RESEÑAS

ESTAS SON ALGUNAS DE LAS RESEÑAS LITERARIAS Y CINÉPATAS PUBLICADAS POR EL SEMANARIO CUARTO PODER. LAS QUE NO SE DAN A CONOCER ACÁ ES PORQUE ESTABAN AÚN PEORES QUE ÉSTAS.

SimplementeBukowski

Esdifícil encontrar un lector adulto que no reniegue hoy de él. Sienten algoparecido a la vergüenza por haber disfrutado tanto de esas páginas. Y dicen quees un escritor para adolescentes, que se puede vivir como él, pero no escribircomo él; dicen, en síntesis, que su literatura es basura pura.

Perono es su literatura la que ha envejecido, sino sus lectores, unos lectores quea medida que pasan los años le van tomando gustito a lo predicable del canon, alas buenas lecturas que recetan las instituciones.

CharlesBukowski fue un grande y por eso merecía una película que estuviera a sualtura. Ese documental se ha hecho y se llama “Born into this” (2003). Sudirector, John Dullaghan, estuvo más de 7 añosdando vueltas alrededor de Bukowski, de sus amigos, amantes y enemigos; losiguió como un detective salvaje y de esos kilos y kilos de cintas consiguiópresentarnos uno de los retratos más completos del autor de “La máquina defollar”.

Eltipo no plantó la cámara en frente para hacerle unas cuantas preguntitasdurante 40 minutos y después dar todo por terminado; sino que lo persiguió porsiete 7 largos años. Y con el material de archivo que consiguió rastrear,prácticamente se puede ver a todas las facetas de este escritor, porqueBukowski no siempre fue Bukowski, sino que inventó un personaje y lo repitiótantas veces hasta que se olvidó que era un personaje. Uno de los puntos mássobresalientes de este documental es que logra poner en evidencia esas grietaspor donde la construcción del poeta maldito se desmorona, se quiebra, secontradice. Primero conocemos a un Bukowski errante, con miedo a perder sutrabajo como cartero, porque si bien lo detestaba, era lo que le daba de comery de beber, sobre todo de beber, porque no pasan más de 3 minutos en el filmsin que Charles empuñe una cerveza y le dé duro, tan duro como le daba a lasteclas de su máquina de escribir para vomitar cientos, miles de poemas oescribir una novela en un mes (Bukowski no pasaba ni un solo día sin escribir:la literatura era su salvavidas). Podemos ver a un tipo que se larga a llorarmientras lee un poema porque lo conmueve y le recuerda a una mujer que amómucho y en otra entrevista lo vemos totalmente sacado, echando a patadas a suesposa del sofá mientras la insulta y la cámara sigue rodando; también está elBukowski que se disfraza de tipo duro y el que vomita de miedo antes de suprimer lectura de poemas en la universidad, en la que se han juntado cientos dejóvenes (en un evento en el que rara vez iban más de una decena de personas) yallí lo vemos entrar a Bukowski, abrazando su botella de vino, como un náufragose aferra a una tabla en plena tempestad.

Eldocumental es muy ágil. No tanto por los testimonios de Sean Penn, Tom Waits yBono (que no suman mucho, pero ahí están para dar su respaldo) ni porotros más importantes como los de su editor y los de su esposa e hija, sino porun montaje muy hábil: el tipo logró mezclar a la perfección todas las piezas:entrevistas viejas, lecturas de poesía en distintas etapas de su vida, lasfotografías, etc. E Los que consigan el dvd original (si no prueben en Taringa)van a encontrar material extra, que se ha dejado fuera del documental (todobuen director debe saber sacrificar material), pero no fuera del dvd: allí hayuna película casera de la esposa y los famosos leyendo poemas inéditos deCharles.

Un gran documental, para un gran escritor. Este final es demasiado solemne.'You really fucked up, there, Babe', diría Bukowski.

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Pacatos abstenerse


Siempre hay que estar atento a las publicaciones que circulan silenciosas. Pueden ser el documento ideal para cualquiera que pretenda saber qué estaba sucediendo en una sociedad, en un corte de tiempo determinado. La revista “Nuevos amigos” no es nueva, es más, ya va por el quinto año, se distribuye en casi todo el norte argentino y de alguna manera funciona como la válvula de escape de una sociedad reprimida, hipócrita.

En la tapa, se la anuncia como revista social del NOA, tiene como subtítulo importante “Intercambios” y algunos de los títulos que se anuncia sobre la figura de una pareja en pelotas son: “Buen Sexo… a solas”… “Educando la sexualidad”. En el último editorial, firmado por la editora responsable, Sonia del Carmen Aguirre, propone la revista para educar a los padres y para que éstos, a su vez, eduquen a sus hijos. “O será que les tenemos que dejar tamaña responsabilidad a los educadores escolares?”, dice. Los artículos son, en general, bastante superficiales. Hay uno en que se promociona “juguetes sexuales para Mujeres”, otro en el que se detalla el “Horóscopo sexual”, para usted se puede enterar de algunos tips insospechados, como que la mujer de virgo prefiere tener un amante que sea aseado y limpio, correcto y apropiado.
Lo mejor de esta revista son los clasificados, separados por rubros como “swingers, gays, informales, bisex y lesbis” . Enrique (29) dice: “Soltero de Salta gordito morocho sano de mente y cuerpo humilde. Quiero conocer mujer que no discrimine a la persona para fines serios. Hombres y Gays abstenerse” (sic). Es gracioso como se ponen esos límites y algunos eufemismos que se despliegan. El salteño Enzo también recalca: “aventureras, gays y travestis abstenerse”. Miguel en cambio solamente no quiere saber nada con “Histéricas y frígidas”. Otro que abunda es “gorditas abstenerse”.

Las exigencias por momentos son absurdas. Por ejemplo, una pareja de swingers, que además aclara que “nos gusta el sexo, con o sin vibradores”, demanda que la chica que se preste al tercero “debe ser culta, limpia, discreta y bien educada”. ¡¿Y si se aparece una Karina Jelinek”, qué haría esta gente?! Esto se repite de manera constante. Otro dice: “Buen nivel social económico cultural. Somos sanos, limpios.” Ahí entra otra pregunta: ¿Qué quiere decir “ser culto” para estas personas? ¿Para participar de un menaje a trois uno tiene que haber leído antes las mil páginas de “El ser y la nada”?

Otro dice: “pareja de Salta desea conocer mujer bisex para trío que tenga buen nivel socio-cultural, sea limpia, sana y respetuosa. Entre 27 40 años que no sea gordita.”

Es llamativo cómo los que publican estos avisos buscan llamar la atención resaltando sus virtudes. Un salteño jura que “en mí encontrarán una persona predispuesta, de mente abierta y algo de lomo, con la cual podrán contar siempre”. Hay uno que dice ser el mejor para ser parte de “una infidelidad sin lastimarse, con higiene y respeto. Muy discreto, sanito, pero divertido”.

Si bien muchos de los avisos huelen a mentira, o por lo menos a exageración, no falta el que comete un sincericidio. Miguel Angel de Tucumán, dice: soltero… cobro una pensión, y vivo con mis padres, tengo un poco de retraso, tengo una enseñanza lenta pero terminé la primaria. Quisiera conocer a una mujer…”.

El aviso más raro es el único que se encuentra bajo la categoría “otros”. “Soy un joven de Salta capital amante de la zoofilia y quisiera contactarme con todas las mujeres que quieran tener sexo con animales yo dispongo de ellos, comunicarse a…”

En estas páginas, el goce no es pecado, los que se animan a mostrar la otra cara de la ciudad de la moral y las buenas costumbres.

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Los inútiles



Las historias de niñitos bien con vidas felices resultan insoportables. Hay algo de indecente o de provocativo en mostrar esas existencias tan espantosamente perfectas e inalcanzables. En cambio, hay una atracción única en las historias de perdedores, sobre todo cuando el fracasado se jacta de su estado, no tanto porque sabe, o al menos intuye, que un perdedor siempre será un perdedor, sino porque tiene el coraje de despreciar todo lo que significa éxito en la sociedad.

El repertorio de películas con esta temática es grande, pero en este momento se me hace imposible dejar de hablar de Los inútiles (1953), una de las grandes obras maestras de Federico Fellini, aunque no haya tenido el recibimiento de otros de sus trabajos.

La película comienza con una fiesta, una dolce vita pueblerina y paupérrima, en la que uno de los 5 perdedores toma conocimiento de que su novia está embarazada. El muchacho intenta huir, en vano, del pueblo para no hacerse cargo. Lo que este personaje intenta retener son esas horas muertas con sus amigos, las borracheras, las caminatas y charlas y esa sensación de estar a la deriva sin que el naufragio los pueda alcanzar.

En contraposición de los jóvenes, están los adultos, paradigmas de la responsabilidad –pero también de la resignación- dentro de la sociedad.

No hay una visión idealizada de estos perdedores. Se muestra sus miserias, sus vicios, las consecuencias que generalmente recaen en otros para que ellos puedan seguir jugando a que pueden detener el tiempo, mientras se sienten intocables por los azotes de la vida. Pero tampoco está esa mirada moralista o por lo menos hay algo que a lo largo de la película queda en claro: Fellini quiere a sus personajes, tanto como al cine (aunque haya dicho que el negocio del cine es macabro, grotesco: una mezcla de partido de fútbol y de burdel).

Uno de estos 5 perdedores logra saltar ese cerco y se va del pueblo, algo que acaso añoran todos, pero nadie se atreve a sacar los pies de ese terreno seguro, predecible, donde el ayer se parece demasiado al hoy. Sale de madrugada, cuando todos sus amigos están durmiendo y acá Fellini hace algo genial: cuando se va retirando en el tren, podemos ver, a través de distintos travellings, cómo la cámara se aleja del andén, de cada una de las habitaciones de sus amigos; podemos ver, en resumidas cuantas, todo lo que se deja atrás.

Otra secuencia en la que el talento de Fellini brilla (estos son los primeros años del italiano como director, pero ya es un maestro) se puede apreciar, por ejemplo, en la escena del baile de disfraces, con movimientos de cámara impresionantes.

“Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador”, decía el maestro. Han pasado casi 55 años y esta película no ha envejecido nada. Sigue siendo inevitable ver esta película con nostalgia y cariño y disgusto y envidia por todos esos grandes perdedores.
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Holocausto Cannabis

Sólo unos pocos son capaces de hacer buenas películas malas. Con un buen presupuesto y un equipo atrás bien capacitado, es fácil aspirar a la excelencia. Así cualquiera (o casi cualquiera).
Lo complicado, lo verdaderamente genial, es hacer arte con dos pesos. Hay que ser un genio para que esos films funcionen, aunque están plagados de errores de continuidad, con efectos especiales patéticos, y actores que no son actores sino amigos del director y con un equipo de profesionales que no son profesionales, sino, probablemente, los mismos amigos que actúan. Los primeros minutos ante un film así uno piensa que es una chantada, pero pasan los minutos y uno se va enganchando, empieza a reírse o a llorar o a asustarse y cuando uno termina sabe que esa porquería que acaba de ver es una fucking obra maestra.

En esta columna ya hemos dado varios ejemplos de estas pequeñas muestras de genialidad. “Holocausto Cannabis” es un film gore argentino de 1992 y la dirige y guiona Mariano Salas.
La historia es más o menos esta: un pequeño grupo de mutantes controla o está por controlar (nunca queda en claro, hay problemas graves de guión) el planeta tierra. Tienen forma humana, pero se los diferencia del resto porque usan un pasamontañas, como los del Subcomandante Marcos. Después hay una supuesta profecía en la que vaticina que unos guerreros acabarán con esos mutantes. Hay varias luchas y sangre y vísceras por todas partes.

Con semejante título, se esperaba mucho de una película que hace aguas por todos lados y eso hace que los 53 minutos que dura el film se hagan eternos. La historia no se entiende, la calidad de imagen es terrible (¿lo filmaron con vhs? ¿Con el primer celular con cámara de 1992?) Y el sonido es aún peor: los actores tienen líneas cortas y aún así, por momentos, no se entiende lo que dicen y con los doblajes tocan fondo. Los puntos fuertes, o los menos débiles, tienen que ver con algunas escenas (los actos sodomitas de los mutantes, por ejemplo) y una que otra frase en los diálogos. “Vas a morir, cerda radioactiva”, es una frase memorable.

Supongo que a esta altura de la nota usted ya se debe haber preguntado qué tiene que ver la cannabis en todo esto. Es una buena pregunta, pero la verdad es que la respuesta es de difícil acceso. Un crítico del sitio Gorevisión tira una hipótesis. “Parece el fruto de un director que hubiera hecho una enorme hoguera con hojas de Cannabis y se hubiera sentado encima a aspirar antes de comenzar a filmar...” Otra hipótesis, más intelectual –y por ende menos sincera- remite al significado de Holocausto y habla del Apocalipsis, del fin del mundo y con todas esas connotaciones tremendistas y remata su artículo así: “Literalmente quiere decir "todo quemado"...así que el título es algo así como "Quemen todo el Cannabis" ...o sea, "Quemen toda la chala."

El título es un homenaje a Holocausto Caníbal, una de las grandes películas del género. Además hay fragmentos de otras películas directamente incrustadas en éste (vemos a un cazador de elefantes dándole con todo a esas bestias que se desploman alzando un tierral espantoso); pero todos estos guiños y la frescura de las malas actuaciones improvisadas de esos mutantes gay enmascarados no alcanzan para hacer de este bodrio una película digna.

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