viernes, 18 de enero de 2008

JAQUE AL REY



Daniel Medina

Hace dos días hablábamos de él. Luis Ferrario tomaba su Coca-Cola, yo un café; afuera del bar el sol pegaba fuerte, las otras personas discutían, de algo discutían, el televisor anunciaba un nuevo asesinato en un country, y nosotros lo recordamos a él. A Bobby Fischer, que hoy murió.

Mi relación con el ajedrez empezó a los 14 años, en la pileta de la Sirio Libanesa, donde se jugaba mucho. Mi amigo Mariano me enseñó a mover las piezas; con Lamas, un viejo mozo del club, aprendí a jugar.

Presenciando una partida entre Lamas y un ex presidente de la liga salteña, escuché por primera vez que el legendario Bobby Fischer había estado en Salta (en los 80 o antes), que había venido a jugar unas simultáneas, veinte o treinta, de las cuales ganó todas, menos dos, que terminaron en tablas. Yo no lo podía creer, pero Ferrario me confirmó la historia, señaló que en menos de 2 horas Fischer de despachó a todos los jugadores. Ni siquiera se detenía frente a los tableros, jugaba casi sin verlos, a diferencia de un gran maestro ruso que estuvo en Salta hace un par de años y que para vencer a todos sus adversarios necesitó unas 6 horas.

La historia de los dos tipos que hicieron tablas también tiene sus misterios. Uno es Aparicio –si no me equivoco, aunque puede ser Belmonte- que enseña en la universidad de Salta y del otro he escuchado el apellido, pero siempre lo olvido. Todos los jugadores de ajedrez hablan de él con cierto desprecio: el tipo hizo su aparición de la nada, ni siquiera estaba entre los 5 mejores de Salta, pero ese día logró empatarle a Bobby Fischer y después simplemente fue como si se lo tragara la tierra. No volvió a participar de ningún otro torneo. Algunos creen que se fue de la provincia. Otros, que se escondió para no jugar de nuevo y que se evidenciara que esas tablas habían sido pura suerte.

En la Sirio libanesa, cuando presenciaba la partida entre Lamas y ese ex presidente de la liga salteña, me enteré de otros detalles de la visita de Fischer a Salta, porque el ex presidente había tenido que hacer de guía y acompañarlo a todas partes. Según este hombre, Fischer después de la partida se compró varios comics, “para relajarse, para no pensar mucho”. Y esa noche – a pedido del maestro- lo llevaron al bajo, a nuestro bajo, a buscar putas. “El maestro, después de jugar, necesitaba descargar sus energías”, detalló el hombre. Y como para agrandar aún más su leyenda, relató: “el maestro pidió una habitación y cinco putas. Fue un griteríó terrible. Entró a las 11 de la noche y salió a las 7 de la mañana, chalita, como si nada.”

3 comentarios:

Conjuro dijo...

Realmente es una sorpresa esta serie de coincidencias. Entré a tu blog a partir del de Terranova. Además veo que tenemos la misma imagen de Ron Damon y un post de Bobby Fischer.
Qué se yo, saludos.

Opadromo dijo...

Mirá vos, al final la red de redes es como un pueblo de provincia. Y lo de Terra vendría a ser como el almacén de ramos generales.

Maxi Paesani dijo...

Tengo un problema, me encanta jugar al ajedrez pero soy malísimo. Sé que eso podría arreglarse con un poco de estudio. Pero por ahora mis estudios andan por otros lados.

Me dió ternura encontrar este post. Le dieron poca bola a la muerte de Fischer, pese a que quizá fué el mejor jugador de la historia. Si alguien sabe de alguna biografía del tipo que sea confiable háganmelo saber, please.

La anecdota de las putas me encantó...