sábado, 17 de enero de 2009

Campari con soda



A horas de su partida sigo con el inquieto interés de lo que vendra. Tal vez nada. Una leve agitación y reposo prudencial para su degustación. Lo que nos une se derrite. Cuando se marche dejará un vasito de agua y unas bayaspirinas. Puntos de apoyo para los cristales que tintinean peligrosos en la cabeza. Pensaré que seguro estará bajando las escaleras con el mismo cuidado y la libretita rebotando ida y vuelta en sus piernas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

se me pianta un lagrimón al ver a los cuatro fantásticos de NY. Fuck Opadromo!