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Mientras hacía la cola-suena horrible eso y fabuloso cuando se da- escuche a una señora (sí, Bob, las rubias envejecierón) decir: "andá allá, no,al otro allá, che". ¿Hay otro allá?, miré, busqué; primero, el allá que yo conozco (desde chico estaba siempre camino a allá), luego, este nuevo allá que descubrí. La persona mandada a ese otro allá dobló una esquina y se perdió, y yo, con ella. Hacía allá, no allá, sino al otro allá. Y saben: del otro allá se vuelve con jugo Baggio, transpirado, y dos vasos de plástico. Menos mal que me vine al otro allá. Mala suerte para los que se quedaron en el primer allá, mala suerte.
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