martes, 21 de agosto de 2007

Por una bala en el culo

Pancho Rodríguez

Los días feriados son así. A todo lo que quiero no puedo llegar. Las pocas personas que caminan hacen vacio a su alrededor. Estamos todos solos.
Sandra se va con Maxi, se pierden entre esos seres; ellos, solos, se pierden. Espero. Cortos, media hora. Después, largometraje. Espero. Busco asiento solo para descansar toda una tarde de desencuentros. Escucho. Se va de horario una charla debate que precede a la función. Pocos. O todos lo que deberían estar. Qué no debió filmar un culo al aire. Qué es irrespetuoso. Qué es arte. Qué es una visión humana. Qué deberían tomar un examen a los niños para ver cuanto saben del héroe. Qué se debe estudiar su pensamiento. Qué debemos reclamar una compensación histórica. Porqué nos atacan a nosotros si los negros que gobiernan ahora los cagan de hambre. Qué la lucha de clases existe. Se disparan, buscan trincheras. Qué son unos campesinos. Fin. No, por favor, deben desocupar la sala. Fin. No hay cortos. Salgo. Busco algo abierto. Quiero alinear todo esto pero son solo pedazos con los que quiero armar un traje. Cualquiera. El que salga. Cualquier corte. Nada alinea. O debe alinear y yo no estoy capacitado para hacerlo, bueno, por lo menos no esta noche. Me adelanto y en orsai me meto en un taxi. Pero de los compartidos. Los cinco ocupantes hacen vacio, ni una llave y menos un golpe puede abrir el cerrojo de esos ojos que se anteponen a sus pensamientos. Me incluyo. Yo también hago vacio. Miró. Pero como se dice sin mirar. Leo. Kambio. Traidor. Experiencia. Reinovador. En una esquina cabe todo el pensamiento político de esta ciudad.

1 comentario:

Formonauta dijo...

un nuevo Pancho se abre ante mis ojos, y no voy en taxi, es un ciber...