sábado, 18 de agosto de 2007

Los Rodríguez



Pancho Rodríguez


No hay mucho para decir de los rodríguez. No hay generales ni curas, ni siquiera un gaucho que le limpio las botas a Güemes; solo que recordamos como máximo la generación anterior a los padres de los que hoy la cuentan. Y por eso intuimos que siempre fuimos zafreros de un pueblo llamado San Martín en el municipio de Campo Santo, un pueblo que corrió la misma suerte que Macondo y que debe descansar en el infierno de los pueblos. Cuando viajamos a Córdoba, papá, veinte minutos y cuarenta y cinco kilómetros después de que salimos de la Capital gira su vista hacía su derecha y señala San Martín. También señala una usina eléctrica, que es la que hoy remplaza a San Martín.
De lo que estamos seguro es de que siempre tenemos hijos varones y siempre sale un zurdo. Cuento cinco tíos, diez primos hermanos y no se cuantos tíos primos. Mi viejo es zurdo, tres; mi hermano menor lo es igual. Esa capacidad de procrear hace que solo recuerden partidos de fútbol y peleas. Mi tío Tatarata Rodríguez jugó en Juventud Antoniana y de un puñetazo le saco un pedazo de piel de la cara al presidente de la cooperativa que hoy regentea los pocos cañaverales que quedan en Campo Santo. Años después devolvió aquella trompada con tres puñalazos en el cuerpo de uno de mis tíos. En la casa de la tía de mi viejo, por Zuviría al mil quinientos, en un festejo de año nuevo todos mis tíos y mi viejo se cruzaron a trompadas con la banda de los Siares al enterarse de que habían golpeado a mi tío René. La abuela contó que a la vuelta de la gresca, todos llenos de barro (siempre llueve para año nuevo) y golpeados (porque se pega y se recibe, lo cual hace incierto el resultado) mi tío Alberto buscaba su pistola, que su mujer prudentemente había escondido, para quemarlo al que hoy es Concejal y dar un resultado final al empate parcial de los puños. Muchos años después de ese 31 de Diciembre, el Siares que salvo mi tía disparó a un vecino de Castañares que al pasar la caravana proselitista del actual Intendente puteo porque le arruinaron la siesta.
Dentro de la esfera directa soy parte de tal vez la única tradición que podemos ostentar. Siempre hay un Francisco en cada generación. Rolo no reclama no ser parte de esa tradición al ser él el primogénito ya que al nacer un 18 de Agosto en vez del 16 zafó de llamarse Roque. Sebita se ruboriza cada vez que mi vieja en un almuerzo recuerda que sus hermanos le pusieron el nombre por un cantante de cumbia muy popular por el año 1987.
Yo armo una biblioteca con libros guardados en cajas de zapatos y casas de mis amigos. Espero que mi hijo sea zurdo y juegue en primera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Realmente sorprende lo bien que mostraste la eterna dicotomía de una familia argentina y seguramente del mundo enterno. Padres zurdos, hijos de derehca, hijos de derecha y padres zurdos. Y ¿hay qué será eso? ¿será que todos quieren jugar al futbol y no saben con qué pierna pegarle a la pelota?

Anónimo dijo...

el hay no es tal sino que es ay. (producto de la conmoción).

Formonauta dijo...

Pancho, que raro se me hace pensarte como Francisco Rodriguez... ¡Si para mí siempre fuiste el Pancho!