Daniel Medina
Es el espanto, definitivamente es el espanto lo que nos une.
No sé por qué, pero hay algo que asusta en esta tierra, rica en poetas, pobre en poesía. Tal vez sean las ovejas, que están por todas partes, dando vueltas y vueltas, buscando un pastor que les diga qué hacer. Uno las ve, con las cabezas gachas y los ojos como pidiendo permiso o perdón, en el opódromo de turno (el monolito, la plaza o la balcarse) y a uno le agarra miedo de empezar a formar parte de ese rebaño, porque ya se puede intuir que la resignación (una variación de la estupidez) es contagiosa.
No sirve defenderse, hay que contraatacar.
Algunos amigos, al menos, así lo han entendido. Y esto se puede palpar en sus proyectos.
X planea hacer un cortometraje: Día de la procesión del Milagro, las campanas de la catedral hacen lo suyo, hay un sol espantoso (ideal para mártires), los parlantes reproducen el himno que, abajo, los fieles repiten de memoria “señor, del milagro, crist….”. Pero un grupo terrorista ha tomado la central desde la cual se reproduce el himno, saca ese cd y pone la Versuit. Por los parlantes se empieza a escuchar “Dios, se nos cagó…”. Los fieles salen del transe y, horrorizados, corren pa’ todos lados.
Es probable que este corto nunca llegue a filmarse.
Arturo planea una novela. No sabe bien cómo serán los personajes, ni cómo hablará el narrador; ni siquiera sospecha de qué tratará. Pero, ya sabe cuál es el final: las imágenes del señor y la virgen, cayendo al piso, rompiéndose en pedazos y quedan ahí, hechas mierda.
Daniel Murillo había empezado a bosquejar un comic, que Aníbal Tejerina (alias Tinto) iba a dibujar. Se iban a centrar en la protagonista: una pendeja salteña oligarca ninfómana. Pero este comic-porno, al menos por ahora, está inconcluso. Sabemos, de entrada, que la revista ABC no lo publicaría (no vaya a ser que se quede sin lectoras)
Otro comic que todavía no ve la luz: Se va a llamar Saltrix . Empieza con un plano general del despacho del gobernador, el tipo está sentado, sudando y tiene una pistola en su mano derecha. “Están afuera y van a entrar. No sé cómo pude perder el poder”, dice el gobernador, mientras se lleva la pistola a la sien y espera que los revolucionarios irrumpan en el despacho. Entonces se realiza un flash back, que da cuenta de toda la revolución: hay héroes con superpoderes y archi-villanos, por supuesto: un cura que lanza ostias filosas (como estrellas ninjas), pitufos-policías con picanas, entre otros.
A otros se les da por los graffitis. En algunas paredes salteñas se puede leer: “Aníbal Verón: eficiencia del estado”; “Nos rebelamos, luego existimos”; “A los salteños dios nos ilumina, pero Edesa nos cobra”; “Amor: hay hambre en estos valles”; “¿Feudo o democracia?”.
Algo nos han hecho, para que reaccionemos así.
4 comentarios:
Ay, lo que son las enumeraciones. Parece ser que el tío Borges al que muchos citan y pocos leen, que también es mi caso, tomaba la enumeración como una de las posibilidades del infinito. Bueno hasta ahí mi conocimiento a través de terceros sobre la idea del tío. Pero ahora, yo me pregunto por qué me molestan tanto las enumeraciones. Cuando se pone entre paréntesis y se elegen tres lugares como los opodromos de turno (monolito, la plaza o la balcarce) me desespero. Claro está que a nadie importa mi desesperación pero creo que nadie se da realmente cuenta de lo que significa semejante enumeración. Si al menos hubiese puesto etc. en vez de esa "o" que hace pensar que son los únicos tres lugares. No, incluso el etc. me molesta puesto que hay toda una elección en lo que se nombra y luego todo el resto se deja en el etc., silenciado, abstracto... (elección)
Es clara la intención de quien aquí escribe pero no estoy de acuerdo con los nombres que elige. En primer lugar no conozco el monolito, en segundo lugar todo el mundo va a la plaza, la balcarce es lo quiay. A mi humilde entender, el error principal está en pensar que los opodromos existen en un espacio concreto, material... (elección de calificativos)y no en todas partes, incluso aquí, mientras escribo, está entre estas letras.
Opadromo,es opadromo... y la balcarce no es solo lo quiay, yo prefiero Puerto (los sábados, Sálon es los Viernes)
Yo sigo la escritura del autor y dice opódromo. Y sus preferencias me tienen sin cuidado.
La lectora tiene razón. El tema es mucho más complejo y los opódromos exceden los enumerados, con torpeza, en el artículo. Pero, también es verdad que esos tres lugares son paradigmáticos. Desde luego habría que ahondar: en la balcarse hay de todo y la misma plaza se resignifica con sus ocupantes. Puede ser un lugar de lucha y resistencia, como de carataje. La universidad bien puede ser un opódromo e incluso una fábrica perfecta de opas en serie. Como dije: el tema es más complejo
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