lunes, 15 de octubre de 2007










EL SERMON FINAL
by Da Silva


En una iglesia cualquiera, en un lugar lejano, un párroco hace algo increíble: dice su verdad.


“Hermanos, hoy me voy de esta diócesis y me voy mal. Va a ser mi última charla con uds., porque esto que llamamos sermón debería ser una charla y no un monólogo. Me voy porque la justicia de este pueblo me persigue y tengo ordenes de salir de acá así la justicia de los humanos no me condena. Y no quiero que me condene porque no creo en ella, además como iglesia no queremos que se manche para nada nuestra organización. Somos como una familia… jajaja… y no queremos mostrar la hilacha… Uds. sepan que yo no hice nada, soy un curita gil que puso una firma donde no debía y eso porque defendiendo a Dios tuvimos que cagar a alguien y ¡cómo no lo íbamos a hacer!... gracias a él podemos asegurarnos un techo y una comida diaria. Sé que a muchos ya les esta molestando lo que les digo pero es así. Los que se quieran retirar, háganlo. Nosotros sabemos que a Dios de verdad no le importa que se queden hasta el final de la misa, es una imposición estúpida. El mundo se esta acabando y nosotros seguimos con la celebración de algo que parece más una fiesta fúnebre. Además, la iglesia no quiere entender que la política ya no se hace con un “panfleto dominguero”, en eso los de la iglesia universal no sacaron muchos cuerpos de distancia. Ahora sólo digo lo que me parece bien y lo malo que salga, que salga duramente. Sólo les digo lo que siento, es el último tango para mi, el más doloroso, ese que se baila con la bronca de la mina que te dejo por el tipo bacan, “guitudo”; es esta la misma situación en la que el romántico tanguero es abandonado por la mina que lo deja por sus ánimos más mundanos. Mi iglesia me suelta la mano porque soy un sospechado de mala persona aunque yo sé que me mandé una cagada, que soy un negligente y un ignorante en cuestiones de contratos. Mi “mujer” no me cree, me abandona y me castiga a dejar de estar a su lado.

Ahora me pregunto cómo puede ser que esta institución eclesiástica no entienda la diferencia entre una equivocación y un pecado. Puse mal una firma, no puede ser que no entiendan que de verdad no quise cagar a nadie. Yo lo digo y me lo banco: ellos son más pecadores que todos uds. ¿Y saben porqué? Porque el pecado, querido hermanos, para Cristo era el hecho de usar a los otros, de comprarlos como se compra un mueble o una casa y usarlos, y no entender que la religión y Dios son ante todo los creadores de la humanidad, del ver en el otro a uno mismo, de ver un espíritu y no una cuenta bancaria o una deuda con abogados. Y así es, Cristo quiere que cuando veamos a otro nos preguntemos porqué esta mal y cómo podemos mejorarlo, pero sobre todo que le preguntemos, que entablemos un diálogo, que nos conozcamos. En el Vaticano no me conocen, me juzgan y me condenan sin espacio para defenderme. Eso hizo Poncio Pilato. Y ellos forman parte de esa maquinaria generadora de dinero y se pelean por él. No han entendido nada.

Me voy y no volveré jamás. No los olvidaré, pero sé que uds. seguirán viniendo a legitimar esta parroquia y lo harán por siempre porque tienen miedo. Yo también lo tuve pero una vez que ví al diablo delante mío, créanme, deje de tener miedo. ¿Y saben porqué? Porque me di cuenta que es mucho más débil de lo que parece, porque Dios es más grande, solo que hay que ponerlo en práctica.

¿Alguna pregunta?”

Todo el pueblo comentó por un tiempo este sermón. Aun hoy algunos suponen que el cura estaba loco, otros que estaba enojado porque lo cambiaron de lugar y otros porque estaba endemoniado. Estos últimos confirmaron su hipótesis de que el diablo anda suelto, de que el Apocalipsis se acerca y de que los católicos deben estar más unidos que nunca para sobrevivir a otra oleada de espíritus malignos que se instalan en los corazones de los humanos, sobre todo de los artistas, de las madres solteras y de los que hablan difícil. Ante eso, dijeron, habrá que defenderse con la muerte del diablo, o sea, de los poseídos.

1 comentario:

Estrella dijo...

Muy bueno. ¿Qué se hizo del cura gil y tanguero?