a veces no hace falta decirnos nada, sabemos que el tiempo pasó dejándonos una sed por encontrarnos. nada más que eso, y varias llamadas titubeantes. sólo una voz que se repite y adivina la atmósfera circundante de fondo. corte. es deseable tanta rutina a creer que se vive y escribe en el vértigo de un desocupado.
martes, 27 de enero de 2009
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