domingo, 8 de marzo de 2009

Rodrigo Espina


Cuarto Poder publicó el sábado esta entrevista con Rodrigo Espina, director de “LUCA”.



Título: “Si algo sale de adentro del corazón, va a conmover sí o sí”

Copete: El realizador presentó el domingo pasado su debut cinematográfico en El Teatrino, en el marco del ciclo cine y rock que continuará durante marzo, los domingos a las 20:30 en 12 de octubre 1205. Antes de enfrentarse a los espectadores charló sobre la película, las dificultades de hacer cine en nuestro país y de por qué Ricardo Mollo y Diego Arnedo le dieron la espalda.


Fede Anzardi

En 1985, Rodrigo Espina, un joven publicista apasionado por el cine, conoció a Luca Prodan e inmediatamente le propuso protagonizar un corto que estaba a punto de realizar: “El día que reventaron las lámparas de gas”. Luca actuó y allí comenzó una gran amistad entre ambos que derivó en “LUCA”, el sensible debut de Espina como director de largometrajes que refleja perfectamente a ese italiano que cambió al rock argentino.
El film, estrenado en diciembre de 2007, fue exhibido de manera novedosa: en vez de proyectarlo simultáneamente en salas de todo el país, Espina se dedicó a recorrer las ciudades con una copia bajo el brazo, ofreciendo sólo una o dos funciones, en las que debatió con el público que asistió y ayudó de esa manera a que la película obtenga con mayor puntaje el calificativo “de culto”.
“LUCA” se estrenó en nuestra ciudad en agosto pasado, en el marco de la Semana del Cine Argentino en Salta, pero sin la presencia de su realizador. Y no podía ser. La película debía ser exhibida en Salta con Rodrigo Espina ahí, en la primera fila, contestando las preguntas hasta que los echaran a todos de la sala.
“Lo primero que me preguntan es por qué en el film no aparecen Ricardo Mollo y Diego Arnedo”, le cuenta Espina a este semanario, parado en la vereda de El Teatrino, a una cuadra del Monumento 20 de febrero, con una empanada en la mano. Está acá, por fin. Vino a Salta, cuando ya nadie lo esperaba, a presentar su película un año y dos meses después de haberla estrenado, ya con una primera edición en DVD agotada (la segunda saldrá en las próximas semanas) y ante alrededor de cincuenta personas. Muy poca gente para lo que significa la realización.
Una pregunta, por poco original no deja de ser interesante, así que Rodrigo Espina la tiene que soportar una vez más: ¿Por qué los Divididos, ex compañeros de ruta de Luca en Sumo, no quisieron participar?
“Ellos vieron los primeros veintisiete minutos de la película –se embala y no parece molestarle hablar del tema-, en una función privada, previa al estreno. Ese día Ricardo lloró y Diego me abrazó. A las dos semanas me llamó el manager para decirme que los saque. Tuve que reeditar todas las escenas donde estaban ellos, tuve que sacar ‘Crua Chan’, que era una secuencia divina; tuve que sacar ‘Heroína’. Todavía me duele cuando lo cuento”.
“Crua Chan”, la canción que abre “After Chabón”, el último disco de Sumo, con el redoblante al frente y la guitarra emulando una gaita, remite directamente a la niñez y juventud de Luca, esa que pasó en el prestigioso, conservador y para nada compatible con su personalidad colegio Gordonstoun, de Escocia, que lo educó hasta que decidió escapar, unos meses antes de graduarse.
“Heroína”, en cambio, apareció un año antes, en 1986, en el segundo disco de la banda, “Llegando los monos” y cuenta de manera estremecedora (“hay algo que no puedo olvidar, está en mi cabeza”) lo que fue la adicción que puso al borde de la muerte a Prodan y lo hizo viajar a la Argentina, lejos de las jeringas. Una canción clave para entender la vida del protagonista del film.
“Clave ¡Y de Luca!”, se indigna Espina. “¿Y ‘Crua Chan’? De Luca –afirma-. ‘Crua Chan’, las gaitas, Escocia. ¿Cuándo Ricardo Mollo estuvo en la fucking Escocia? Fueron muy egoístas. No fueron generosos. Luca fue muy generoso con ellos”.
Espina tampoco pudo incluir “El día que reventaron las lámparas de gas” en los extras del DVD. La razón: “Mollo y Arnedo. Había música de Sumo en el corto, firmada por ellos. Me duele muchísimo. Siempre tuve la fantasía de incluir ese corto en los bonus tracks del disco. Pero ellos, por esa cosa que decían, que nos íbamos a llenar de plata, no quisieron. Algo que la taquilla ahora desmiente”.
La mención de la taquilla lleva a Espina a hablar de un tema más grato, lo que él considera como la verdadera ganancia que se lleva de la película: la reacción del público.
“Estoy muy agradecido. Siento que son mis hermanos. Hay gente que vio la película cinco o seis veces. Hay un agradecimiento total. Nunca voy a recuperar lo que puse, pero estoy lleno por lo que obtuve, que es muchísimo más y no tiene que ver con la plata. Tiene que ver con el amor de la gente”.
El director, que está preparando un film de ficción y un documental sobre Carlos Gardel, no tiene dudas acerca de la fidelidad de los que conocen su trabajo: “Yo sé que, gracias a dios, tengo para mi próxima película un público que me quiere porque vieron que ‘LUCA’ es auténtica. Mientras seas auténtico creo que van a seguir respondiendo. Y ese es el camino para todos los que hacemos algo: que seamos auténticos, que hagamos de corazón, que no estemos pensando ‘¿Esto gustará?’ o ‘¿Lo pongo a Darín?’ No. El arte es riesgo. Sumo fue riesgo”.
Algo que realmente preocupa a Espina es el trato que recibe la producción local por parte de las salas de cine. “El año que estrenamos ‘LUCA’ se estrenaron noventa y dos películas argentinas. Se vieron siete. Las otras ochenta y cinco bajaron a la primera semana. Hacer un largo son varios años de tu vida, de tu espíritu, de tu fortaleza, de tu plata, de tu tiempo; y que te hagan eso…”.
Espina sabe muy bien de lo que habla, ya que en los ¡catorce! años que tardó en terminar “LUCA”, su espíritu y su fortaleza se vieron a prueba y más de una vez pensó en desechar el proyecto. Finalmente, asociándose a Aníbal Esmoris y a la productora “Baraka Cine”, pudo completar el film.
“Acá, de alguna manera, hemos abierto un camino alternativo de exhibición”, cuenta, refiriéndose a la idea de “ir de gira” con la película. “Hemos ido de Ushuaia a La Quiaca –se enorgullece-, casi siempre a sala llena. Hemos estado en discotecas, hemos estado en centros culturales. Creo que mostramos una forma distinta, mostramos que se puede, que el que hace una película no se tiene que conformar con la primera semana. Hacer una película no es nada más que hacerla. Hay que descubrir cómo hacer para que la vean. Es parte de la creatividad que hay que tener. No se pueden quedar de brazos cruzados al ver que la película baja a la primera semana”.
“No lo sé. Hay muchas posibilidades”, responde cuando se le sugiere que a su película le habría pasado lo mismo que las otras ochenta y cinco si se hubiera optado por una exhibición convencional. Y se carga a todas las cadenas de cine, ésas que te obligan a comprar el balde de pochoclos con la gaseosa de litro o los nachos con queso y te ofrecen agrandar el combo por dos pesos: “Ya sabemos que los grandes, que los Hoyts y el resto boicotean el cine argentino. Aunque el cine argentino lleve más que la última de Ben Stiller, van a querer que estén dando la última de Ben Stiller.
Por otro lado, ubicamos a la peli en un lugar de cine de culto, de lugar propio. El espectador sabe que va a ver la película a un lugar suyo. A un lugar que responde de alguna manera a su ideología, a su forma de ser. Se da la película acá, en El Teatrino, no en un shopping. Esto es nuestro, el shopping no es nuestro”, sentencia Espina y se le nota esa pasión que lo llevó a decir, en algún momento, que el cine era todo en su vida.
“Ahora no lo digo, ahora sé que hay cosas más importantes: la vida, el amor. Creo que la cosa es emocionar, es conmover. Hay tanta música, tanto cine, tanta plástica, tanta obra de teatro que no conmueve porque apunta hacia otro lado, la pifia. Si algo sale de adentro del corazón, va a conmover sí o sí. La cuestión es bucear en tu interior. Es lo único que va a hacer que la película sea personal”, reflexiona Rodrigo Espina antes de entrar a ver nuevamente “LUCA” y prenderse en el debate que no se pudo dar en agosto, cuando se proyectó la película dos veces a sala llena.
Esta vez fueron menos los que la vieron, no era la Semana del Cine Argentino, era el primer aniversario de El Teatrino. Pero la emoción fue mucho mayor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

vi la pelicula en la semana del cine
muy buena

jzapatab23@gmail.com dijo...

vi la película y la encuentro sublime, muy bien retratada la vida de este genio y sus compinches, sobre todo humana se siente que algo del mito se puede conocer de esta leyenda del rock latinoamericano y por que no decirlo mundial.
saoy de chile y admiro mucho la obra de luca

Anónimo dijo...

Rodrigo Espina: Cómo puedo comprar la peli? No la consigo por ningún lado. Por favor, quisiera conseguirla. Te ví en Canal Ciudad Abierta hablando sobre la peli y me emocioné muchísimo. Patricia