viernes, 30 de mayo de 2008

lorena

anger is a gift
ratm
mi padre criando puercoespines
que nunca aprendieron
a engullir la sopa

siempre esperando a que se enfríe
hasta que la cuchara con grasa

porque nadie se levanta
hasta que se terminen la sopa del plato

ella masticando la grasa
masticando la cebolla
puteando
siempre puteando
a veces masticaba parte de mi plato

después no había segundo

los mediodías cuando el brazo
se le hacía wasca
ella me decía que no tenía que llorar
que me aguante la rabia
que no teníamos la culpa
que me aguante la rabia
que no teníamos la culpa

y los ojos se le hacían chiquitos
pero no lloraba
aguantaba los wascasos
los aguantaba por los dos
después me secaba los mocos
con la manga
con la mano
y me acariciaba el pelo.
sus dedos con mocos
por mi cabeza llena de espinas
cuando todos se iban

la tarde trepados en la higuera
ella se reía
ella se reía
sin gente en la casa
ella se reía
ella se reía

después se le fueron cayendo
de a poco
las espinas

despúes no sabía
cómo trepar
una higuera

después la ví
y ya no se reía
ya no teníamos higuera
ya no aguantaba la wasca
de los días
ya no tenía rabia

y lloraba

me estoy olvidando cómo se trepa una higuera
rodrigo españa

jueves, 29 de mayo de 2008

Extra, Extra...




El próximo miércoles a las 20 hs en el bar "La Tacita", D.O.M. presenta:



"Citando autores en un francés de mierda"

Su erudición literaria se ve menospreciada por haber tomado clases de la lengua de Clouseau con el Muñeco Gallardo.

martes, 27 de mayo de 2008

Volvé Negro


A cavar un pozo y no salir hasta el próximo torneo. Salta es el sandwich de las gastadas: "Jujuy, fútbol de primera todo el año"; y ahora se suman éstos.

No, no hay política que salve este bache, ni verano de ilusiones, ni gestiones gubernamentales, ni estadios nuevos (al pedo).

Muchachos, con Romero eramos de primera. No jodamos.

p.d.: ¿alguien se acuerda del gol de caño del Duende Saldaño a Chilavert?

sábado, 24 de mayo de 2008

DERIVAS DE LA PESADA



Por: Roberto Bolaño


Es curioso que fueran unos escritores burgueses los que elevaran el Martín Fierro, de Hernández, al centro del canon de la literatura argentina. Este punto, por supuesto, es materia discutible, pero lo cierto es que el gaucho Martín Fierro, paradigma del desposeído, del valiente (pero también del matón), se alza en el centro de un canon, el canon de la literatura argentina, cada vez más enloquecido. Como poema, el Martín Fierro no es una maravilla. Como novela, en cambio, está viva, llena de significados a explorar, es decir, conserva su atmósfera de viento o más bien ventolera, sus olores a intemperie, su buena disposición para los golpes del azar. Sin embargo, es una novela de la libertad y de la mugre, no una novela sobre la educación y los buenos modales. Es una novela sobre el valor, no una novela sobre la inteligencia, mucho menos sobre la moral.
Si el Martín Fierro domina la literatura argentina y su lugar es el centro del canon, la obra de Borges, probablemente el mayor escritor que haya nacido en Latinoamérica, es sólo un paréntesis.

Es curioso que Borges escribiera tanto y tan bien del Martín Fierro. No sólo el Borges joven, que en ocasiones suele ser, en el ámbito puramente verbal, nacionalista, sino también el Borges adulto, que en ocasiones se queda extasiado (extrañamente extasiado, como si contemplara las gesticulaciones de la Esfinge) ante las cuatro escenas más memorables de la obra de Hernández, y que en ocasiones incluso escribe cuentos, desganados y perfectos, argumentalmente epigonales de la obra de Hernández. Cuando Borges glosa a Hernández no lo hace con el cariño y la admiración con que se refiere a Güiraldes, ni con la sorpresa y resignación con que emplea al evocar a aquel monstruo familiar que fue Evaristo Carriego. Con Hernández o con el Martín Fierro, Borges da la impresión de estar actuando, de estar actuando a la perfección, por otra parte, pero en una obra de teatro que le parece desde el principio, más que detestable, equivocada. Pero, detestable o equivocada, también le parece irremediable. Su muerte silenciosa en Ginebra es, en este sentido, harto elocuente. Vaya, no sólo es elocuente, su muerte en Ginebra, de hecho, habla hasta por los codos.

Con Borges vivo, la literatura argentina se convierte en la que la gran mayoría de los lectores conoce como literatura argentina. Es decir: está Macedonio Fernández, que en ocasiones parece un Valéry porteño; está Güiraldes, que está enfermo y es rico; está Ezequiel Martínez Estrada; está Marechal, que luego se hace peronista; está Mujica Láinez; está Bioy Casares, que escribe la primera novela fantástica y la mejor de Latinoamérica, aunque todos los escritores latinoamericanos se apresuren a negarlo; está Bianco, está el pedante Mallea, está Silvina Ocampo, está Sábato, está Cortázar, que es el mejor; está Roberto Arlt, que fue el más ninguneado de todos. Cuando Borges se muere, se acaba de golpe todo. Es como si se muriera Merlín, aunque los cenáculos literarios de Buenos Aires no eran ciertamente Camelot. Se acaba, sobre todo, el reino del equilibrio. La inteligencia apolínea deja su lugar a la desesperación dionisíaca. El sueño, un sueño muchas veces hipócrita, falso, acomodaticio, cobarde, se convierte en pesadilla, una pesadilla muchas veces honesta, leal, valiente, que actúa sin red de protección, pero pesadilla al fin y al cabo, y, lo que es peor, literariamente pesadillesca, literariamente suicida, literariamente callejón sin salida.

Aunque con el paso de los años es legítimo preguntarse hasta qué punto la pesadilla o la piel de la pesadilla es tan radical como enunciaban sus cultores. Muchos de ellos viven mucho mejor que yo. En este sentido me puedo permitir afirmar que yo soy una rata apolínea y que ellos cada día se asemejan más a unos gatos angora o gatos siameses despulgados eficientemente por un collar marca Acmé o marca Dionisos, que a esta altura de la historia viene a ser lo mismo.
La literatura argentina actual, lamentablemente, tiene tres puntos de referencia. Dos de ellos son públicos. El tercero es secreto. Los tres, de alguna manera, son reacciones antiborgeanas. Los tres, en el fondo, representan un retroceso, son conservadores y no revolucionarios, aunque los tres, o al menos dos de ellos, se postulen como alternativas de un pensamiento de izquierda.
En el primero reina Osvaldo Soriano, que fue un buen novelista menor. Con Soriano hay que tener el cerebro lleno de materia fecal para pensar que a partir de allí se pueda fundar una rama literaria. No quiero decir que Soriano sea malo. Ya lo he dicho: es bueno, es divertido, es, básicamente, un autor de novelas policiales o vagamente policiales, cuya principal virtud, alabada con largueza por la crítica española, siempre tan perspicaz, fue su parquedad a la hora de adjetivar, parquedad que por otra parte perdió a partir de su cuarto o quinto libro. No es mucho para iniciar una escuela. Sospecho que el influjo de Soriano (aparte de su simpatía y generosidad, que dicen fueron grandes) radica en la venta de sus libros, en su fácil acceso a las masas de lectores, aunque hablar de masas de lectores cuando en realidad estamos hablando de veinte mil personas es sin duda una exageración. Con Soriano los escritores argentinos se dan cuenta de que pueden, ellos también, ganar dinero. No es necesario escribir libros originales, como Cortázar o Bioy, ni novelas totales, como Cortázar o Marechal, ni cuentos perfectos, como Cortázar o Bioy, y sobre todo no es necesario perder el tiempo y la salud en una biblioteca guaranga para que encima nunca te den el Premio Nobel. Basta escribir como Soriano. Un poco de humor, mucha solidaridad, amistad porteña, algo de tango, boxeadores tronados y Marlowe viejo pero firme. ¿Pero firme en dónde?, me pregunto de rodillas y sollozando. ¿Firme en el cielo, firme en el retrete de tu agente literario? ¿Pero vos sos tonto, piltrafilla, vos tenés agente literario? ¿Y un agente literario argentino, para mayor inri?

Si el escritor argentino contesta afirmativamente esta última pregunta podemos tener la certeza de que no va a escribir como Soriano sino como Thomas Mann, como el Thomas Mann de Fausto. O, ya marcados por la inmensidad de la pampa, directamente como Goethe.
La segunda línea es más compleja. La segunda línea se inicia con Roberto Arlt, aunque es muy probable que Arlt sea totalmente inocente de este desaguisado. Digamos, modestamente, que Arlt es Jesucristo. Argentina, por supuesto, es Israel, y Buenos Aires, Jerusalén. Arlt nace y vive una vida más bien corta. Si no me equivoco, cuarenta y dos años. Es un contemporáneo de Borges. Éste nace en 1899 y Arlt en 1900. Pero, al contrario de Borges, la familia de Arlt es una familia pobre, y cuando él es adolescente no se va a Ginebra sino que se pone a trabajar. El oficio más frecuentado por Arlt es el periodismo, y a la luz del periodismo es dable ve muchas de sus virtudes, pero también muchos de sus defectos. Arlt es rápido, arriesgado, moldeable, un sobreviviente nato, pero también es un autodidacta, aunque no un autodidacta en el sentido en que lo fue Borges: el aprendizaje de Arlt se desarrolla en el desorden y el caos, en la lectura de pésimas traducciones, en las cloacas y no en las bibliotecas. Arlt es un ruso, un personaje de Dostoievski, mientras que Borges es un inglés, un personaje de Chesterton o Shaw o Stevenson. Incluso a veces, pese a él mismo, Borges parece un personaje de Kipling. En la guerra entre los grupos literarios de Boedo y Florida, Arlt está con Boedo, aunque tengo la impresión de que su ardor guerrero no fue nunca excesivo. Su obra se compone de dos libros de cuentos y de tres novelas, aunque lo cierto es que escribió cuatro novelas y los cuentos no recogidos en libro, cuentos aparecidos en periódicos y revistas y que Arlt era capaz de escribir mientras hablaba de mujeres con sus compañeros de redacción, dan por lo menos para otros dos libros. También es autor de unos Aguafuertes porteños, en la mejor tradición impresionista francesa, y de unos Aguafuertes españoles, estampas de la vida cotidiana de la España de los años treinta, en donde abundan los gitanos, los pobres y las personas generosas. Intentó hacerse rico con negocios que nada tenían que ver con la literatura argentina de entonces, aunque sí con la ciencia ficción, y fracasó siempre, y siempre de forma inapelable. Después se murió, a los cuarenta y dos años, y, como él hubiera dicho, se acabó todo.
Pero no se acabó todo, porque, al igual que Jesucristo, Arlt tuvo su San Pablo. El San Pablo de Arlt, el fundador de su iglesia, es Ricardo Piglia. A menudo me pregunto: ¿qué hubiera pasado si Piglia, en vez de enamorarse de Arlt, se hubiese enamorado de Gombrowicz? ¿Por qué Piglia no se enamoró de Gombrowicz y sí de Arlt? ¿Por qué Piglia no se dedicó a publicar la buena nueva gombrowicziana o no se especializó en Juan Emar, ese escritor chileno similar al monumento al soldado desconocido? Misterio. Pero en cualquier caso es Piglia quien eleva a Arlt dentro de su propio ataúd, sobrevolando Buenos Aires, en una imagen muy pigliana o muy arltiana, pero que, en rigor, sólo sucede en la imaginación de Piglia y no en la realidad. No fue una grúa la que bajó el ataúd de Arlt, la escalera era lo suficientemente ancha como para maniobrar, el cadáver de Arlt no era el de un campeón de los pesos pesados.

Con esto no quiero decir que Arlt sea un mal escritor, al contrario, es buenísimo, ni tampoco pretendo decir que Piglia lo sea, al contrario. Piglia me parece uno de los mejore narradores actuales de Latinoamérica. Lo que pasa es que se me hace difícil soportar el desvarío -un desvarío gangsteril, de la pesada- que Piglia tiende alrededor de Arlt, probablemente, el único inocente en este asunto. No puedo estar, de ninguna manera, a favor de los malos traductores del ruso, como le dijo Nabokov a Edmund Wilson mientras preparaba su tercer martini, y no puedo aceptar el plagio como una de las bellas artes. La literatura de Arlt, considerada como armario o subterráneo, está bien. Considerada como salón de la casa es una broma macabra. Considerada como cocina, nos promete el envenenamiento. Considerada como lavabo nos acabará produciendo sarna. Considerada como biblioteca es una garantía de la destrucción de la literatura.
O lo que es lo mismo: la literatura de la pesada tiene que existir, pero si sólo existe ella, la literatura se acaba.

Como la literatura solipsista, tan en boga en Europa, hoy que el joven Henry James vuelve a cabalgar a su anchas. Una literatura del yo, de la subjetividad extrema, claro que tiene que existir y debe existir. Pero si sólo existieran literatos solipsistas toda la literatura terminaría convirtiéndose en un servicio militar obligatorio del mini-yo en un río de autobiografías, de libros de memorias, de diarios personales, que no tardaría en devenir cloaca, y la literatura también entonces dejaría de existir. Porque ¿a quién demonios le interesan las idas y venidas sentimentales de un profesor? ¿Quién puede decir, sin mentir como un verraco, que es más interesante el día a día de un triste profesor madrileño, por muy atildado que sea, que las pesadillas y los sueños y las ambiciones del insigne y ridículo Carlos Argentino Daneri? Nadie con tres dedos de frente. Ojo: no tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que la escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular. De más está decir que entre los solipsistas y los chicos malos de la pesada me quedo con estos últimos. Pero sólo como un mal menor.
La tercera línea en juego de la literatura argentina actual o post-Borges es la que inicia Osvaldo Lamborghini. Ésta es la corriente secreta. Tan secreta como lo fue la vida e Lamborghini, que murió en Barcelona en 1985, si no recuerdo mal, y dejó como albacea literario a su discípulo más querido, César Aira, que viene a ser lo mismo que si una rata deja como albacea testamentario a un gato con hambre.

Si Arlt, que como escritor es el mejor de los tres, es el sótano de la casa que es la literatura argentina, y Soriano es un jarrón en la habitación de invitados, Lamborghini es una cajita que está puesta sobre una alacena en el sótano. Una cajita de cartón, pequeña, con la superficie llena de polvo. Ahora bien, si uno abre la cajita lo que encuentra en su interior es el infierno. Perdonen que sea tan melodramático. Con la obra de Lamborghini siempre me pasa lo mismo. No hay cómo describirla sin caer en tremendismos. La palabra crueldad se ajusta a ella como un guante. La palabra dureza también, pero sobre todo la palabra crueldad. El lector no avisado puede vislumbrar un juego sadomasoquista propio de esos talleres literarios que las almas caritativas y de vocación pedagógica organizan en los manicomios. Es posible, pero se queda corto. Lamborghini siempre va dos pasos más adelante (o más atrás) que sus perseguidores.

Es extraño pensar en Lamborghini ahora. Murió a los cuarenta y cinco años, es decir que yo ahora soy cuatro años más viejo que él. A veces abro alguno de sus dos libros, editados por Aira -lo cual es un decir, porque lo mismo los pudo haber editado el linotipista o el portero del edificio donde estaba la editorial, la editorial Serbal, de Barcelona-, y a duras penas puedo leerlo, no porque me parezca malo sino porque me da miedo, sobre todo la novela Tadeys, una novela insoportable, que leo (dos o tres páginas, ni una más) sólo cuando me siento particularmente valiente. De pocos libros puedo decir que huelan a sangre, a vísceras abiertas, a licores corporales, a actos sin perdón.

Hoy, que está tan de moda hablar de los nihilistas, aunque cuando se habla de éstos la gente se refiere a los terroristas musulmanes, que precisamente de nihilistas no tienen nada de nada, no estaría de más visitar la obra de un verdadero nihilista. El problema con Lamborghini es que se equivocó de profesión. Mejor le hubiera ido trabajando como pistolero a sueldo, o como chapero, o como sepulturero, oficios menos complicados que el de intentar destruir la literatura. La literatura es una máquina acorazada. No se preocupa de los escritores. A veces ni siquiera se da cuenta de que éstos están vivos. Su enemigo es otro, mucho más grande, mucho más poderoso, y que a la postre la terminará venciendo. Pero ésa es otra historia.

Los amigos de Lamborghini están condenados a plagiarlo hasta la náusea, algo que acaso haría feliz al propio Lamborghini si pudiera verlos vomitar. También están condenados a escribir mal, pésimo, excepto Aira, que mantiene una prosa uniforme, gris, que en ocasiones, cuando es fiel a Lamborghini, cristaliza obras memorables, como el cuento «Cecil Taylor» o la nouvelle Cómo me hice monja, pero que en su deriva neovanguardista y rousseliana (y absolutamente acrítica) la mayor parte de las veces sólo es aburrida. Prosa que se devora a sí misma sin solución de continuidad. Acriticismo que se traduce en la aceptación, con matices, ciertamente, de esa figura tropical que es la del escritor latinoamericano profesional, que siempre tiene una alabanza para quien se la pida.

De estas tres líneas, las tres líneas más vivas de la literatura argentina, los tres puntos de partida de la pesada, me temo que resultará vencedora aquella que representa con más fidelidad a la canalla sentimental, en palabras de Borges. La canalla sentimental, que ya no es la derecha (en gran medida porque la derecha se dedica a la publicidad y al disfrute de la cocaína y a planificar el hambre y los corralitos, y en materia literaria es analfabeta funcional o se conforma con recitar versos del Martín Fierro) sino la izquierda, y que lo que pide a sus intelectuales es soma, lo mismo, precisamente, que recibe de sus amos. Soma, soma, soma Soriano, perdóname, tuyo es el reino.

Arlt y Piglia son punto y aparte. Digamos que es una relación sentimental y que lo mejor es dejarlos tranquilos. Ambos, Arlt sin la menor duda, son parte importante de la literatura argentina y latinoamericana y su destino es cabalgar solos por la pampa habitada por fantasmas. Allí, sin embargo, no hay escuela posible.
Corolario. Hay que releer a Borges otra vez.


Del libro Entre paréntesis. Colección de artículos y conferencias de Roberto Bolaño, editado post-mortem por Editorial Anagrama, de España.

Diario de un escribidor (día 61)




Alejandro Kozarts

Fiebre. Todo el cuerpo como a punto de quebrarse. Jaqueca tremebunda (y molesta, como la palabra “tremebunda”). No es la primera vez que me toca venir enfermo en el hotel. Lo peor fue un ataque de hígado, el tener que correr al baño a vomitar y después volver a la recepción, y abrir la puerta con una sonrisa y decir buenas noches, que descansen a los pasajeros que ingresaban. Espero tener la suerte que tuve en esas ocasiones, que los pasajeros entren todos temprano y yo pude juntar dos banquetas, en volverme en unas colchas y, por fin, cerrar los ojos.

Ninguna lectura: ayer por el semanario (que no salió nada mal) y hoy en la cucha, hasta tarde.

De Bolaño: “…Ojo: no tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que la escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular…”

Como cumplo el primer requisito, sigo escribiendo este diario. (disculpen el chiste fácil, debe ser la fiebre). Enseguida cuelgo esa nota completa de Bolaño, cortada vilmente por mí (hice lo que en la universidad se aprende muy bien: recortar citas para hacerle decir a otro lo que uno quiere que diga)

Mañana Kristina en Salta. Pasé cerca del lugar del acto y ya es un caos. Sólo espero que Delía tire un par de molotovs al Club 20, refugio de nuestra puta oligarquía (también me pongo más violento cuando tengo fiebre).

viernes, 23 de mayo de 2008

José Pablo Feinmann:

"En la Argentina no hay pelotudo que no tenga un blog"

Diario de un escribidor (día 60)



Alejandro Kozarts

Lecturas variadas: cuentos de ciencia ficción rusa y los de la Mansfield. Los de ciencia ficción no me han parecido la gran cosa y al estar leyendo los cuentos completos de la Mansfield se me vuelve por momentos muy predecible. Hay chispas de genialidad, pero rara vez se extiende a todo el cuento.

Café con Luís Ferrario, Pancho Rodríguez el jueves, con el partido de Boca de fondo y ayer con la Sole Olarte, que va a ser mamá en agosto.

Terminé de escribir un par de cuentos más. Me sorprendió la crueldad que se percibe en uno de ellos. El problema de siempre: de noche, apenas los termino de escribir, me creo la reencarnación de Cortázar, por la mañana, cuando los releo, la prosa se parece más a la de Majul.

Por fin he podido ver Bande a Part, de Godard. Un gran placer. Me preparo para ver “Ocurrió cerca de tu casa”, préstamo del señor Rodrigo España, quien, dicho sea de paso, se ha mandado un cuento de la puta madre, que también he leído con gran placer.
Cuando por fin logro vencer mi miedo a hacerme los análisis, me dicen en el principal hospital de la provincia que ellos no hacen análisis de alergia. Tampoco el Oñativia. Voy a tener que ir hasta el nuevo hospital en la semana. Sino, en algún laboratorio privado. Cuando entro al Oñativia, me atiende una enfermera, le paso el papel que me había dado el doctor. La mujer, medio chicata, me mira: ¿control de esperma?, pregunta. No, de alergia. Mmm, dice, como no creyéndome.

Novedades en los blogs:
Monona no grita viva la diferencia en: http://psicologabaratayzapatosdecharol.blogspot.com/
Matías colgó un cuento, que no sé si le pertenece, en: http://www.alegriaindeficiente.blogspot.com/
De Luís Ferrario pueden ver nuevas poesías en:
http://www.lferrario.blogspot.com/
Y ya que se ha terminado el primer capítulo de la novela, pueden visitar los relatos del profe en:
http://relatodeunprofe.blogspot.com/
El que volvió de unas largas vacaciones es Mario Favole (quizá lo trajeron los marcianos que estuvieron por Salta):
http://www.elconjuro.blogspot.com/
El dibujo que ilustra esta entrada en el diario pertenece a la artista plástica salteña Josefina Carón. Lo robé de: http://www.pinturaresiste.blogspot.com/

martes, 20 de mayo de 2008

Evidentemente Pueblo Gallina

Juventudes Hitlerianas. Berlin, 1936

Todos vestidos con elegantes uniformes
bebían y asesinaban para pasar el tiempo
llevando la vergüenza de todos sus crímenes
con paso medios caminaban en fila
caminaban en fila


Ian Curtis-Walked in line


Cuerpo Infantil de Policía. Salta, 2008

domingo, 18 de mayo de 2008

gárgara con clavos

rodrigo españa
soy marie, ¿dónde estás?
en mi pieza.
¿estás ocupado?
ahora sí, más tarde no creo.
¿de qué estás ocupado?
estoy jugando un solitario, por dónde estás.
por el centro, con ganas de tomar cerveza.
tengo media ginebra.
no, ginebra no. CERVEZA.
bueno, pero no tengo ganas de salir a ninguna parte.
viajo mañana.
¿dónde?
mendoza.
¿te vas con tu trabajo?
no, me voy de aquí.
bueno, nos vemos en un rato, ¿dónde te encuentro?
ahí.
bueno.

salir caminando algunos días no es tan malo, pero las tardes de mierda con sol son como una espina doblada en el aro del culo. hay un par de tipos en la orilla de la cancha, no se hacen mucha sombra; al lado del zapato del primero en dirección al arco pasan dos gitanas con ropas coloridas, dos mormones las persiguen con las pijas al aire y jadeando. por mi lado pasa una vieja en bici, en la canasta lleva catorce hijos apretujados, uno se cae y la bici le revienta la cabeza con la delantera, la vieja frena un poco más adelante, se da la vuelta, mira, pega un suspiro, cuenta los trece restantes y sigue pedaleando. diagonal león cabezón: en la verdulería de la esquina venden peras y exorcizan niños, los bañan con sangre de perro recién mutilado, el gobierno financia estos emprendimientos. olavarría derecho pasan monos que tiran fuego y se tragan sables oxidados en las paradas de los semáforos que no existen. hasta la sanmartín y mirar los lugares donde venden cosas viejas, oler carpinterías, el sol es una mierda estos días, la sanmartín no tiene sombra. marie me espera, no en la misma mesa de la última vez, se ha tomado media cerveza.

¿cómo estás?
¿cómo parezco?
no sé, mal, supongo ¿por qué te vas?
porque no gusta me este lugar.
hace un par de meses no decías lo mismo.
hace un par de meses no era lo mismo.
cierto.
no hablemos de mí, háblame tú.
no tengo ganas de hablar.
¿estás molesto por mi llamada?
no, no es eso, son otras cosas.
estás enojado.
no tampoco, sólo que ahora no tengo ganas de hablar, ¿no hay un vaso para mí?
entonces no hablamos.
bueno.
me gusta ser sin hablar. ¿por qué hablar siempre?
no sé. masoquismo tal vez.
no entiendo.
no importa. yo tampoco.

nos quedamos mirando a la gente que pasa a través de la ventana. la sanmartín siempre tira olor a choripan y cloaca. marie me mira y no me importa que esté triste ni tampoco me importa que ella sepa que yo no estoy triste, no me importa lo que le haya pasado para que se tenga que ir de este lugar, si uno puede irse es lo mejor, a veces el sedentarismo nos vuelve sociables. traen un vaso y me sirvo cerveza.

no tengo plata, ¿quieres una pera?
no. con el dinero no importa, pago yo. ahora celebramos.
¿qué celebramos?
que me voy.
bueno, me parece un buen motivo para celebrar.
¿qué no es bueno motivo para celebrar para ti?
no sé. talvez todos son buenos motivos.
no todos
bueno. entonces algunos motivos son buenos.
¿cuáles?
no sé. no quiero seguir con esto, me aburre.
...
¿juegas pull?
algo.
¿me enseñas?
tampoco sé demasiado como para enseñar.
algo sabes.
algo.
¿cómo se juega?
se meten las bolas en las buchacas, uno con las lisas y otro con las rayadas, el que mete la negra gana o pierde.
¿gana o pierde?
depende.
no comprendo.
ahora que lo pienso yo tampoco. ¿quieres jugar?
no, ahora no. pidamos otra cerveza.
bueno.
¿cómo está tu trabajo?
ya no trabajo ahí.
¿por qué?
no sé. hace un tiempo me dijeron que ya no vuelva, porque otro se hacía cargo.
¿no preguntaste por qué?
no. y tu trabajo, ¿lo dejas?
si. se quejaron de un robo.
¿tenían razón?
no. no robé nada.
¿quién se había quejado?
una pareja. por un bolso.
que cagada.
no importa ahora.
tienes razón.
sí.
¿no gustaría te ir?
sí. hoy sí.
¿dónde?
no sé, a cualquier lado.
no es cierto.
por qué no es cierto.
porque te gusta este lugar.
a veces.
¿cuándo no te gusta?
cuando se vuelve este lugar.
y por qué no te vas.
no sé. por imbécil supongo.
supones bien. ¿otra cerveza?
bueno. ¿por qué no te vuelves a francia de una vez?
no me gusta francia.
¿y mendoza?
no conozco.
entiendo. te va a pasar lo mismo que con salta.
no creo.
en cualquier lado debe pasar lo mismo.
no creo.
bueno.

marie tira bocanadas largas, y cuando le queda el último empujón del humo se estira como lagarto. como los lagartos esos que un tipo ponía a posar para las fotos y parece que se quedaban bien quietos durante un rato para que el boludo les saque las fotos para luego ponerlas en almanaques y esas mierdas. Los lagartos posantes sin saber de las fotos. marie entre los lagartos sin saber nada de fotos ni de lagartos toma un trago largo de cerveza. el primer trago de la botella siempre se lo toma largo, el último siempre corto -dice-, pero yo no creo en esas pelotudeces y me río de su postura estatua lagártica. un rato largo y marie mira la gente que pasa, tomamos cerveza y nadie habla. a veces no nos es necesario.

¿qué es gracia?
nada.
te ríes.
casi siempre.
¿de mí?
a veces.
no es gracioso.
a veces sí.
¿y ahora?
ahora sí.
¿por qué?
por que pareces un lagarto.
¿cómo?
no importa.
¿otra?
me viene bien.
te gusta la cerveza ¿no?
si.
te gusta el alcól.
no me gusta el alcól, me gusta la cerveza.
¿no es lo mismo?
no.
pero te gusta.
si.
¿por qué?
no sé. supongo que algún día me voy a cansar, por eso me gusta.
¿cómo te puede cansar algo que te gusta?
de qué otra forma te puede gustar.
hablas mucha mierda.
cierto.
eres gracioso.
yo también lo pienso.
lo digo en serio.
¿cómo me puedes decir que soy gracioso en serio?
lo digo.
bueno. ¿por qué crees que soy gracioso?
por que hablas mucha mierda.
puede ser.
parece me que nada te preocupa.
hay cosas que si me dan por las bolas.
¿por las bolas?
sí. que me preocupan.
como qué.
judíos y musulmanes.

marie se caga de risa, me mira y mira para donde está el baño y se va caminando sobre la mesa de pull. la chica que sirve cerveza pasa revisando el envase que tiene todavía para un vaso, sirvo a medias y pido otra, supongo que a nadie le molesta. marie vuelve del baño. marie se viene arreglando el pelo. marie se sienta y me mira de rebote por la ventana. no sé de qué color son sus ojos, ahora me doy cuenta. marie no es hermosa, marie no es linda, a veces creo que marie no es ni siquiera marie. tomamos más cervezas y hablamos de a ratos, ella me habla, yo me la paso mirando a los que juegan al pull. el pull es muy fácil, prefiero el snooker, tiene más sentido, el pull es para los pelotudos.

me quiero ir de este lugar.
mañana te vas.
digo de ESTE lugar, a otro lado, ya es de noche.
¿tienes algo que hacer?
no.
bueno, acabo de pedir otra cerveza, la tomamos y vamos a otro lado.
es mejor. ¿cuántas vamos?
no sé.

marie estira las muelas y se le ven las tapaduras. marie no se quiere escapar de los lagartos, marie ríe como los imbéciles ignorantes de la miseria del resto, marie toma cerveza, marie fuma de mis cigarrillos porque no le quedan más. mañana se va marie a la mierda y poco de eso me importa porque tampoco le puedo escapar a los lagartos. porque ahora hay más cerveza, pero mañana hay el resto de los días. mañana se va marie.

no te parece ridícula esta situación?
¿cuál?
ésta.
¿ahora?
sí, ahora. nosotros dos, toda esta gente. todo este lugar, todo este martes.
¿qué es ridícula?
ridículo... ridículo... algo así como... no sé; estúpido, al pedo, todo esto al pedo.
¿nosotros?
nosotros incluidos, porque nosotros también somos este martes.
hablas mucha mierda.
es cierto. ¿queda mucha cerveza? me quiero ir también.
queda poco ¿a dónde vamos?
no sé. ¿dónde quieres ir?
vamos a tu casa. no conozco tu casa.
no tengo una casa, tengo una pieza.
vamos ahí.
bueno.

marie termina la cerveza y se toma lo poco que le queda a mi vaso, me mira y se ríe. marie parece que se ríe los días últimos. marie paga los 42 pesos de cerveza y nos vamos del lugar. todavía tengo ganas de reventarme el marsupio. todavía parece que tengo ganas de acordarme lo que charlamos, aunque no me importa demasiado; tengo ganas de recordarlo en este momento. marie sale caminando zigzag al embudo de la sanmartín olor choripan.

¿no es una linda noche?
no. es una noche.
pero es linda.
es linda porque mañana te vas.
no. porque es linda es linda.
puede ser. a mi me parece una noche común.
...
¿vamos caminando?
no. vamos en colectivo.
bueno. hay que caminar un par de cuadras hasta la parada.

marie salta las calles y los autos sobre la basura de la sanmartín, gambeteando bultos salientes del asfalto y señores de saco que vuelven pálidos a sus casas. marie entre los lagartos. marie no lo sabe, pero el camaleón asecha en su concha plateada. yo entre marie y la migraña de los días. marie sube a un colectivo que lleva a nada. subo detrás de ella.

¿va para tu casa?
masomenos, nos deja medio cerca. ¿por qué a mi casa?
porque ya conoces mi casa. porque no conozco tu casa.
no es gran cosa.
pienso muchas cosas.
¿como qué?
digo las luego.
bueno.

colectivo bajando jujuy derecho hasta doblar orán cuando sólo las luces de lado dan cuenta del auto que dobla, luego derecho hasta el puente de la olavarría, diagonal 20 de junio y parada en la escuela y el único semáforo del barrio. de ahí un par de cuadras para llegar a mi casa, reja con candado, pasando la reja: mi pieza: puerta de lata y adentro marie se ríe de nuevo: se tira al suelo y ríe como los niños a los que se les muere una madre: sin risa. se ríe hasta que le sale espuma de la boca, hasta que vomita la mitad de la cerveza que se ha tomado. luego se limpia la boca sin usar las manos. y mira para adentro de nuevo.

no la imaginaba así.
así cómo.
así.
entonces cómo.
peor. ¿qué es esto?
un televisor roto.
¿por qué tiene un zapato adentro?
no sé. porque así puedo ver las noticias todos los días.
tomas demasiado alcól.
no siempre.
siempre que te veo.
coincidencias.
¿hay música?
si. qué desea escuchar la dama.
cualquier cosa.
entonces cualquier cosa será.
¿puedo elegir?
si.
¿qué es esto?
indie.
¿indie?
si. indie.
¿esto es jazz?
si.
¿te gusta el jazz?
algunas noches.
¿cuál es tu favorito?
no sé. varios.
uno.
scolohofo.
lo escuchamos.
bueno.

marie pone un disco, se tira en la cama y cuenta las cagadas de mosca en el foco. marie cierra los ojos y escucha. es un buen disco, pero esta noche suena como el culo, esta noche no quiero escuchar nada, quiero dormir.

no me gusta. otro.
bueno, otro. ¿ginebra?
no. todavía. eso está mejor.
es buena banda.
¿cómo es el nombre?
queens of the stone age.
son buenos.
si.
tengo ganas de bailar.
no hay mucho espacio para bailar.
no es problema.

marie baila sentada en la cama, se aparta los bichos con los brazos. toma un trago de ginebra y se levanta, pasea por al pieza en línea recta levantando y tirando cosas al suelo. marie se desnuda a medias con música, me pide la ginebra con la mano y toma un trago largo. marie se tira en la cama y me agarra la mano. le miro las tetas que se van para un lado y le saco una pelusa del ombligo. marie no tiene la piel suave, se está convirtiendo en lagarto. ella lo sabe, por eso se va.

a veces veo fantasmas.
¿fantasmas?
si.
y cómo son.
como nosotros.
entonces no son fantasmas.
son fantasmas.
¿cualquier fantasma?
no. gente que conozco.
...
hace tiempo un amigo.
hace cuánto.
hace mucho. la noche que moría.
y cómo se moría.
ahogado en mierda de cerdo.
linda forma de morir.
no es gracioso.
cualquier muerte es graciosa.
no siempre.
¿y lo ves muy seguido?
no.
y cuando lo ves, ¿te habla?
no es gracioso.
bueno, perdón.
¿no crees en fantasmas?
no, nunca he visto uno.
¿entonces qué pasa cuando morimos?
nada. te meten en un cajón y algunos lloran, pero luego es lo mismo.
hablas mucha mierda.
es cierto.
¿te gustan mis tetas?
si. ¿por qué?
porque siempre las miras.
me gustan las tetas en general.

marie se termina de desnudar, me acuesta a su lado en la cama y busca los cigarrillos y la ginebra. marie desnuda a contraluz caminando por el cemento quebrado. a veces marie es hermosa. marie que mira a los muertos, mañana se va marie.

quiero estar así.
me parece bien, ¿queda ginebra?
un poco. ¿hay más música?
ahora pongo algo.
no. mejor sin música.
está bien.
¿no se puede abrir la ventana?
si.
es linda la noche.
...
hace mucho que no estoy así.
cómo.
así ¿cómo se dice?... tranquila.
...
creo que te voy a extrañar.
yo no lo creo.
¿por qué no vienes conmigo?
porque soy un imbécil.
porque te gusta este lugar.
en parte, por eso soy un imbécil.
y estás loco.
lo dudo.
sí estás loco.
lo dudo.

marie cuenta cosas, muchas cosas, algunas que no me interesan, pero dejo que hable: su hermano que ama y parís que detesta. esta noche marie parece feliz, por lo menos ahora. mañana se va marie. esta noche no importa. marie me pide que le lea un poema. yo no escribo poemas marie -le digo. marie se ríe y me dice que sí escribo cosas, que una tarde se las leí. pero no son poemas marie, nunca van a ser
poemas. ¿por qué no son poemas? -dice marie- porque no son poemas marie, porque no son poemas. porque ya no hay poemas, porque nos están devorando los lagartos. porque mañana te vas y no te sabes en los lagartos de los días ni en su concha de plata. marie se ríe y es hermosa en su desnudez que todavía no tiene escamas. marie me dice que una tarde llegué a su casa y estaba borracho y le leía unos poemas de lorca y luego arrancaba las páginas del libro y golpeaba mi pija contra los poemas del puto de lorca y luego los tiraba al suelo y los quemaba y que casi le quemo la casa, pero de eso no me acuerdo, pero de eso no me acuerdo. marie se ríe de esas tardes, no entiendo cómo me soportaba esas tardes, pero marie era a las tardes. luego no me acuerdo. de lorca no me acuerdo. hace mucho perdí un libro de lorca. marie tal vez mirando muertos se duerme con las tetas estiradas sobre la cama. ahora no me puedo dormir. me termino lo que queda de ginebra mirando cómo se duerme marie desnuda y sobre la cama que no conoce.

no te parece una mierda esto?
...
seguro que no.
...
salud.
...
mañana quien sabe.
...
todavía.
...
pero ahora no importa.
...

sexo por la mañana: marie con las ventosas sabe que a veces no se siente mucho el cuerpo por las mañanas, a marie le gusta coger cuando se despierta porque todavía es como que se sueña de a ratos. recién ahora le veo el color de los ojos a marie. no sé que color tienen los ojos de marie. ojos color lagarto cuando marie los abre bien grandes y le tiemblan las piernas.

¿qué hora es?
como las nueve de la mañana.
...
a qué hora sales.
luego.
¿hay tiempo?.
si.
¿tienes que hacer algo en la mañana?
no.
entonces vamos a caminar por ahí.
por donde.
no sé, por ahí.

marie se desdesnuda y tiene sueño, se le nota en los ojos, mira por la ventana y me pega una patada a medio cambiarse porque todavía no despierto. vamos marie, le digo en un bostezo y ella salta por la ventana hasta la calle. marie mira todo, no como si fuera la última vez, porque ahora no sé cómo es la última vez para los otros. salimos y perdón marie pero tengo que vomitar, le digo. marie se ríe al verme vomitar cerveza y ginebra entre vereda y calle, yo también me río mientras vomito. marie luego me da un beso y me escupe en la frente. caminar la mañana hasta que marie se vaya.

una cerveza?
me viene bien.
dónde?
hay un mercadito por aquí.
¿está muy lejos?
no.
¿estás con hambre?
no. tengo sed.
tomas mucho alcól.
no me jodas.
entonces vete a la mierda.
ya estoy en la mierda.
lo digo en serio.
yo también.
mejor me voy a mi casa.
bueno.
nos vemos luego.
bueno.

marie se va por otro lado, seguro buscando la calle que va hasta su casa, poco me importa ahora, uno se acostumbra después de un tiempo. faltan un par de cuadras para el mercadito, se sienten las distancias por la cantidad de perros. los canas pasan disparándole a los pilpintos, los canas pintados de verde. seguro no estamos en este sitio. la policía resguarda al pueblo. la plaga de pilpintos ha llegado. el mercado a dos pasos.

me da una cerveza por favor.
¿blanca o negra?
blanca.
cuatro con cincuenta.
bueno.

marie se va más de un rato. marie me va a llamar de mendoza luego de un mes y me va a decir que se va a francia, me va a decir que argentina es una mierda. tienes razón marie, es una mierda, la cerveza no es buena a la mañana, es una mierda. a veces marie. a veces.

sábado, 17 de mayo de 2008

PERIODISMO Y LITERATURA

FRAGMENTOS DE LA ENTREVISTA A Juan José Millás y Manuel Vicent PUBLICADA POR ADN CULTURA EN EL DÍA DE LA FECHA

La diferencia entre periodismo y literatura, como dijo Josep Pla, es que un periodista que invierte dos o tres segundos en elegir un adjetivo u otro es un escritor. En cambio, periodista es un señor que no invierte ni un segundo en elegir una palabra u otra.

Camus decía que en el día de mañana se resumiría nuestra cultura y nuestra civilización con estas palabras: "Se masturbaban y leían periódicos"

Además, la gente pega el artículo en la nevera. O te encuentras con alguien que te dice: "Hace diez años tú dijiste tal cosa". Y claro, uno no lo recuerda. Como decía Bernard Shaw: "Si leyera todo lo que he escrito, sería cultísimo".
Si tuviera tiempo, me gustaría tener un blog. Ocurre que hay una idea equivocada con este tema. El soporte no te da una inteligencia que no tienes. Si eres tonto en analógico, eres tonto en digital también. No tienes por qué ser más brillante en el blog que cuando escribes en el periódico. Por eso hay tal cantidad de blogs en el mundo. Cada día se incorporan más de dos millones de blogs

viernes, 16 de mayo de 2008

Diario de un escribidor (día 59)



Alejandro Kozarts

Mi sobrinita en casa. Vamos a la vuelta a comprar queso para hacer una pizza. A la derecha, un televisor prendido con el partido de Boca por la libertadores. Mientras esperábamos ser atendidos, entra un payaso, que probablemente había estado haciendo malabares en el semáforo de esa esquina.
Aprovecho para decirle a la Tatu (diminutivo de Tatiana) que mire al payaso. Lo mira, me mira, se ríe. El payaso, concentrado en el partido, ni nota nuestra presencia. Entonces, en la tele, el gol del equipo mexicano. El payaso se da vuelta, me mira (los ojos inyectados en sangre) y después al vendedor. La concha de su madre, dice. Qué pajeros de mierda. Y hace unos gestos de decepción. Tatiana se ríe. Finalmente compramos. Después de unos metros, fuera del quiosco, vemos salir al payaso. Ta triste e payaso, no?, dice la Tatu.

He seguido con los cuentos de Katherine, algunos muy bien. Otros no tanto. Ya voy por el segundo libro publicado en 1922. Voy a buscar su diario, por sugerencia de Monona y el de Cheveer por los consejos de Estrella. Es curioso pero mis mejores lecturas las he hecho así, por amigos que me han hablado bien de este o de aquel escritor y por otros que directamente me han prestado los libros. Hay escritores a los que no habría llegado nunca, escritores a los que muchos de mis profesores no han leído (la mayoría de las veces ni los han escuchado nombrar). Es verdad que no siempre son sorpresas gratas, pero la mayoría de las veces sí.

Hablando de diarios, se reeditó el de Ángel Rama.

Estrella dice en su comentario que “Después de leer autores que nos han gustado, se disparan las ganas de escribir”. Comparto la opinión, aunque en un momento de mi vida me pasó todo lo contrario. Cada vez que empezaba algo pensaba que no iba a estar a la altura de esos textos que me habían gustado y eso me paralizaba. Por momentos todavía me pasa.

Me encontré con esta entrevista a Juan Villoro en el diario Perfil. Saco un fragmento:

Periodista: —En el cuento “Patrón de espera”, el narrador dice: “Elías estaba lleno de fantasías revanchistas (¡por algo era escritor!)”. ¿Villoro tiene alguna “fantasía revanchista”?
Villoro: —Hay que recordar que esa frase la dice el rival de Elías. El piensa que los escritores son observadores –creo que ésa es una condición esencial del escritor– pero no porque quieran recrear la realidad sino porque quieren vengarse de la realidad. Piensa que los escritores son cazadores de detalles agraviantes. Pero es un enemigo de un escritor. Yo soy un cazador de detalles, pero espero que no todos sean agraviantes –aunque algunos sí lo son.

lunes, 12 de mayo de 2008

Diario de un escribidor (día 58)




Alejandro Kozarts

Lectura de cuentos de Villoro y de Cheever. Muy buenos, realmente. Creo que el de Villoro ha sido el disparador de un cuento que he empezado a escribir el miércoles pasado en medio de la clase de Latín. Mientras escuchaba Lupus, Lupe, lupum, lupi, lupo, lupo salió la frase para largar y después otra y otra y no quedó otra que empezar a escribirlas no vaya a ser que se me evaporen. Es la primera vez que lamenté que terminara la clase. Lo voy a retomar mañana. No sé por qué me cuesta tanto escribir acá en el hotel, en la computadora. He vuelto al cuaderno y, los martes y miércoles, que tengo franco, en la máquina de escribir. También, lectura de Katherine Mansfield (cuentos completos). Nada mal, aunque por el estilo (al menos de esos primeros textos de 1911) creo que podría haber explotado mejor su prosa en una novela. El humor y los juegos que plantea necesitan espacio. Uno de sus conocidos, Aldous Huxley lo hace –y de manera genial- en Contrapunto.
Otra lectura: La Fierro. Siempre me ha gustado el comic.

Llegó mail del poeta Kamikaze, que estuvo en estos días en la Feria del Libro, en Buenos Aires, representando a Salta. Se queja de la gran puesta en escena que fue todo eso, y que no hubo espacio para la poesía; pero sí para unas empanadas bien salteñas, of course). Teatro, puro teatro.

Pelis. Estoy viendo casi una por noche, aprovechando unos préstamos de la Milimalista. También pude ver, siguiendo mi obsesión por los policiales negros, “El hombre que nunca estuvo allí”, de los hermanos Coen. Muy Buena. Me bajé con el Emule algunos capítulos de “Historia(s) del cine”, de Godard. Tengo serios problemas, porque a la locura de Godard y su necesidad de destrozar el lenguaje cinematográfico cada vez que puede, se me suma que los capítulos que logré bajar están sin sonido. Aún así de disfrutan. En el cine, Elizabeth, floja.

Novedades en la web. Luis Ferrario continúa con sus relatos del profe(http://relatodeunprofe.blogspot.com/). Asimismo, ha renovado su blog de poesía en: http://www.lferrario.blogspot.com/
El que volvió es Cicco (http://www.hipercritico.com/), después de unas pequeñas vacaciones y arremete, no sin cierta nostalgia, contra el dibujante Liniers. Igual se ve que es más un reproche a un amigo.
El que estuvo haciendo maldades es Pancho y en el blog de la cátedra de Problem. de la literatura Lat. de la universidad (http://literaturaslatinoamericanasunsa.blogspot.com/) copió el texto parricida de Juan Terranova en contra de Gelman, publicado en Hipercrítico. Veamos si alguien responde.
Y Estrella se acerca a la timidez en: http://www.muymuytantan.blogspot.com/









jueves, 8 de mayo de 2008

Querida, no me rompas las bolas...

¿Má, a que no sabes quién se mudo al piso de arriba?

miércoles, 7 de mayo de 2008

Ya salió


Sigo remontando río arriba en un barco que en la proa lleva el nombre de tu nombre, Río Paraná...

martes, 6 de mayo de 2008

Diario de un escribidor (día 57)



Alejandro Kozarts

Mi coherencia por el piso. Viernes 11 am, suena el celular, yo lo manoteo de la mesa de luz y contesto sin abrir los ojos. Todavía sin terminar de despertarme, escucho la voz del jefe del semanario, Kozarts tenés que venir hoy, por favor… el reemplazante había dado marcha atrás, pero a medias… se hacía cargo de las correcciones de textos desde su casa. Ah, un jefe de redacción que no va a la redacción, eso es genial, le digo al jefe. Por eso tenés que venir, el mismo sueldo y no tenés que corregir nada. Se ve que en algún momento dije “acepto” y a la mierda esa paz y tranquilidad que auguraba para mis viernes.

Largué con un cuento. Casi todos los narradores recomiendan tener el final antes de sentarse a escribir. Pero con éste sólo tengo el comienzo. Me está gustando. Pero no sé cómo sigue ni cómo va a terminar. Tengo que delimitarlo. El personaje es un periodista. Voy a tener que podar algunas anécdotas (vividas en el semanario) que inserté en el cuento porque le quitan ritmo. Vamos a ver qué sucede.

Lecturas dispersas, más vinculadas con la universidad. Desilusión con los cuentos de policiales negros, especialmente con Chandler. No he leído ninguna de sus novelas. Acabo de bajar de una biblioteca virtual La Geometría del amor, de John Cheever tras la recomendación de Estrella y otros elogios hechos por Maximiliano Thomas hace un tiempo en su página. Mañana retiro del correo argentino “Los culpables”, de Juan Villoro.

Pancho me pasó una revista Maxim, que tiene a Yéssica Cirio en tapa. Adentro hay un escrito de Martín Caparróz sobre esta muchacha (con muchas, muchas fotos, de ella por supuesto). La nota se llama “velada literaria. (uno de los mejores escritores del país escribe sobre uno de lo mejores culos de la Argentina”. En realidad Caparroz sólo escribe 5 líneas sobre Yéssica y después divaga sobre otros temas (toda la nota no tiene más de 30 líneas) y termina pidiendo que le paguen los mil pesos que le prometieron (fuck, en el semanario pagan 30 pesos la página, o sea 75 líneas). No pude dejar de preguntarme, entre otras cosas, qué hubiera escrito Borges sobre la Coca Sarli. Como no la podía ver... ¿la hubiera tenido que tantear?
La revista también trae un cuento policial, que pertenece a la antología sobre el género que sacaron los nuevos narradores (Terranova, Cucurto, etc). El cuento de la revista no está mal, pero tampoco es la gran cosa. Está basado en el motín de los 12 apóstoles.
El miércoles, llevo la revista a la universidad. La saco para mostrarle el cuento a un compañero que, ve a Yéssica y se asusta. No, no, bolu, pensé que era en joda. No puedo evitar reírme. Pero si no nos van a echar, además esto no es pornografía, acá hay más literatura que en toda la carrera de Letras, le digo.

Domingo, de festejo en la casa de la Mili Carón por su cumpleaños. Se cocinó unos frangollos riquísimos y la pasé realmente muy bien con los sospechosos de siempre.

Cine. El orfanato, bien; pero hasta ahí nomás (uno de los actores es el señor Barriga!!). En la compu: Chabrol, Chabrol y Chabrol. Muy bueno, porque juega con el policial, pero se sale del género en películas como La mujer infiel y El Carnicero. Noto, en estas películas y otras de directores de la Nouvelle Vague ciertas desprolijidas que no restan, sino que, por el contrario, suman en lo estético.

Parece que se empieza a hacer justicia, al menos en parte. El poeta kamikaze Juan Manuel Díaz Pas viajará a Buenos Aires, junto a otros 3 vates, a representar a Salta en la Feria del Libro. Todo pagado por el gobierno de la provincia de Salta. Si no me equivoco a Juan lo incluyen en una antología de nueva poesía salteña. Creo que todos los poetas kamikazes deberían estar ahí, pero entiendo que el gobierno no haya querido correr el riesgo de llevarlos a todos… esos muchachos ni pisarían la feria del libro… los habrían tenido que buscar en algún cabarute del once. Hasta no salir en Crónica TV no hubieran parado.

sábado, 3 de mayo de 2008