Alejandro Kozarts
Escuché ese sonido y me detuve en la puerta, en silencio, totalmente inmóvil, para poder disfrutarlo. Adentro de esa casa, alguien aporreaba las teclas de una vieja máquina de escribir y para mi no hay mejor sonido que ese. Estuve unos segundos y finalmente entré a la casa de Luis Ferrario, que estaba pasando un poema, previamente escrito en una servilleta. Me quedé un rato observando su biblioteca, unos 1.500 o 2000 libros. Después las piezas se movieron sobre el tablero y yo perdí tres partidas al hilo.
Hace unos minutos nomás, a eso de las 3 de la mañana en el hotel… yo estaba en la confitería, preparándome un café y escucho que suena el teléfono. Descuelgo, hola?, y empiezo a escuchar ladridos continuos e insoslayables; nada más. –Niki sos vos?, estuve a punto de preguntar. Los ladridos siguieron hasta que corté. Al gracioso que hizo la llamada: la venganza será terrible!!
1 comentario:
diariodeunadesquiciada.blogspot.com
La verdad que este blog me lo recomendo un amigo..paso y saludo
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