obligado a consumir y no lo sabe y va a ir en cana y la verdad se entristecerá y ahí adentro acumulará tal odio a todo y a todos que saldrá peor.

Otra vez puedo escuchar la voz de la compasión. Todo esta perfectamente ordenado en el universo, esto debía suceder, esto estaba escrito, todo mejorará porque así debe ser. La verdad, no me preocupa la verdad. Creo que ya a nadie le preocupa la verdad y creo que el posmodernismo ha sabido traer a flote algo latente desde siempre: la misma palabra “verdad” ya suena a soberbia, a querer ser más y como sabemos, los seres humanos podemos bancarnos que nos corra la cana afuera de una cancha de fútbol en Chicoana, pero jamás que alguien intente ser más. Por un motivo muy simple. Vos no podes ser más que yo porque estas al lado mío. Si estás al lado mío, somos iguales porque la corteza de la tierra es igual para todos, cuando ya te vayas (por ejemplo, al baño) lo que pase en mi cabeza y en la tuya será lo que hará la comparación. El ser es psicológico, en cambio el estar es real. Es el mejor parámetro de realidad que existe. Un amigo me jode con una mina con la que chateo y me dice que estoy enamorado de ella y le digo que el enamoramiento, como él lo dice, es situación de verdad. Es por sí o por no. O estoy enamorado o no. Yo le digo algo que ya adapte como filosofía de vida: las personas no son, las personas están. La vida esta hecha de presencias y no de ausencias. Quizás la persona que saca las mejores cosas de mi vida vive a 5 cuadras de la casa de mi tía en Metán, pero no la conozco, no esta. Es una forma en que la imagino, como la vecina de mi tía, pero no esta; por ende , solo Dios sabrá (Hmmmm … el personaje que se me escapaba en este fin de mundo. Nuestro esquizofrénico comandante apodado “el barba”. Siempre digo que cuando muera querré exigir una audiencia con Dios, pero no para hacer lo que dicen todos los inconformes, progres, clase media, moralistoides del mundo y de la historia: ¡¡¡¡Quiero que me explique porqué vinimos al mundo, para qué vivimos, porqué se mueren de hambre los chicos de África, porqué los chicos consumen droga y no se alegran con el salir del sol!!!! No. Yo no. Yo simplemente me sentaría a hablar primero de cualquier gansada, de los asados embolantes, de porqué me toco ser hincha de Racing y de Juventud, más aun porqué los hombres podemos cambiar de mujer, de ideología, de auto, etc. pero nunca jamás de equipo de fútbol, de porqué no existe ninguna mina que entienda la ley del offside y en el momento menos pensado, cuando lo encuentre distraído equilibrando la espuma del fernet, le “calzo un guante”, uno bien justito. Cuando este equilibrando le voy a decir un bajito: “Che, barba…” y cuando se de vuelta, medio regaladito, le entro la piña, limpita va a entrar, bien “sequita”. Obvio que en menos de un segundo unos ángeles patovicas me van a agarrar al grito: “¡Jefe , se lo tenemos para que lo picanee…!” A lo cual, Dios responderá: “No, a este pistola lo agarro a guantazos… le via´ saca el aca…” y me empezará a dar una tunda el sólo. No tengo dudas que me voy a comer el cagadón más grande de mi vida , bah de mi no-vida, pero tengo la esperanza de que una mano se va a llevar ese LOSER!) si era lo mejor que me podía pasar o no. Pero el problema no es la ironía del orden caótico, eso no puede ser problema porque no puede ser resuelto. El problema es que esa imposibilidad de resolución sea problemática. Y cuando ocurre eso, es síntoma de que el mundo esta en condiciones de acabar.

Finalmente, muchos de uds. dirán: “Bueno, ¡Que creativo! Un texto depresivo del fin del mundo, el Apocalipsis ya se escribió hace miles de años… estos boludos de opadromo son unos nabos. Debe ser un pibe con tendencias suicidas, ojala lo consume y deje de escribir boludeces.” Bueno, lamento decepcionar. Si algo siento internamente en medio de tanto kilombo personal y social es que este fin de mundo va a ser único, genial. Va a ser el único happening que Martha Minujin jamás podría haber montado, va a ser sublime como el tema de Néstor en bloque de una “Calle me separa, del amor lalala…” en la sinfónica de Viena. No me lo voy a perder ni en pedo, voy a estar ahí intentando sobrevivir como todos estaremos e intentando hacerme el superado, sofisticado, iluminado como todos nos haremos. Tengo tantas expectativas como aquellas que siento cuando sueño y recuerdo cuando estaba en la panza de mi vieja. Intento recordar cuando por primera vez abrí mis ojos, cuando intento delirar qué fue lo primero que ví en mi vida. Habrá sido la placenta o algún órgano de mi vieja, no importa. Era lo primero que ví. Ahora mataría por ver algo que sorprenda y que me indique que hay algo nuevo bajo el sol. Por eso, ni pienso perderme este fin del mundo próximo.

Lamentablemente no nos veremos en el infierno como dicen las películas, sino en algo peor, en el fin del mundo.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Peón de Luna

Pancho Rodríguez

No sé cómo hacer para escribir; mis dedos son de agua, aguas de lágrimas. No tienen la fuerza para golpear las teclas, solo quieren rendirse al, ahora, recuerdo. Es mentira, no se puede ser profesional en estas circunstancias.

Recuerdo como engendro el nombre del disco, me lo contó una noche en el bar Madrid: se levanto para ir a su casa y en la puerta, pisando ya Balcarce, todavía caliente de la noche que allí transcurrió, miro la luna y se nombro a sí mismo como su peón más fiel , se sintió y se declaro atrapado. Cómo en un juego perverso él no se quiso separar de quién le domino. Después hablamos de poesía; de otros; de la suya, me la quería mostrar para ver que me parecía y si la podía en cierta forma curar. Me negué, le dije, que yo quería leerla no estudiarla, eso se lo dejó a los catedráticos de la universidad. Le conté mi vieja idea de leer poesía: "Fede, ¿cuándo se termina de leer un poema?. Es lo mágico de la poesía, podes leerla y no sentirte parte; pero en un momento te pasa algo, lo que sea, en tu trabajo, en el tragín de la calle, en la pasividad de tu casa, y allí es cuando vuelven a vos esos versos. Se te amontonan hasta aplastarte y decís de eso se trataba. Claro, puede ser en el momento de la lectura o después de cincuenta años. Pero allí no terminas, porque después volves a leerla y ya sos parte viva de la poesía, y viceversa. Nunca terminas de leer un poema". Me miro con esos ojos rojos, con ese aliento que te traía todo el olor de Memphis mezclado con el sudor de un afromaericano en sus orillas a una ciudad en el medio del imperio Inca, me dijo: como un blues, flaco, como un blues. Salimos del Madrid y caminamos por Ameghino en búsqueda de una piezzería.

Ahora se que el poeta se fue, anclado en la impotencia y a mil kilómetros. Esta noche saldré por acá y ya ebrio me arrodillare y le jurare a la luna fidelidad de mis servicios. Como alguna noche lo hiciera el poeta Federico Acosta que tan bien le sirvió.
El Gran Peón
Se tomó el vaso de vino
cuándo ya subía el sol, por ahí.
Ya sin pena ni más prisa,
dibujando una sonrisa al salir
del viejo bar, del viejo bar.

Con la luz de la mañana
que acaricia las ventanas otra vez.
Y sus ojos no veían nada más,
y los otros lo miraban siempre igual,
tan anormal, tan anormal.

Tan solo, Tan triste,
ya no voy a estar sin vos,
a veces grita el gran peón.

Con la luz de la mañana
que acaricia las miradas otra vez.
Y sus ojos no veían nada más,
y los otros lo miraban siempre igual
tan anormal, tan anormal.
Federico Acosta

miércoles, 5 de septiembre de 2007




MI AMADA REPUBLIQUETA HARINERA

by Da Silva

- Eso es boludo, un símbolo… eso es lo que tenemos que crear…

- ¿Cómo un símbolo?

- Un símbolo gil… todo proyecto político necesita tener algo con qué mostrar presencia… y acá eso va a pegar…

- Ahhhh….

- Ya sé: ¡UNA BANDERA!... una roja, que sea bien roja… que tenga resultados subliminales absolutos… como nuestro hegemón de poder…

- Jajajajaja … si , esta bien , pero hay que imponerla… ¿cómo hacemos?

- ¿Cómo que cómo hacemos? Hacemos como hacemos todo… la gente va a aceptarlo porque nosotros lo decimos, ¿no entendés? … la gente acepta lo que se le ponga adelante…

- Hmmmm… no sé, eh! … Ahora nunca se sabe… antes quizás lo laburábamos mejor , pero ahora… los pendejos estan en cualquiera, ya no se prenden en estas giladas de himnos o banderas o marchas militares… ¡mira si se nos viene en contra…!

- Imposible, a nosotros nada se nos viene en contra porque nada puede más que nuestro aparato de poder… de hecho, tenemos todos los medios para llevarlo adelante…

- Che , y ¿el jefe querrá esto?

- Eso que importa… yo le tengo que vender cualquier buzón para arrimarme más a la pelotita gorda de guita… una vez ahí , todo es más facil y por fin se acaba esta vida de mierda…

- ¿De que te quejas? La “hiciste de diez”, culiado… con lo que te afanaste el año pasado podes vivir tranquilo…

- Sí, ya se … pero metí todo en un fondo fantasma en Uruguay y no me vas a creer pero creo que me cagaron de una y ahora no tengo a quien reclamar… además estoy lleno de deudas , tengo guita que nunca me van a pagar si no me hago amigo de un tipo “fuerte”, “pesado” … si es del interior mejor…

- Hay que tener un ojo con esas jodas de las zonas off shore… te viven cagando… pero son las reglas del juego… ahora nos toca a nosotros…

- Sí, y acá tenemos una muy buena… ¿te pinta lo de la bandera? y no me des una chota respuesta sociológica…

- Para… no agredas al gremio…jajajaj… no sé, la simbología política como “cuasi-trascendental” móvil ideológico es un invento de la modernidad y esta provincia vive en la premodernidad, es feudal… ¡la gente cree más en Dios que en el Estado...! para mi tampoco te va a salir mal, solamente no te va a sumar mucho…

- Pero va a servir para ligar unos subsidios… yo creo que sí da, tené en cuenta que si avanza el marxismo por el continente algunos capos van a querer tener un contrapoder ideológico… ahí sumo yo, ya tengo en el cv un antecedente y con eso me alzo la guita “divina”, ya que mencionaste a Dios…

- Ja, bueno , cuando la tengas no la vuelvas a meter en un banco, eh!...

- No sería jamás tan boludo… ¿sabes que hago? La meto en los negocios hipotecarios en EEUU… ajajajajajaj

- Chau , cuidate mucho…

- Chau

Las Oportunidades

Pancho Rodríguez
Todos en casa decían saber que él nunca hubiera llegado. Se lo hacían saber en contadas cuotas de concejos, en historias de otros o intencionalmente cambiando de canal. No es que no tuviera talento. Tenía lo suyo, lo necesario, como hacer cosas básicas que se requerían. Pegarle con derecha o izquierda, buena gambeta, no de la endiablada de Ortega pero buena, y ir bien de arriba. Pero lo que realmente destacaba era su resistencia física. No sé si era una cualidad física o era eso que los entrenadores llaman voluntad. Pero la cosa es que el negro corría. Ponía y corría. Como persona es ordenado, repitiendo a mamá. No, no es que ponía todo en su lugar. Si fuera así nuestra casa no sería un cíclico quilombo. Terminas de arreglar o limpiar algo y lo otro ya está hecho un desastre. Particularidades de nuestro hogar. Las ropas de cada uno de nosotros andan desperdigadas por todos los placares de la casa, herramientas que luego serán guardadas o la mierda del perro como minas terrestres en el patio. Esas cosas. Como el olor de las milanesas que en cada hogar es distinto y que cuando entran extraños les produce más repugnancia que hambre. Algo así como el pedo propio de cada hogar. Es ordenado en la vida. Siempre me lo recuerdan. Si algo es ejemplo en él es que siempre es ordenado, dicen. Se levanta temprano como se acuesta, divide sus tiempos, se alimenta prolijamente que en mi caso sería comer en la mesa. Pocos amigos que silbaran a través de las rejas del garaje y él saliera a abrirles la puerta agarrando al perro del collar. Solo venían a buscarlo para ir a jugar al Circulo. Es lo que mamá dice ordenado.
Nunca, y esto lo sé porque yo lo inaugure, se hizo la rata del colegio. Tres semanas sin pisar el colegio. Tres semanas en los fichines. Dos semanas tratando de cogerme a Andrea que por esa época estaba en la misma que yo. Se rateo dos días seguidos y como un asesino serial no pudo parar hasta que la dirección del colegio envió una notificación a su casa de que había quedado libre. Y ahí se cago todo. A ella los padres la mandaron al psicólogo por recomendación del gabinete pedagógico; a mí, me cambiaron al colegio del barrio y me pusieron a trabajar en el taller. Nunca salió a un boliche con documentos falsos y volvió con algún problema estomacal culpando a una hamburguesa en mal estado, o entró bamboleándose entre las paredes del pasillo de casa después de pasarse varias horas en la esquina, o se reía, solo, sentado en la ventana de su habitación que da al monoblock H, a la ventana del lavadero de los Peralta. Se cambiaba el uniforme del colegio y pasaba medias, vendas y los Humbros al portabotines estampado con el escudo de Vélez. Se despedía de los viejos, que a esa hora ya hacían la siesta, golpeándoles la puerta y veía que todas las llaves de la cocina estuvieran cerradas. Cuadra y media hasta salir a la avenida y allí el colectivo hasta el club. Yo sabía que se iba porque o Toti o Hugo o el Pachi me lo decían esperando que sacara la vista del Kombat Mortal, algo que ni el culo de Andrea lo lograba.
El viejo se sentaba en el living, con un vaso de vino con soda y una fritanga de papas con huevos revueltos. Él se sentaba en el otro sillón, algunas veces acompañaba Javito, un vago que jugaba con él desde la octava. Miraban el partido del Sábado, callados, tomando coca cola que el viejo les compraba. El viejo apuntaba errores en pases y posibles definiciones, y callaban ante la repetición de las jugadas. Yo le volaba la cabeza a Baraka mientras Andrea se miraba en el espejo de su habitación como el jeans le ajustaba el culo que algún publicista o el mismo dueño de Factory apretarían en el reservado como bombita de agua esa noche. Pero no pensaba en eso, si lo hacía hundiría los botones hasta destrozar la maquina; ni si me dejarían entrar esa noche a Factory, solo quería, como se dice, atarle una buena cagada a Goro que vendría a ser el pato que me sacaba de la fila y me dejaba sentado toda la noche con Gorrita en la rotonda. Él no decía nada, estudiaba los movimientos del volante derecho, en opinión de Zapato, su puesto natural. Pensaba en si mismo como un Cholo Simeone. Y no me parece raro. Si solo sabe correr y meter. Y eso fue lo que una noche después de un televisado le dijo a los viejos mientras cenaban, que quería entrar a la escuela de la fuerza aérea después de termina el quinto año. El fútbol lo había preparado desde los ocho años para correr de una punta a otra, a obedecer cualquier pelotudez que le pidan hacer, a ordenarse tácticamente; le había enseñado que cuando uno se equivoca pierden todos. Pero esta vez no eran los once integrantes de un equipo sino cincuenta pendejos con vocación de servicio y amor a la patria, todo lo que pueden y le piden memorizar y repetir. No sé si siempre lo había pensado. Si después de ver Top Gun se vio metido en un Tomcat, pero en la Argentina y con todos los pendejos de la plaza Colón puteandolo como si fuera Beckham en el mundial, mientras esperaba embarcar un colectivo que lo internase por cinco días. Siguió jugando. Ahora en el equipo del la escuela de cadetes, pero se cuidaba, no quería complicaciones con la carrera militar. Mientras yo hacía carrera en los fichines toda la semana; mientras Andrea hacia carrera en Factory. Nada nos sacaba de allí.
En Río Gallegos no pudo jugar mucho al fútbol. Casi nada. Le decía al viejo por teléfono qué el viento impedía jugar, qué las canchas eran duras, qué después de un partido le dolía la columna. Hijo, no juegues, entonces, que te puede traer problemas. Por ahí te hacen un examen y ya sabes que cualquier problema, por más mínimo, te dan de baja o te traba un ascenso. Cuídate. Se dedico a jugar al paddle.
A veces atendía yo el teléfono los Sábados esperando que el Gato haya echo alguna movida, y era él. Nos preguntábamos como estábamos, de algún pibe del barrio hablábamos, todo en menos de un minuto (la verdad es que nunca llegué a controlar el tiempo, pero nos sacábamos rápido, como los revés que daba ahora) y le pasaba el inalámbrico al viejo haciéndole una venía militar ridícula, como las del soldado Chamamé o Canuto Cañete, respondiéndole así a los gestos que me hacía desde su sillón para saber quién llamaba. Un Sábado fue también cuando dijo que lo trasladaban a Tandil. La vieja dijo que ahora estaba más cerca y podía venir a visitarnos más seguido. Dijo que sí, pero que en los primeros seis meses eso se iba a ser un poco difícil porque tenía que realizar un curso en Palomar. Me invitó. Hice un viaje de una semana a Tandil. Tocaban Los Redondos ese Sábado que pasaría allí; él tenía guardia toda esa semana y al final del recital con cinco pibes de Aldo Bonzi fuimos a tomar cerveza, comer pizza y fumar a la vez que discutíamos los significados de las letras del Indio Solari en la cocina de su departamento. Al irme me dijo que le dejara las llaves a Valeria y que no me olvide de sacar de la heladera unos quesos y salames caseros que debía llevar a casa de regalo.
Me preguntó Javito, que trabajaba de preventista por el barrio, si seguía jugando. Le dije que tal vez sí porque vi en el baño secándose una camiseta con el número ocho, pantalones y medias; y en el balcón unos Nike despejándose del tufo junto a una maseta que le había regalado Valeria. Pero la verdad era que me dedique a pasear por Tandil en el Fiat Uno que se había comprado y que desconocía la movida futbolera de allí. Que debía ser buena porque varios equipos iban a hacer pretemporada y Romeo, el de San Lorenzo, era de allí, creo que Balbo también; y que cómo no le iban a dar a la bocha con tanto campo que había.
Una mañana en el taller escuche al viejo que preguntado por Pacheco dijo que un club de la C se había interesado en él, que lo había conectado un flaco que tenía la concesión el Casino de Oficiales. Que nunca había dejado de jugar. Y que no sabía si aceptaría. Pacheco dijo que el ya tenía su carrera y su familia como para dedicarle tiempo a la pelota. Sonó raro, una forreada, viniendo de Pacheco que había sido un gran jugador en el interior, decir pelota y no fútbol, tratar la pasión propia como un mero juego infantil. Se lo deje pasar.
Por primera vez sentí curiosidad por llamarlo, para saber que tan cierto era aquello. Empecé a quedarme los Sábados en casa con Graciela esperando a atender el llamado que me diga que había aceptado lo de aquel club. A que me diga que el equipo es bueno, pero que hay que trabajarlo más según el técnico. Las pelotas paradas sobre todo. Que la cancha esta un poco mal, algo dura y con pozos, pero como entrenan allí durante la semana ya se memorizo todos los pozos y sabe para donde va a picar la pelota. Esperé para decirle que seguro que lo iba a ir a ver algún fin de semana, con Graciela que es una mina re fútbolera, que cuando se pone la camiseta de la T hace que se me hinche la bragueta de orgullo al ver el escudo en la cima de sus pezones como si el más hozado hincha hubiera escalado el Everest para colocar allí el banderín y dar constancia de la grandeza de Talleres. A reírnos juntos si me dice que me enganche una botinera. A esperar a decirle que está bien pero que el viejo quiere hablar con él y que durante la semana lo llamo, el Viernes seguro, para saber si iba a jugar o si aquél dolor no era más que un golpe pero que igual infiltrado jugaba.
Fue mientras desayunaba que mamá me dijo que él se iba a una base en la Antártida por un año, qué Valeria se iba a quedar con Dieguito en Buenos Aires hasta que él cumpla con el servicio, que no podía dejar pasar esa buena oportunidad, que era una gran suerte aquello, que iban a poder comprarse una casa y que le dijo que estaría bueno que me valla a vivir con mi sobrino y cuñada hasta que él vuelva. No le pregunté sobre el club de la C. No quise preguntar porque siempre supe sus decisiones.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Lo voy a pensar


Daniel Medina


Escena 1. Interior Día. Ascensor
Primerísimo primer plano del rostro de Alejandro. Está transpirado y tiene la respiración agitada. Hay desesperación en sus ojos. Toma aire y aparece en cuadro un revolver que se asienta con lentitud en su sien. Travelling de alejamiento, vemos que es el mismo Alejandro el que sostiene el revolver. Se abre la puerta del ascensor. Del lado de afuera, Milagros (30), la encargada de la limpieza del edificio, lo mira atónita. Tiene un uniforme gris, un trapo de piso en la mano izquierda y un balde al lado de su pie derecho. Por un momento intercambian miradas de perplejidad con Alejandro.

Milagros:
Qué hacés
Alejandro:
Qué crees que hago? Estoy en mi derecho, ya no quiero vivir
Milagros:
Sí, está bien, pero yo acabo de limpiar acá. ¿No podés ir a otro lugar?. Vas a enchastrar entero y no sabés lo que cuesta sacar la mancha de sangre.

Alejandro, consternado, finalmente guarda la pistola en un bolsillo. La mira mejor y la encuentra bella. Milagros se siente incómoda al ser observada de esa manera. Él sale del ascensor, recoge una rosa roja que estaba en el piso y se la da a Milagros.

Milagros:
Gracias.
Alejandro:
A qué hora salís? Digo, podría invitarte un café, después de todo me acabás de salvar...
Milagros:
A las 8. Acepto. ¿Y se puede saber por qué te ibas a matar?

Escena 2. Interior. Día. Departamento.
Es un departamento desarreglado. Pocos libros, algunas revistas Gente y ABC. En un televisor encendido, con bajo volumen, se lo puede ver a Jorge Rial, en su programa Intrusos. Es el departamento de Carla, una joven y bella maestra, de unos 30 años, soltera. Alejandro, con una rosa en su mano, está nervioso, se encuentra en la puerta a punto de declararle su amor.

Alejandro:
Vos, vos me gustás mucho, yo creo que… ¿querés ser mi novia?
Carla:
Estem… mirá, yo no me esperaba esto… yo… lo voy a pensar.
Alejandro: (histérico)
¡¿Lo vas a pensar?! Qué tiene que ver la razón en esto!! Esto es una declaración de amor, no una partida de ajedrez!!! Dije te amo, no peón cuatro rey!!!
Carla:
O sea, creo que mejor te vas, no , no quiero las flores.
Carla cierra la puerta. Alejandro se retira, nervioso. Alejandro camina hasta el ascensor, aprieta un botón y vuelve rápido hasta la puerta del departamento de Carla. Patea la puerta.
Alejandro:
¡Si vos no pensás!!!
Se vuelve a ir hasta el ascensor y saca a un revolver del bolsillo de su saco. Entra al ascensor y se cierran las puertas.

Escena 3. Interior. Día. Confitería.
Hay poca gente en el lugar. Milagros y Alejandro se encuentran sentados frente a frente. Beben un vino tiento. Sobre la mesa, del lado de Milagros, se encuentra la rosa roja.
Milagros:
¿”Lo voy a pensar”? Es espantoso decir eso

Alejandro Asiente.
Milagros:
Che, ¿y a habías intentado suicidarte antes?
Alejandro: (como dudando)
No, no, jamás.
Mira hacia un costado, como recordando algo.

Escena 4. Exterior. Día, Lago.
Alejandro está parado al borde del lago del parque San Martín. Angustiado y nervioso, como en el ascensor.

Alejandro: Como Ofelia y la gran Alfonsina Storni… Adiós mundo cruel!!!

Se tira, pero no se ahoga, pues el lago no tiene más de un metro de profundidad. Los patos se acercan y empiezan a picotearlo.

Escena 5. Interior. Día. Confitería.
La conversación continúa. Milagros enciende su segundo cigarrillo, está constantemente fumando.

Alejandro:
No deberías fumar tanto…
Milagros: (riendo)
Supongo que todos tenemos nuestros suicidios cotidianos. Además leo el Tribuno y veo el noticiero de Canal 11
Alejandro:
Siempre quise salir con una masoquista
Milagros:
Sigo sin entender cómo un escritor querría salir con una mina como esa. ¿Qué le viste??

Escena 6. Interior. Día. Departamento de Carla.
Vemos que Alejandro mira el generoso escote de Carla. Pasamos a un plano detalle, picado, de ese escote, que se mantiene en toda la escena.
Carla:
O sea, Lucrecia Martel no hace cine, hace fotografía. El cine es movimiento, es Superman, es bum, bam. Hay que reconocer que los yanquis son unos genios. Que no?

Escena 7. Interior. Día. Confitería.
Milagros y Alejandro retoman la conversación.
Alejandro:
La verdad que no sé qué le vi.

Escena 8. Exterior. Día. Una calle poco concurrida.
Alejandro y Milagros caminan por una calle de barrio. Ella lleva la rosa en su mano derecha.
Milagros:
El personaje de la maga es terrible. Cortázar era un misógino, la trata de estúpida.
Alejandro:
No, Oliveira la ama, la adora, acordáte del capítulo 22, cómo la protege…
Milagros:
Nada que ver, le tiene lástima, la trata como a un ser inferior…

Llegan hasta la puerta de un edificio. Se callan.
Milagros:
Bueno, hay que seguir trabajando…
Alejandro:
Te veo mañana?
Milagros: (riendo)
Por supuesto, señor, me he divertido mucho.
Se miran con cariño. Se despiden dos veces, hasta que finalmente Alejandro logra darle un beso. Milagros ríe de nuevo y entra. Alejandro se va saltando, feliz. Sale de cuadro. Se escucha una frenada brusca y un choque.

Escena 9. Exterior. Día.
A unos 50 metros del lugar el accidente. De fondo, casi fuera de foco, se ve a Milagros corriendo hacia la camioneta. Desde este lado, el espectro de Alejandro mira anonadado lo sucedido. A su lado está LA MUERTE, una rubia, con una mini negra, una pupera y una capa del mismo color. Tiene una guadaña en su mano izquierda. Alejandro oscila su mirada entre la escena del choque y “La muerte”.

Alejandro:
Justo ahora!!! Empezaba a ser feliz, tenía una razón para vivir… yo te había llamado otras veces y justo ahora… por dios, apenas terminé de escribir un par de cuentos…

Muerte:
Tuvimos problemas de comunicaciones. Se cayó el sistema…
Alejandro:
Se cayó el sistema?!!! Cómo que se cayó el sistema?!!No lo puedo creer, por dios, parecen una municipalidad salteña…

Alejandro toma aire. Se tranquiliza un poco.
Alejandro:
¿Y no hay vuelta atrás? Quiero decir… No pueden revivirme? Ya sé: Juguemos una partida de ajedrez, si yo gano, vuelvo a la vida.

Muerte:
Maldición, otro que vio la película esa de Bergman. Por qué todos tienen esa imagen de La muerte como profunda e intelectual...? Me tienen podrida…Yo juego a la rayuela… Vamos, que se hace tarde

Empiezan a caminar. Alejandro la mira mejor, nota su belleza, y cambia el tono.

Alejandro:
Si bien se ve, yo siempre estuve enamorado de la muerte. Podríamos salir alguna vez…
Muerte: Estemmm…Lo voy a pensar.

FIN
Pasan los créditos del corto

Escena extra. Interior. Día.
Alejandro está saltando sobre una rayuela, que dice, al final, en vez de “cielo”, “Vida”. Va por el casillero siete. La Muerte observa atentamente desde un costado.

Muerte:
Pisa línea, pisa línea!!!

La muerte salta celebrando y Alejandro se agarra la cabeza.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Bancamos la embestida


Terra, te bancamos. Fonto, sos el mismo de siempre...