lunes, 24 de noviembre de 2008

Diario de un escribidor (82)



Alejandro Kozarts

El infierno tan temido parece haber pasado. Promocioné lo que había para promocionar y estoy preparando los finales. En estos días de descanso de la universidad aproveché para leer los libros que me regalaron y que por suerte me han gustado: el juego del Angel, de Carlos Ruiz Zafón (es un folletín, pura acción, pero me gustó el manejo de humor en los diálogos, aunque Zafón hace que el dialogo del protagonista sea igual con todos los demás personajes, todos hablan de la misma manera, desde el carnicero hasta el policía hacen un uso temerario de la ironía) y el último de Michael Moore (publicado con el objeto de respaldar a Obama, con gran humor también y datos: Moore es, antes que nada, un periodista. Ahora estoy con “Hablemos de langostas”, de David Foster Wallace: realmente deslumbrado.


La idea era empezar con la novela en enero, después de todos estos exámenes, pero ya empiezan a erupcionar las ideas y voy tomando nota de los personajes, y trazando un mapa de “las escenas” (algunas partes me vienen como imágenes, no sé cómo cornos voy a hacer con este monstruo).


Con más tiempo para los amigos, con buenos vinos y empanadas y asados y esas cosas. (Ya lo sumaremos a Martín Maigua y a la gente de la revista Intravenosa si andan por acá).


Una grata sorpresa: Alejandro Luna y Vargas Mora ganaron el concurso literario de la Universidad Nacional de Salta (premio: $300) en cuento y poesía respectivamente. Juan Manuel Díaz Pas me avisó hoy que manda reseña al semanario y también tengo ya en el correo una entrevista realizada por Luis Ferrario a Gustavo Rubens Agüero. También arranca el BAFICI el jueves en Salta.
Cine: La última del Che y el documental de los ferrocarriles de Pino Solanas. Me gustaron.
Novedades en los blogs: Volvió la Mili-malista!! (alias "filósofa del lenguaje): http://fragmento-s.blogspot.com/


Pego abajo otra reseña sobre una nueva revista literaria salteña que estuvo circulando entre los alumnos de Letras. Una paradoja: una reseña mediocre para criticar la mediocridad de una revista. Acá iba a poner todas las excusas: iba a decir que la reseña la tuve que escribir el viernes a las apuradas en un ciber, en el que sonaba la cumbia a todo volumen, en el que unos chicos jugaban a acribillar gente y se escuchaban las ametralladoras y los gritos de los chicos, hacélo aca, pepe, y había otras cosas que ya he olvidado. Pero al mismo tiempo pienso que no hay excusas. Quiero decir que sólo importa el producto final, lo que llega a las personas, todo lo demás es anecdótico. Cuando yo voy a ver una película de Woody Allen no me importa si el tipo estaba con dolor de muela durante el rodaje y por eso hay menos planos o fueras de focos, por dar ejemplos burdos. Uno va y exige que el producto esté bien y punto y está bien que así sea.

================================================
Mucho ruido, pocas nueces


La humildad es, a veces, la mejor excusa para dejar todo tal como está. Nada favorece más a los que detentan la hegemonía, que la tibieza del resto.


Esta reflexión viene por una nueva revista literaria que empezó a circular en la provincia (o al menos dentro del predio de la Universidad Nacional de Salta). Se llama la Bulla y está condenada a no dejar marca alguna.


La revista, que tiene a Gabriela Soria, Gonzalo Ramos, Héctor Galíndez y Vilte Adolfo en el staff promete mucho en la tapa, pero adentro no deja más que desconcierto. ¿Qué es lo que quiere decir esta gente con esta revista? ¿Hacia dónde pretenden ir? La revista no dice nada, salvo que hay miedo, un julepe insoslayable a jugarse por algo, por decir estamos parados aquí y no todo nos da lo mismo.


Realmente no entiendo por qué alguien se toma el trabajo de editar y sacar una revista si adentro no se expresa nada, si todo da igual. Los integrantes de esta revista sólo dicen que no tienen nada para decir. Y se jactan de ello, lo que es aún más alarmante.


En el editorial incluso se hace alarde en esta necesidad de “situarse en la in-postura”, en que la revista “no pretende arbitrar ni mucho menos juzgar” y añaden que “su búsqueda se centra en querer mostrar el hecho artístico en general, el arte de la palabra en particular”. “Inicia La Bulla con la convicción de que mostrarse es ubicarse en un determinado lugar, pero planteándose la necesidad de mutar siempre que sea necesario sin dejarse pensar por ningún preconcepto ni doctrina”, agregan.


En el editorial también hay una oración que prueba los estragos que puede ocasionar la Universidad en los que pretenden volverse escritores. Si no me creen, lean: “El hecho artístico, en tanto manifestación de un individuo que está ubicado en un lugar y un tiempo que lo condicionan, manifiesta o hace una lectura de la vida”.


Este miedo a tomar una posición se puede ver claramente en el contenido de la revista: casi no hay una producción propia y se termina incluyendo una serie de poemas que tampoco n os dicen nada sobre los que hacen la revista: la selección es tan variada (eso sí, todos los vates pertenecen al canon) que parece haber sido concebida para dejar contentos a todos. Hay un poema de Santiago Sylvester, de Juan Carlos Dávalos, de Jorge Boccanera, de Olga Orozco, de César Vallejo y de Baudelaire y también hay un espacio para Allen Ginsberg y Gregory Corso, dos poetas beatniks, acaso lo único medianamente jugado de esta antología.


No entiendo cuál fue la idea de incluir, por dar solo un ejemplo, a Baudelaire ¿salir corriendo y mostrarle la revistita al profe de literatura francesa y decirle mire profe, le publicamos un poemita a Baudelaire? Encima podría apostar a que ese poema lo sacaron de alguna cartilla de lectura obligatoria.


El tema central de este primer número es la crueldad, al menos eso es lo que se anuncia, porque adentro solo hay un micro ensayo –de alguna manera hay que llamarlo- que aborda esta temática. Ah, y u n breve comentario del dibujo de tapa, en el que se trata de dilucidar por qué el apóstol Tomás le mete el dedo a Jesús ( en la llaga, por supuesto).


Carente de personalidad y con agua en las venas, es la nueva propuesta de revista literaria. Un consejo: si no se tiene nada para decir, entonces mejor guardar silencio.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

si papá, si no hay nada pa decir, no se dice y chau. ni atrevidos van a ser, pendejos opas que nunca harán bulla.

tantomundo dijo...

buenísimo, aviso que el 20 de diciembre aproximadamente ando por allá
dispuesto a sumarme a las reuniones

un abrazo


p/d: avísenle también a alias dada

Intravenosa dijo...

Nos sumamos... donde, cuando?
Y uds cuando por aca? quedo pendiente el partidito... y estaria bueno juntarse pa charlar y ver si se puede hacer algo.
Estamos a la espera del material (igual todavia hay tiempo)
Saludos
M

Anónimo dijo...

guau, tanta bronca hermano, tanta furia por los que hacen? Tanta imbecilidad en querer mostrarse crítico y en realidad no se hace más que demostrar que no se leyó más que los títulos de los poemas y no se comprendió el sentido de la revista. Algunos lamebotas de profesores universitarios creen que la vida pasa solo por mostrarse intelectualoide y caretearla de litertato. La vida es un poquito más que eso no creen?

Anónimo dijo...

Como que don anónimo es parte de la revistita, jaja, nadie se banca una crítica. no será este mismo anónimo el que deja los otros comentarios? Como que sigue caliente todavía. O serán muchos anónimos?
Por otra parte, opino lo mismo que Kozarts, mucho ruido, mucho ruido, pero como que le falta algo que es mucho a la revista, por ahí la leí dando vueltas y lástima.