Alejandro Kozarts
El cuento terminado, gracias a las compañeras de letras, a Belén Franchese, a las panelistas de Rial, porque un poco de todas ellas tiene la voz de la narradora-psicópata. Llevó tiempo, pero ya está.
Definitivamente tengo que dedicarle al menos dos horas al día a escribir, uno de mis problemas es que el lector le gana al escribidor.
Ya preparé la reseña de cine para el semanario. La verdad es que me tiene desconcertado esa columna, sobre todo porque no sé para quién la escribo. Con la nota sobre el concurso de cortos provincial alguien me dijo que era demasiada técnica, que parecía escrita para demostrarle a los cineastas criticados que yo sé de cine, que sé lo que es un travelling, un contrapicado, etc. y que con esos términos dejaba afuera a mucha gente. Creo que tiene razón. Además estoy escogiendo películas al boleo. Es que a veces simplemente no sé qué hacer. Por ejemplo, un buen cinéfilo más o menos sabe quién es Wong Kar Way o Buñuel, pero para gran parte esos tipos son totalmente desconocidos (en la sala que vi la de WKW había 3 personas). Y además está la cuestión del espacio, sólo 40 líneas en times new roman 12, no se puede profundizar mucho que digamos. No sé, voy a ver si por lo menos armo ejes temáticos por mes, como había sucedido con las películas gore. Otra cosa: el director del semanario no lee mi columna, lo cual creo que es bueno. En la última reunión de redacción, empezó a pedirme disculpas porque no habían salido las notas y yo le dije, pero sí salieron, loco, y le abrí el semanario y se las mostré. Ah, me dijo. Creo que publican las reseñas por dos motivos: uno por el apoyo del jefe de redacción Daniel Murillo, que siempre le dice al jefe que están buenas, pero sobre todo porque falta material (la paga es mala, ergo nadie escribe) y no hay con qué rellenar las páginas.
Cine. “Una guerra de película”. Me divertí.
Novedades en los blogs.
Estrella (http://www.muymuytantan.blogspot.com/) nos detalla lo que fue una charla con Fabián Casas, Alberto Díaz y Alan Pauls. Cuando la leí no pude dejar de comparar ese encuentro con el de los poetas jóvenes, de hace unas semanas. Los temas, las preocupaciones, son más o menos parecidas (es raro, pero incluso en los dos lugares no se pudo dejar de nombrar a Tinelli). Pero creo que la mayor diferencia es que allá las esperanzas son más fuertes o por lo menos hay más posibilidades. Ser poeta (y también cuentista, por qué no) en el interior es estar condenado de antemano. Porque no hay editoriales, porque los premios son patéticos, porque en las universidades ni en los secundarios se lee a autores regionales (son muy pocos profesores los que se mueven por fuera del canon, entre otras cosas porque son pocos los que han leído a autores que están fuera del canon.Sé que en la Unsa están peleando para que Lit. Argentina tenga más espacio del que tiene, ojalá se dé ) porque no hay suplementos culturales, porque no hay forma de mejorar la distribución, o sea que uno saca sus ahorros, imprime con esfuerzo un libro, lo reparte en persona en las tres librerías del centro de su ciudad (en Yenni del shopping no, porque no acepta libros que no llegan de la empresa con cede en Buenos Aires) y ahí con suerte se venderán 100 libros y chau. El problema que surge acá también es económico, porque además no hay forma de que un escritor llegue a soñar con profesionalizarse y vivir de lo que escribe, porque sólo dos medios gráficos en Salta pagan un sueldo en blanco y por arriba de la línea de pobreza.
Creo que Internet es una alternativa. La poesía no está muerta sino más viva que nunca en la web.
El problema debe ser mucho más complejo y seguramente alguien ya escribió sobre esto antes y mejor. Pero la verdad es que los escribidores lo único que pueden hacer es agachar la cabeza y darle a las teclas. La lucha es entre uno y la fucking hoja en blanco. Todo lo demás es secundario.
Y RESUCITÓ MONONA!!!: http://psicologabaratayzapatosdecharol.blogspot.com/
4 comentarios:
Tanta razón tenés en lo que decís... si se les hace difícil a los escritores, acá en Buenos Aires, me imagino lo complicado que es en Salta. Hubiera dicho que allí se leía a los del lugar, que la dificultad estaba en lograr ir más allá de ese primer círculo. Una lástima. Pero jamás, jamás, hay que bajar los brazos.
Hola! Muy bueno tu comentario. Vengo justamente de charlar en un café sobre el tema, largo y tendido...Saludos!
Quise publicar con nombre de blog, pero por lo visto no tengo idea de cómo es esto del sistema de firmas en los comentarios...
me compre un paquete de seis titas por 3.49 y zassssss el chocolate esta viejo quiero matar a cualquiera que se me cruce
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