viernes, 16 de noviembre de 2007

Diario de un escribidor (Día 5)



Alejandro Kozarts

Caminando, anoche, por las desiertas calles de la ciudad, junto a par de amigos, me he sentido uno de los personajes de “Los inútiles” (de Federico Fellini). No hay rumbo, las improvisaciones son constantes y la caída es inexorable y su presencia casi se puede palpar. Lo malo es que me siento muy cómodo, salvo cuando tomo conciencia de este constante estar a la deriva.

Hoy, por la tarde, revisación médica, capacidad pulmonar para ser más preciso. Uno pasa, lo hacen soplar por un aparatito y después la doctora mira una pantallita y habla:
-Obstrucción leve
Me pregunta si tengo asma o alguna enfermedad respiratoria, le digo que sí aunque nunca me hice ver. La doctora, joven y poco atractiva, se indigna:
-tenés asma y fumás!!!
-El che Guevara tenía asma y fumaba, incluso habanos
-y así le fue: murió joven
-pero porque lo cagaron a tiros
-y eso fue porque no pudo correr más, porque fumaba.
-mmm
No sé qué investigaciones históricas respaldan los argumentos de la doctora; pero, de todos modos, hoy empiezo con un nuevo intento de abandonar el cigarrillo.

Breve chat con Pancho. Me comenta que dejó un comentario en el blog de Lucía & cía. (lapupilapurpura.blogspot.com) En un artículo sobre las bibliotecas. El comentario de Pancho, fundador de opadromo, dice:
“Viste ese programa donde los intelectuales muestran su biblioteca?. Já, es como cuando estas en un baño público y todos sacan la pinchila para mostrar cuán grande la tienen.”
Y la respuesta no se hizo esperar. Angeles dijo...
“Se entiende lo que querés decir, opadromo. Se hubiera entendido igual si lo decías menos desagradablemente”.
Leo esto y vuelvo al chat. Pancho comenta: “para mí que estas minas cogen todas con la luz apagada”.

Interesante debate, en este blog entre La Filósofa del lenguaje y Lucía, a raíz del mismo artículo.
mili dijo...
“y sí, uno siempre es responsable a la hora de prestar un libro, ya sea por esas sensaciones (un poco infantiles y banales de las que habla el texto que parecen estar calificando más a un snob que a un lector o a alguien que realmente le gusta la lectura)o porque un libro simpre te marca incluso aquellos de los que creemos no recordar nada. Ahora, si uno no lee, bueno no habría responsabilidad al prestar un libro. Esa sería la actitud del snob que siempre es inimputable por ser tan insignificante”.
Lucía dijo...
“Después de todo ¿qué es un snob? Aventuro una respuesta: un perjuicio, una construcción que se actualiza constantemente, ideada por los intelectuales (o aspirantes a) sobre gente que intenta lo mismo que ellos, pero de otro modo, y por lo tanto es denostado.”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quisiera opinar pero todos los libros que tengo son robados...

Estrella dijo...

Muy buenos los diarios, siempre.

Lucía dijo...

Pero qué simpático que es Pancho. Cuánto se molesta por mí. Nunca antes me había sentido tan importante. Primero, se interesa por mis opiniones políticas, ahora se ocupa en pensar que apago la luz.
Pobre.