viernes, 16 de mayo de 2008

Diario de un escribidor (día 59)



Alejandro Kozarts

Mi sobrinita en casa. Vamos a la vuelta a comprar queso para hacer una pizza. A la derecha, un televisor prendido con el partido de Boca por la libertadores. Mientras esperábamos ser atendidos, entra un payaso, que probablemente había estado haciendo malabares en el semáforo de esa esquina.
Aprovecho para decirle a la Tatu (diminutivo de Tatiana) que mire al payaso. Lo mira, me mira, se ríe. El payaso, concentrado en el partido, ni nota nuestra presencia. Entonces, en la tele, el gol del equipo mexicano. El payaso se da vuelta, me mira (los ojos inyectados en sangre) y después al vendedor. La concha de su madre, dice. Qué pajeros de mierda. Y hace unos gestos de decepción. Tatiana se ríe. Finalmente compramos. Después de unos metros, fuera del quiosco, vemos salir al payaso. Ta triste e payaso, no?, dice la Tatu.

He seguido con los cuentos de Katherine, algunos muy bien. Otros no tanto. Ya voy por el segundo libro publicado en 1922. Voy a buscar su diario, por sugerencia de Monona y el de Cheveer por los consejos de Estrella. Es curioso pero mis mejores lecturas las he hecho así, por amigos que me han hablado bien de este o de aquel escritor y por otros que directamente me han prestado los libros. Hay escritores a los que no habría llegado nunca, escritores a los que muchos de mis profesores no han leído (la mayoría de las veces ni los han escuchado nombrar). Es verdad que no siempre son sorpresas gratas, pero la mayoría de las veces sí.

Hablando de diarios, se reeditó el de Ángel Rama.

Estrella dice en su comentario que “Después de leer autores que nos han gustado, se disparan las ganas de escribir”. Comparto la opinión, aunque en un momento de mi vida me pasó todo lo contrario. Cada vez que empezaba algo pensaba que no iba a estar a la altura de esos textos que me habían gustado y eso me paralizaba. Por momentos todavía me pasa.

Me encontré con esta entrevista a Juan Villoro en el diario Perfil. Saco un fragmento:

Periodista: —En el cuento “Patrón de espera”, el narrador dice: “Elías estaba lleno de fantasías revanchistas (¡por algo era escritor!)”. ¿Villoro tiene alguna “fantasía revanchista”?
Villoro: —Hay que recordar que esa frase la dice el rival de Elías. El piensa que los escritores son observadores –creo que ésa es una condición esencial del escritor– pero no porque quieran recrear la realidad sino porque quieren vengarse de la realidad. Piensa que los escritores son cazadores de detalles agraviantes. Pero es un enemigo de un escritor. Yo soy un cazador de detalles, pero espero que no todos sean agraviantes –aunque algunos sí lo son.

1 comentario:

Estrella dijo...

Quizás debería haber dicho: Cuando llemos escritores que nos gustan, se disparan las ganas de escribir... salvo cuando leemos a Dostoieski, por ejemplo (entre algunos otros). Ahí me digo: para qué.