martes, 15 de septiembre de 2009

Como un día de carnaval para ellos o un Mundial para Sebreli

¿Por qué somos intolerante cuando se manifiestan sentimientos contrarios?... tendría que empezar a desarrollar una hipótesis y anda a saber cuantas cagadas más para finalmente terminar aceptando manso que me pongan un parlante y dale que te dale. "No salgas y punto si tanto te molesta" dice mi vieja por teléfono cuando le manifestó mi autodiagnóstico: fobia social. Por lo que el sábado fue el último día que salí. Fui al VEA y compré un pollo, verduras, fideos secos, manteca, dos sachets de leche, el lunes me di cuenta que me había olvidado la crema de enjuague. Tampoco fue para tanto, si no iba a salir tampoco tenía motivos para bañarme. Mal cálculo, el pollo no iba a alcanzar haciendo la cuenta "una pieza por comida".
Domingo: dos muslos.
Lunes: pechuga y las dos alas en una sopa, en la cena.
Martes: lo que quedó. Espalda y algo de la cola que me llenaron con el cansancio y frustración de las empresas perdidas.

¿Martes? una mierda. La Nori estaba cerrado. Caminé dos cuadras hasta la paragua, no tenía leche ( de los dos sachets, los dividí entre los desayuno y meriendas y un licuado el domingo), no había más que pan chanchito, nada de tortillas, y mientras esperaba a que me atiendan recordé que había olvidado la botella de vidrio de Fanta, y como no soy cliente no me iba prestar el envase ( todas las botellas que tengo en casa son de prestamos olvidados). Así que no comí una mierda. La paragua cerraba a las 13 hs, según el cartel que tenía en la balanza.

Está tarde decidí que iba a terminar de leer dos libros que había dejado antes de irme a Bs.As. Encendí la compu y me puse a ver los Padrinos Mágicos. Y mientras buscaba dentro de las zapatillas mi tuquera me doy con que Arnet se había caído. Llamé al ceroochocientos pero no pude resistir a Vivaldi interpretado en un órgano Casio paraguayo. No porque me guste la música clásica sino porque tenía un buen pedo en el mate. Saqué los libros de la caja de los botines, traje mi silla playera del balcón, el almohadón chiprio que me trajo mi hermano de Turquía y abrí la carpeta donde tengo los vídeos bajados de poringa. Antes de empezar traté de recordar en qué parte había quedado en el primero de los libros. Así que me puse a ver una de doble penetración anal. Hay una parte donde la cámara baja y se ve las zapatillas del que la sostiene. Me acerqué a la ventana, había gente caminando. Iban. Recordé los días de carnaval en el departamento de Cañada y Laprida. Volvió internet. Volví a conectar el msn. Mensajeó Andrea, quería saber si los cines estaban abiertos. No, todo cierra, hay que darles la posibilidad a que todos participen. El sensacional éxito en todo el país iba a tener dos espectadores menos. El gordo con una mano como racimo de pinchilas forzaba a una estudiante japonesa con un tatuaje gastado en una de sus tetas. Cuando desperté fui a cerrar la ventana, la gente volvía. el exilio de las especies.

No hay comentarios: