viernes, 9 de noviembre de 2007

ALGUNAS OBSERVACIONES PARA LOS PROXIMOS 4 AÑOS

by Da Silva

Y se fueron las elecciones el domingo pasado. El resultado esta puesto. Se pudo más o no, eso sólo lo sabe el espíritu absoluto. Las sensaciones hablan de una obviedad en la quietud e indiferencia ante el poder, pues nadie olvida que el último presidente electo no terminó el mandato. Hay algo que K ha logrado de forma satisfactoria: ha logrado reestablecer el poder del ejecutivo. Es increíble ver como merito de algo ser lo que debe ser. Es como si una mariposa se alegrara por dejar de ser oruga y ser mariposa, por ser lo que se supone que debe ser. Estamos tan mal que festejamos que la persona que llega al puesto de poder más relevante del país no tenga dificultades, miedos, dudas de ser lo que eligió hace tiempo, es decir, ser presidente. No es como elegir entre turno mañana o turno tarde, es una decisión de vida, es poner toda la libido a un proyecto que se emana desde lo mas profundo de su ser, desde su super yo que esta enfocado a eso y que ha estado durante toda la vida. Es cierto, si algo nos deja en claro la historia es que los lideres (que no es lo mismo que los Mesías, valga la aclaración) no salen seguido y no cualquiera puede (aunque mucho quiera) desarrollarse bien en la emulación de tal personaje (si digo muy protagónico ¿suena muy moderno o realista?).

No quiero hacer los análisis que ya todos deben haber leído, escuchado hasta el cansancio. Quiero plantear lo que puede pasar. Vamos a verlo así: K y Cristina en estos 4 años se han ocupado de construir poder. Ambos lo han expresado en sus dichos y en sus hechos, se han autodefinido como “progresistas” (con lo difícil que de por si es definir esa palabra) y llevan adelante lo que ellos han llamado como la recuperación del país que abandona el “infierno” para llegar al “cielo” pasando por el “purgatorio”. Bajo estas analogías K intentó crear un discurso sobre su persona (sobre su ser y estar en ese lugar, en ese momento histórico) que le sirva como proto-ideología propia, como el discurso que lo avale y sobre todo para que el pueblo arme ese esquema en su cabeza. Para ello intentó explicar lo que sucedió en el país, qué ocasionó la explosión de 2001 y la conflictividad general continua que ocurre desde hace 30 años (podríamos decir que empezó con el Rodrigazo del gobierno de Isabelita Perón) y allí el discurso progresista cerraba. Este esquema ideológico era cuasi desconocido para la población en general. El “progresismo” como ideología (podríamos decirlo como habitus, como forma de vida, etc.) sólo tiene alguna existencia relevante en la clase media de Capital Federal mientras el resto del país presenta el entramado ideológico fragmentada y difuso propio de una modernidad indefinida o directamente inexistente, como ocurre en las provincias feudo por ejemplo.

Entonces K toma este discurso, que en mi opinión no es redituable automáticamente en el plano de la opinión publica, pero lo hace y pone en el primer plano de la opinión publica la causa de los derechos humanos, lo cual no deja de ser reconocible como gesto al menos al sufrimiento de los vejados y dañados por lo sucedido y por su repercusión en la dinámica de la opinión publica de la construcción de la realidad que hace el imaginario social a través de los medios y las mediaciones que generan lo que conocemos como agenda pública y que desde luego también construye poder en términos políticos-discursivos. Es interesante en mi opinión la movida de entrada, con todos los gestos de confrontación hacia la iglesia, la milicia, la corte suprema y demás. Es un presidente tomando partido, o sea ejecutando, siendo ejecutivo. El sentir que existe una persona que ejerce la forma “poder” (inclusive en esta pseudodemocracia como es la democracia representativa burguesa) que de alguna forma ha gestado la sociedad en su dinámica interna es importante porque el mensaje que le vuelve al habitante es que ese “poder”, el que él ha gestado de alguna manera (repito aunque no sea la que otorgue el mayor poder posible al representante y, menos aún, al representado), existe. Ese poder esta. Es decir, firmar un papel en Balcarce 50 o en Grand Bourg no es lo mismo que firmar un papel en la casa del vecino. Eso que parece tan obvio, alguno vez estuvo cuestionado. Ahora ya no. Me parece un paso adelante.

Ahora bien, los K se dicen progresistas y esta reivindicación del ejecutivo ha sido el logro más importante que han conseguido en estos 4 años. La famosa construcción de poder se ha dado. Es cierto que el poder en lo político sigue fragmentado (son datos importantes los reveses que ha tenido en Córdoba, en Santa Fe y en Capital el aparato de poder por excelencia en estas latitudes del mundo como el PJ, ya ahora cuestionado en esta supremacía por otros fenómenos regionales como el movimiento campesino de Bolivia, el MST junto con el PT en Brasil o lo que esta sucediendo con la revolución bolivariana en Venezuela), pero en el plano general nadie desconoce que el mayor poder en estos lares lo tienen Néstor y Cristina.

Dando por supuesto que los K ya lograron hacer crecer ese poder tan exiguo con el que empezaron, ahora se encuentran en una senda que muestra que el camino, que antes era de una sola manera, ahora se ve enfrentado a una bifurcación. Esa bifurcación presenta por un lado, a) el “continuar” (desde las palabras del oficialismo) con los cambios, las mejoras, los avances en el desarrollo del país en todos los ámbitos o bien b) seguir siendo lo mismo que lo anterior (o sea lo que ocurre hace 30 años desde la implementación del neoliberalismo no solo como patrón económico sino como racionalidad legitimante y ordenadora de todos los ámbitos de lo social desde lo político, lo cultural, lo consuetudinario, lo relacional, etc.) nada más que con mayor poder en el ejecutivo, tesis que denuncia continuamente la oposición. Vamos a vislumbrar los dos caminos:

a) De verdad los Kirchner son algo distinto. De verdad quieren cambiar en lo posible la realidad del país. No se les puede acusar de ingenuos o utópicos como se le dice despectivamente a cualquiera que intente proponer cualquier tipo de cambio, como es común en este país bastante reaccionario. Saben que para cambiar hay que saber ver y dejar pasar, entender lo que sucede, penetrar en eso mismo, desde dentro y romperlo. Mantener a los amigos cerca y a los enemigos más, cuestión que cuando el tiempo y la historia hayan hecho su labor y haya que sacárselos de arriba sea de una manera muy fácil, sea casi un trámite. Esto debería pasar con el aparato de poder instalado en el conurbano de la provincia de Buenos Aires que obedece a un ordenamiento mafioso mezclado con las prácticas de caudillos que manejan sus territorios como feudos de luchas entre guardias pretorianas, ya sea disfrazadas de policías o maleantes. Podríamos decir que los K nos quieren hacer creer subliminalmente a todos que se puede gobernar para bien en conjunto con la mafia. Es decir, que los intereses de la mafia no estarían estrictamente en contradicción con el desarrollo y el mejoramiento de la calidad de vida del país. Y acá sí que suena ingenuo o utópico. Quizás, diría K, hay que mantener este poder interno, relativamente pequeño, adiestrable, hasta algún punto predecible para al menos tener alguna oportunidad de contrarrestar los poderes extranjeros que siguen operando de forma hegemónica después de 30 años de extranjerización de la economía y del poder político. Aquí la tesis de los K me parece que estaría en lo cierto y sería cuestión de tiempo ver cómo se las ingenian, a través de un método parecido a las leyes de la guerra de Von Clausewitz, los K para equilibrar ambas presiones. Desde esta postura que avalaría la benevolencia de ambos la respuesta final sería “No queda otra porque no es posible”.

b) En realidad los K son lo mismo. Llegaron oportunamente al poder de la mano de un representante de eso mismo: Duhalde. Pactaron con todo el aparato del conurbano y evitaron que la prensa lo haga público. Tras la idea de la construcción de poder tomaron como propio un discurso que suena lindo en los oídos de una clase media urbana pero solo sirvió como una pieza más en un esquema de pacificación social, luego de lo conflictivo que venía siendo la historia reciente del país. Luego de un primer año de agitación mediática se volvió a lo mismo de siempre nada más que con una estrategia más cínica que involucra mantener el neoliberalismo del saqueo de los recursos naturales (acuerdo con la minera Barrica Gold) pero al mismo tiempo realizar negocios y lobbys favorables con gobiernos opuestos ideológicamente como son Bolivia, Venezuela y más recientemente Ecuador. Un gesto concreto de la falta de involucramiento en la causa que enarbolan los gobiernos de estos países es la inasistencia del presidente a la cumbre de países no alineados en Cuba el año pasado, entre otros. La hipótesis de poder de los K es mantenerse en el poder lo que de, nada más que manteniendo el poder de los capitales extranjeros, de los caciques del conurbano, de las asociaciones mafiosas del interior del país en conjunción con una política de pseudo contención del reclamo social a través de la instrumentación bastante corrupta del Estado en alguna áreas de la economía, una devaluadísima copia del modelo renano de algunos países de Europa. Este tipo de planteamiento desconoce que el neoliberalismo (como el capitalismo en si) entra en crisis continuamente y mantener este tipo de equilibrio es muy complicado. La historia conoce una lógica del devenir acontecimiento que sorprende inmensamente y por otro lado, justamente, cuando más poder acumula lo establecido menos noción tiene de la implosión de los espectros del pasado.

En fin, no tengo intenciones de optar por uno de los dos caminos. De hecho, creo que este binomio sólo sirve a los fines de proponer una reflexión. No creo que sea, ni que suceda estrictamente lo que se plantea pero sí me parece que en esas dos miradas se desenvuelve el futuro próximo de la política de este país. Si aceptamos que los K ya están en condiciones de realizar cambios profundos que mejoren concretamente la calidad de vida, entonces nos encontramos frente a una etapa de 4 años que marca una fase de definiciones. Cómo se dará no lo sabe nadie, pero sólo podemos decir que en los momentos de definiciones pasan muchas cosas pero lo bueno es que las especulaciones se acaban, porque las decisiones son excluyentes, son por si o por no y allí vale lo que uno pone en juego, pero sobre todo lo que persigue. Y con mucha habilidad se puede neutralizar dicha interpretación de nuestro accionar porque no se tienen otras posibilidades (es entendible, todos lo hacemos en nuestras vidas cotidianas) pero cuando el tiempo pasa, quizás inertemente, las posibilidades se ordenan y ahí entra en juego ese oscuro pasadizo que liga la voluntad con la estrategia de vida y con la política, como en el caso en el que hablamos. En ese pasadizo entramos desde el domingo pasado.

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