jueves, 21 de febrero de 2008

EL DESPERTAR AMARGO

Amanece sobre las chapas de la villa
en este invierno sucio y gastado.
Adentro de la pieza hace tanto frío
como en la calle llena de escarcha dura
porque entre cartón, botellas y arpiyera
el viento suele colarse a manotazos
y es necesario hacerse un ovillo
con la oscura desgracia de andar viviendo;
abrir los ojos aquí después del sueño
equivale a chocar con una montaña,
¿qué hacer con este vacío lleno de mugre
ahora que el sol ha vuelto a alumbrar la tierra?
¿acaso con su luz no salta a la vista
lo que la noche había conservado oculto:
los rasgos brutales de la carne
sometida a la negación absoluta?
Salta mucho a la vista pero nadie ve
la negra realidad tejida de instantes,
el tedio, la nada, la horrible imposición
de regresar al basurero por comida.

Luis Ferrario

1 comentario:

AleLo dijo...

Un placer, algo de tristeza por la realidad, pero como siempre.. un placer leerlo señor Ferrario