sábado, 26 de mayo de 2012

RAFAEL CARO: "yo era el típico colgado que dibujaba y escribía durante las clases de ciencias"



 Así se presenta: "Salteño por casualidad más que por convicción. Viví y trabajé en Buenos Aires luego del colegio. Uno allí deja de llamarse por su nombre y pasa a ser un topónimo: “el Salta” o “Che, Salta”. Trabajé en varias cosas y me especialicé en escarbar, comprar y canjear libros usados. No me gustan las fechas y soy malo para recordarlas, quedamos así, ¿ah?

A ver, yo era el típico colgado que dibujaba y escribía durante las clases de ciencias. Tuve un abuelo que fue gaucho de Güemes, oía música clásica, hacía yoga y me enseñaba esas posturas complicadísimas. Él disfrutaba de escuchar leerle diarios y cuentos. Mis trabajos eran leídos por l@s profesor@s de literatura para mi horror delante de mis compañeros. Así, todos me animaban a participar en cuanto certamen hubiera. Lo bueno es que siempre se gana algo allí ¿no? Pasé por relaciones duraderas medio enfermizas y otras cortas y saludables.

Exhibir algunos títulos queda bien siempre supongo. Bueno... algún premio en concursos literarios de la universidad de Salta. Trabajo en una oficina, estudio Letras y escribo cuentos cuando puedo en “La Sonámbula” (la cual también tiene formato digital y se puede descargar del facebook) y en varios blogs bajo el seudónimo de “Chúkaro”. En la actualidad ya superé el miedo a exponerme en mis cuentos y a recaer en relaciones jodidas.

1) Básicamente escribo para sacarme ideas autodestructivas, reírme de fobias o locuras propias y ajenas. Escribir es mejor que exorcizarse en alguna iglesia que lo televisa y te lo pasa a la madrugada. Por otro lado, el proceso de escribir en sí mismo resulta entretenido. Uno puede tener una ruta determinada de antemano, pero el GPS suele fallar y ahí, justo ahí, en lo impredecible del resultado final, está lo jugoso.

2) Escribo desde que inicié la escuela primaria. Me gustaba escribir cuentos o dibujarlos. Se trataba de secuencias narrativas sin mucho orden y/o lógica donde de una historia me salteaba a otra casi sin relación de continuidad temporal ni lógica.

3) Influencias. Recuerdo aquellos deliciosos relatos de sacrificios humanos, esclavitud, antología de poemas eróticos, batallas y toda clase de perversiones sexuales llamados la Biblia. Yavhé es un escritor aceptable a mi parecer aunque sólo se limitara a dictarles a sus escribas humanos supo llevarse todo el mérito. No sé quién cobra los derechos de autor. Influyó bastante en mí y en muchos escritores. Yo hubiera incluido una guerra de comida con un concurso de eructos durante la última cena. Eso sí, su ideología es aburridísima.

Hubo un cuento en particular, “El racista” de Isaac Asimov que me condujo a la anagnórisis. La verdad me había sido revelada. Escribiría lo que a mí me gustaría leer.

4) Todo libro de relato de viajes siempre me pareció atractivo. Es un tópico que abarca desde los viajes de Simbad, Gulliver, pasando por la Odisea, más cercano a la Historia, los relatos sobre migraciones, expediciones bélicas, crónicas de conquistas. También los viajes por el espacio a los que invita la ciencia ficción.

5) Me gusta la nueva camada de autores que proponen nuevos modos de escribir y en quienes se aprecia una enorme lectura de los clásicos sin caer en la falsa seguridad de escribir siguiendo los sagrados mandamientos del canon literario (cambiantes parámetros, dicho sea de paso). Nombraré a autores del Noroeste: Raúl Luna, Lía Sosa, Fernanda Salas, Alejandro Luna, Juan Pas, Fernanda Chamale. Algunos más o menos conocidos pero les pongo fichas a todos ellos. Cada uno en su propio estilo, más o menos definido pero esa búsqueda puede durar por siempre. Y acaso deba ser así.

6) Esos escritores que fabrican libros como salidos de una cadena de montaje, siempre la misma estructura narrativa, que se aprovechan de la gente para rapiñar con sus creencias religiosas en un estilo apto para todo público, cuyo saber omnisciente los habilita para dictar talleres sobre todos los campos del saber humano desde la poética al marketing de escritores. Son tan Narcisos que se citan a sí mismos tooooodo el tiempo. ¿Nombre? Mal Agüero Molina. Y ya que estoy en esto, Salvador Marinaro por cholulo y pretencioso.

7) Lo difícil es escribir un libro, al menos de manera independiente, sino tener ganas, tiempo y plata. Escribir y publicar son dos cosas tan diferentes. Igual, el soporte virtual hoy en día llega a muchas más personas y la devolución de los lectores es inmediata y desde latitudes y longitudes de lo más variadas. Cuento con cuentos para un libro de cuentos hace cuánto. Igual a veces me molesta que me digan: “sos poeta” y tener que aclarar que nunca escribí un poema en mi vida. Lo que cuesta es elegir entre el material cuáles cuentos y qué cantidad llevará un libro.

8) De chico quería ser astronauta. También me interesa la actuación como pasatiempo y porque permite superar inhibiciones, recuperar lo lúdico. Y claro, quiero ser profesor de Literatura y lograr que más adolescentes se interesen por Humanidades. Y los que no, al menos que se lleven algunos textos buenos de recuerdo como suvenires.

9) Una obra tiene que ofrecer una mirada distinta de algo ya conocido. Siempre se tratan los mismos temas, pero depende de cómo se ejecuten. Como leí por allí: “una buena idea no equivale a buena prosa”. Pero cada obra tiene su ritmo propio, su tensión de elementos particular. No creo que haya un modo único. Y si lo supiera lo guardaría encerrado dentro de cien campos electromagnéticos y una cápsula de fisio-tiempo como patrimonio de la Humanidad.

10) De menor a mayor:

Nicolás Maquiavelo, Yavhé o Adonay (el dios judío), Homero, Eugenio Cambaceres, Oscar Wilde, Isaac Asimov, Ray Bradbury, Robert Silverberg, Arthur C. Clarke. Y al final, el maestro... ¡Ruge la hinchada!...¡¡¡¡ Aldous Huxley!!!!



7 comentarios:

mamita dijo...

eeee medina no recibas entrevistas peladas sin lo q escriben, sino le paso al verdulero una, así la subis mañana

don venereo dijo...

de que se queja la mamita esa, si ahí dice que escribe en la revista sonámbula, entrá a la pag y lee un poco. pedazo de sorete. acabo de hacerlo por pura curiosidad y lanzo la pregunta: ¿la revista sonámbula va encaminada en la escuela dejada por jv soto en la ahora tan difamada revista quimera? ¿medina imaginó todo este recorrido sórdido cuando financió los primeros ejemplares de la quimera? ¿lo tiene todo fríamente calculado y está armando todo esto a partir de algo que no existe para que luego pueda choriar cuando viejo escribiendo acerca de la disque literatura salteña de principios de siglo?

cecilio dijo...

para cuando mas entrevistas?????

cecilio dijo...

para cuando mas entrevistas????

cecilio dijo...

para cuando mas entrevistas?

Opadromo dijo...

Se han enviado el mismo cuestionario a unas 20 personas más. De esas, al menso 6 se comprometieron a responder en algún momento: Alejandro Dallacaminá, Alejandro Luna, Fabio Martínez, Ariel Agudo, Pepe Gonzáles, y el creador de este blog, Pancho Rodríguez (ah y hay uno más cuyo nombre no recuerdo,pero participó del concurso universitario de cuentos (los mails de los concursantes ha sido una contribución de Miriam Pagano). Fabio Martínez nació en Salta,pero está en Córdoba hace varios años y tiene un libro publicado allá (con prólogo de FAbián CAsas) y uno de sus textos ha sido incluído en el libro "Es lo que hay", una antología de la joven narrativa cordobesa.
Ni bien llegue alguna respuesta, la subo.
La idea ha sido realizar un relevamiento lo más completo posible.
No se ha ninguneado a nadie, si algunos de los lectores de este blog conocen a otras personas que están escribiendo, por favor, enviar el mail y los datos, para poder conocer a esas personas.

Anónimo dijo...

Jajaja yo era otro tipo de colgado, el que escuchaba música en su cabeza (oasis, red hot, nirvana, etc.) y se la pasaba dibujando y flasheandola en la clase de mate. Me quedé de curso 2 veces por esa materia jajaja ;(