martes, 30 de noviembre de 2010

Bolufrases:

“Yo soy un salteño que se considera innovador pero no estoy a favor del aborto y no estoy a favor de todas las cosas que significan ser moderno e innovador”, sostuvo Juan Manuel Urtubey tras ser consultado sobre las opiniones que lo califican como conservador.

viernes, 26 de noviembre de 2010

CONJETURA (*)



"la inspiración necesita enfermedad, heridas y locura", Chuck Palaniuk.



Desde luego una infame patraña es la mía, una entre tantas, ¿acaso no ha leído el epígrafe de perlongher? No me escudo en ningún sacrificio por publicar, publico nomás y lo pongo a circular sin esperar que alguien en particular lo vaya a leer. La cuestión de la disputa madre ya es otra cosa: no soy el único que lo dice y poca importancia tiene ahora que sea yo uno de entre tantos. Todos somos una circunstancia, un evento, pasajeros en el magma de los discursos. La polémica es que no puedo estacionar mi bici en la casa de la cultura y que ahora, encima, tampoco me dejan usar el baño y eso que me vi todos los cuadro y ademàs me gustaron. Desde luego Morandini no tiene la culpa ni tampoco el señor de la seguridad, quien de esa manera se gana la vida, diría que la responsabilidad (no sé si la culpa) recae en mariano ovejero, secretario de turismo de la provincia. El mío es el esfuerzo de un cualquiera por señalar otras maneras de hacerse cargo de la literatura, pero mi manera no es la única ni la más legítima, que cada quien haga con ella lo que quiera, pero no me vengan a decir que SOLO en la casa de la cultura viven el arte y las letras. En la superficie estoy contento con usted (únicamente tuteo a mis amigos entrañables), creo que todos existimos para ser respondidos, es un principio de insuficiencia elemental sin el cual nunca saldríamos de nuestra casa, pero no me interesa su respuesta por lo que dice como por el gesto mismo de presentarse para ayudarme a pensar. Digamos claramente que no es posible hablar sino “contra”, “después” de que alguien ha proferido su palabra: uno (no yo ni usted, uno) retoma el discurso allí donde el otro había señalado su interrupción para hacerse con la palabra y decir lo suyo, con su propia voz, motivo por el cual nunca puede haber acuerdo salvo como simulacro, salvo como malentendido. Luego respecto a lo que soy, pues al parecer usted maneja información que desconozco, no es aparecer mencionado lo que me interesa, es llegar al otro, quien quiera que sea: la cuestión es que mis textos circulan muchas veces en ámbitos como la universidad, los blogs donde se reúne la gente ingenua, los mails vomitivos dirigidos contra los despiertos del gueto literario salteño: si usted se hace cargo de retomar el turno después de que yo he hablado eso ya no me puede concernir más que como escucha, usted es, por su parte, una posible encarnación del otro, claro que tuvo la ocurrencia de hacerlo público, a diferencia de muchos otros a quienes no les interesa opinar y decir cómo debo hablar y ser. Después “literatura salteña”: es decir ¿qué?, ¿a estas altura todavía andamos con eso?, creo que hay literatura, descreo de sus límites geográficos, generacionales, temporales. Los limitados somos nosotros, no nuestras palabras y la verdad es que ellas pueden decir lo que se les ocurra, hasta desmentirme a mí, que, repito, no soy más que un evento en el discurso, como usted, como cualquiera, ¿o qué, un poeta es diferente de un albañil, de un cura, de un destapador de cloacas, de un verdulero, de una peluquera, de un chino, de un rey de la edad media, de un lustrabotas, de un lamebotas, de un asesino, de una prostituta, de un agente de la cia, de un monotributista, de un anarquista, de otro poeta, de un aparato de radio, de un mocasín, de un chorro de tinta derramado sin querer encima de una camisa de seda, de una empanada (uy, perdón, retiro lo de la empanada), de un cacho de estiércol? A lo mejor sigo en la ingenuidad y en vez de poetas veo personas que hablan y sostienen discursos que jamás desacuerdan con la ideología del poder, que consideran que la palabra les pertenece de manera exclusiva. Pues no, apenas si el decir de un poeta alcanza para rellenar el pedazo de atmósfera que él ocupa, que él mismo es. Continuo: ¿robar?, pero pensé que había quedado claro que la palabra le pertenecía a cualquiera, que cuando uno (ni yo ni usted) la arroja deja de pertenecerle, ¿no hemos llamado a eso donación?, ¿no hemos pensado que el poder del lector descansa en que él, justo él a quien le había sido dada la palabra, puede hacer con ella lo que le plazca? Llamé a esto interpretación aberrante sin otro motivo más que la sugerencia de paul de man, quien la condena, y de umberto eco, que también lo hace. En fin, tampoco sé muy bien a qué se refiere con las ideas que robo y no oculto, si a los poemas citados, si a las citas de ensayistas o a qué. Ahora lo de la pluma me hace pensar en pavos, gansos, gallinas, cuervos, en condorito y en coné. Le agradezco la siguiente idea: a partir de ahora me referiré a los escritores salteños (¿usted es uno de ellos?) como los plumíferos. Bueno, pero es que usted me dio la idea. Sería un dato interesante que podríamos relevar a fin de descubrir cómo escribe cada uno: ¿usted todavía usa pluma?, yo solo si me disfrazara de indio de película. Lo del vómito, en cambio, me tiene sin cuidado, ¿por qué no habría de tener la jeta llena de ácido como la de un alien?, puedo ser suave y amoroso, pero no con todos, vamos, a usted le pasa lo mismo, ¿qué no? Ignoro cuánto pagan los romero, habría que preguntarle a Fernanda abad o a lucho andolfi, aunque no creo que me llamen. A menos que sea para aparecer en la sección policiales no se me ocurre qué podría hacer en el tribuno, bueno, ir a hincha pelotas. El tema Alicia poderti: todo lo que sé de ella es que en salta su nombre circula en el ámbito del chisme. Sigamos, ¿qué quiere decir usted con esto? (permítame citarlo/a): “Miente, miente, que algo queda a tu favor; destrozá todo lo débil a tu alrededor así sentís el vértigo que da el crear un mundo para ignorantes más desesperados que vos”: qué es lo débil a mi alrededor, y ahora te voy a tutear porque al final me caíste bien: no ves que no soy yo, de nuevo no soy yo el que importa, yo soy cualquiera, todo el tiempo, a nadie más que a la gente del gueto le interesa mi conversación, pero si voy al mercado, si voy al bajo, si voy a la facultad de ciencias de la salud, si voy a la ruta 51, si voy a andar en bici, deja de interesar lo que yo haga, lo que vos hagás, y comienza a ganar forma la idea de que acaso no somos tan distintos, que lo importante no era cuántos poemas me salen por semana, en dónde publico, con quién me junto, de quién hablo, sino que lo importante era, YA ERA desde antes de comenzar a escribir, la posibilidad de pensar en la formación de vínculos solidarios con los otros. Lo que importa, a pesar de mis palabras, de mis exageraciones, de mis contradicciones, era si podía encontrar en el otro a un compañero, y no, no lo encuentro en el gueto de los plumíferos, donde reina la mezquindad y el egocentrismo, la soberbia y la certificación de linajes obsoletos, la promoción de filiaciones absurdas, que nada dicen de la poesía porque ella, si se escribe, no se reduce a un auditorio de aplaudidores, de sobadores de espaldas, porque el mundo en donde la palabra anda de pie queda de la vereda para afuera, en donde no se discute el gusto literario sino el sentido de la vida, ¿cómo hemos de sostener con nuestra vida aquello vivido y comprendido en el arte para que lo vivido y comprendido en el arte no permanezca sin acción en la vida? Perdón, he citado a Bajtín, lo podés buscar en estética de la creación verbal bajo el título de arte y responsabilidad. Estoy seguro, para continuar, que muchos poetas en la tierra de poetas suponen que hablar de solidaridad significa hablar de caridad. Por el contrario, pienso que no tengo motivos para subestimar al otro imprimiéndole marcas fascistas como ignorante y desesperado. Retomo el usted porque ya me empezó a caer mal: ¿usted dónde vive?, ¿en un nimbo de flatulencias? (jeje, bueno,che). El otro no necesita de mí ni de mi palabra, de mi puesía, el otro acaso necesita mis oídos, pero esa es mi conjetura y, puesto que no soy más que un poetudo, es lo único que sé hacer: conjeturar.

el juan

elindiegente.blogspot.com
(*) N. de R. Respuesta de Juan Manuel a uno de los comentarios/insultos dejados en su nota anterior. Opadromo ve como algo altamente positivo que, entre todos los insultos dejados, al final alguien ha puesto su nombre y apellido (Sebastian Echenique), en vez de escudarse en el anonimato. Quizá en poco tiempo se progrese y alguien se anime a abrir un debate, como lo ha hecho Alejandro Morandini.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Juegos Florales ideas marchitas





por Idangel Betancourt (*)


Criticar a los Juegos Florales, concurso de poesía convocado por la Secretaría de Cultura de la Provincia, puede parecer a primera vista un despropósito. Sobre todo, cuando ya se conocen los ganadores que el miércoles 24 de noviembre recibirán con orgullo lógico sus premios en el auditorio Walter Adet de la Biblioteca Provincial.


Pero el resurgimiento abrupto de este concurso, es síntoma de prácticas culturales que responden a paradigmas conservadores y a la falta de un programa de desarrollo del arte y la cultura. Hablando en criollo, una actividad cultural que se lleva a los ponchazos, donde predomina un pensamiento acrítico, y pretende legitimarse rescatando el pasado, o simplemente retornar a las prácticas pueblerinas que tanta tranquilidad da a los espíritus tradicionalistas.

Pero esa Salta de antaño ya no existe, es una ficción que constantemente se construye desde el espacio oficial de dos modos: hacia fuera para vender al turista una imagen de costumbrismo, y hacia adentro para mantener los órdenes de casta preestablecidos, es decir, somos así porque siempre hemos sido así, ¿para qué cambiar…?

Paradigmas obsoletos
Los Juegos Florales aparecen en este panorama como un “ataque de nostalgia”, un capricho que no se justifica ni en la necesidad de los escritores de hoy, ni en el imperativo de un requerimiento literario. El carácter de su convocatoria encierra dos injusticias hacia los escritores salteños, por un lado limita la participación a un tema: “Canto a Septiembre en Salta, en el año del Bicentenario de la Patria”, requisito circunstancial que responde más a un concurso de promoción o responsabilidad social de una empresa o institución que al ámbito literario.

La otra injusticia es que estos autores circunstanciales que participan en los Juegos Florales, reciban una remuneración que no recibe ninguno de los escritores ganadores de los premios de estímulo a la creación artística. No se critica aquí el hecho de que los ganadores de los Juegos Florales reciban tres mil pesos o una netbook; se critica que el principal premio literario de la provincia en los distintos géneros, no remunere a sus ganadores, quienes muchas veces son autores de reconocida trayectoria.

Es al menos un sinsentido, dar mayor jerarquía económica a un concurso como los Juegos Florales que fue una instancia previa a los premios de estímulos a la creación, convocatoria esta última que plantea la Provincia como su contribución más importante a la literatura local. Ahora, ¿en qué consiste esta contribución?

Contrariamente a lo que ocurre en los demás premios de estímulos, como el de pintura, fotografía, etc., es la única convocatoria que no prevé remuneración monetaria. El premio consiste en la publicación de la obra ganadora, sobre la cual el autor no percibe derechos ninguno. Los libros publicados por la Secretaría de Cultura carecen de distribución y los autores terminan almacenándolos en su casa, regalándolos a colegas o, los más ingenuos, conformándose con la distinción que le permitirá tal vez en su vejez ser merecedor del exiguo estipendio al mérito artístico, o lograr inaugurar en vida una biblioteca popular con su nombre. Si en fin, todo lo que se puede aspirar en esta Salta es a una promoción de egos.

Particularmente, la edición 2010 de los concursos literarios de la Secretaría, tuvo un hecho poco cuidadoso en la conformación del jurado. De ninguna manera objetamos la capacidad y calidad del jurado integrado por Eduardo Rosenzvaig, Alberto Tasso, Susana Aguiar, Elisa Moyano y Juan Ahuerma Salazar. Lo inadecuado del hecho, es que estos cinco escritores tuvieron que expedirse sobre todos los géneros convocados: cuento, poesía, novela y teatro. Otra vez primó en esta economía el carácter instrumentalista de la actual gestión: para qué gastar en jurados para cada género, si estos cinco pueden trabajar el doble. Resulta que la percepción que tiene una persona sobre distintos géneros no es la misma y que no todos los escritores o críticos están capacitados para juzgar algunos géneros.

El teatro es un ejemplo de esto, un arte con reglas y características muy específicas, no muy frecuentado por escritores y críticos literarios. Es por eso que la mayoría del jurado se declaró incompetente para juzgar la obra que finalmente ganó. El hecho no desmerece ni al jurado ni a la calidad de las obras ganadoras, pero sí limita la diversidad de criterio, y un aspecto no menos importante, la posibilidad de dar fuentes de trabajo a los escritores, ya que un jurado que debió estar integrado mínimamente por tres miembros por género, esto daría un número de 12 especialistas, se redujo a la cifra de cinco.

Una legislación necesaria
Todo esto justifica la crítica a los llamados Juegos Florales, no para promover su desaparición, sino para repensarlo como una instancia más como aporte a un circuito literario que es una deuda urgente para los escritores salteños. Pues, como pasa en todas las áreas artísticas, no existe una política de la literatura y el libro que contemple edición, distribución, promoción de la lectura y de los autores salteños. Salta no se ha podido recuperar del fracaso administrativo que significó la Comisión Bicameral Examinadora de Obras de Autores Salteños, desaparecida hace unos 15 años.

Actualmente, la Unión Salteña de Escritores (USDE), está llevando negociaciones con el secretario de Cultura, Mariano Ovejero, para crear un Fondo Editorial de Autores Salteños. Ovejero ha prometido incluir este proyecto en el pedido del presupuesto de 2011, un año de elecciones en el que podrían obtenerse varias prebendas, según crean los políticos lo que es conveniente para sus campañas.

La noticia igualmente es alentadora, pero está lejos de dar una solución propicia. Hace poco Edwin Harvey dictó un seminario en Salta, invitado por Cultura, sobre políticas públicas culturales; allí explicó los inconvenientes resultantes de depender de un monto dentro del presupuesto anual para sustentar proyectos a largos plazos, ya que los presupuestos son sensibles a eventuales crisis, a cambios en el Ejecutivo, etc. Mientras todo aquel proyecto cultural que es legislado incluyendo la asignación de recursos económicos, tiene posibilidades concretas de sostenerse más allá de las circunstancias políticas y de protagonistas individuales.

Salta es una de las pocas provincias del país que carece, no solo de una legislación sobre el libro, sino que no cuenta con legislación cultural; es así que toda la política cultural está expuesta a los criterios de los ministros y secretarios de turno, condenada a operaciones políticas personalistas, a expensas de lo que cada Ejecutivo entienda para qué sirve esa área.

Artistas funcionales
De algún modo los trabajadores de la cultura de todas las áreas se han acomodado a estas condiciones, otorgando un carácter natural al despotismo de los funcionarios, los favoritismos y las malas condiciones de contratación o pago de las actividades que se realizan en convenio con la Secretaría de Cultura. De este modo la ausencia de un programa cultural, la falta de legislaciones que respalden la labor de artistas y gestores, está sustentada por las prácticas pocas claras – de orden conceptual y ético- en las que también incurren los trabajadores de la cultura al igual que los funcionarios.

Para romper con esta retroalimentación entre goce de poder del funcionario y goce de ego de los artistas, es necesario un cambio de paradigma sobre los conceptos de arte y cultura en Salta. Todo lo que se haga dentro de las actuales condiciones que responden a mitos sociales legitimados desde una clase política y social históricamente hegemónica, está condenado al fracaso.

En el caso específico de la literatura, es necesario romper con ese mito sobre el escritor bohemio que regala su libro y que se conforma con una botella de vino salteño, que escribe por y para las musas y que no necesita dinero. El escritor come y caga como el general que hace su guerra y el político que construye poder. Pero hacer un libro no es ninguna de estas dos cosas y a la vez es esas cosas y todas las cosas.

Precisamente por representar un nuevo paradigma emergente dentro del mapa cultural salteño, dejo las últimas palabras en la voz del joven escritor Juan Manuel Díaz Pas, miembro de uno de los pocos movimientos vitales que tiene el arte Salteño: Ya Era. Un grupo que puede ser contradictorio, pero en él se está escribiendo lo más atendible de la poesía actual en Salta, con nombres como Alejandro Luna, Varas Mora, entre otros. Una poesía social "posutópica" que se emplaza en una urbanidad urgente, y enuncia desde ese espacio. En uno de sus correlatos críticos, polemizando con Alejandro Morandini, relata Pas:

“Eran tiempos de miseria material e intelectual en la casa donde vive la cultura, Caseros 460, por si no lo encuentran en el Google map. ¿De qué manera los poetas y funcionarios de la poesía, encantados en digitar el sistema de sucesión literaria, “objetivaban la realidad de su tierra”? Si leemos el poema 27 de Crack vemos que la voz generada desde ese lugar extraño a la percepción oficial impugna la validez del discurso hegemónico:

¿qué poesía ? que el choto me chupe la poesía
he leído y escrito palabras sin carne ni lengua
ahora ya fue o va a ser
y la poesía: antiguo espiral de muertos en la boca”

Nada más lejos del bucólico “Canto a Septiembre en Salta, en el año del Bicentenario de la Patria”. Pero sí cerca de esa otra patria que existe en Salta: la diversa y vital.


(*) Publicado por Calchaquimix. Enviado a través de Email, por Susana Rodríguez.

viernes, 12 de noviembre de 2010

CACHIFERIA II




Sábado 13 noviembre

el retorno del Linyera

LUGAR: Deán Funes 2348, teléfono consulta 4399066.
Romina, o Paola o Karo, Rambusky
A fin de recaudar fondos para la compra de una impresora
lanzamiento de talleres de reciclado, artesanías, escuelita de
malabares y plan de huerta infantil.



17 Hs : Apertura de la muestra de arte visuales

RECICLADO

ESCULTURAS DIBUJOS ARTESANIAS
18 Hs: Presentación de la Novela por partes: “Los
hombres verdaderos no matan coyotes” de Rodrigo
España.
• Recital poético.
Juan Manuel Díaz Paz, Pulmón poético YA ERA.
Jesús Ferreyra, Pan del consuelo.
José González, Crack
Alejandro Luna, Equus pauper.
Fernanda Salas, Mandrágora.
Carlos Varas Moras, Wander full life.
• 19 Hs: Disertación literaria. Temas: Hecho poético
Acto poético
Sujeto poético



De 17 a 21 hs.



19:30 Hs: Espectáculos en vivo

Esténcil, mural colectivo, show de malabares,
Recital reggae: “Bomboclath death”.

COMIDAS:

Empanadas, Ensalada de frutas, Jugo loco…

FOTOGRAFIAS

CUADROS

YA ERA.

PRODUCTORA ALTERNATIVA
E IDEAS DE TRABAJO NO FORMAL.
¡TE HAS COMPROMETIDO EN CONTRA DEL
HAMBRE!

martes, 9 de noviembre de 2010

Profetas del odio




COPETE: El día que murió el ex presidente Néstor Kirchner, el titular de la Asociación Gauchos de Güemes hizo circular un mail con un poema en el que festejaba el hecho. En el texto además traza un símil entre un piquetero y un animal que debe ser enjaulado. La oligarquía salteña y vieja tradición de celebrar la muerte.

Daniel Medina (*)


No tienen ningún talento. No hay nada que sepan hacer bien. Salvo odiar. En eso, incluso los integrantes de la oligarquía salteña son coherentes: odiaron ayer, odian hoy, lo seguirán haciendo mañana. A veces, ese odio está escondido, soterrado entre tantas sonrisas, camionetas, casas y apellidos. Pero está siempre ahí, agazapado, listo para mostrar sus garras. Y el miércoles 27 de octubre, ese odio expuso su peor rostro.
Cuando el país aún sufría el sacudón de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, el titular de la Asociación Tradicionalista Gauchos de Güemes, Carlos Diez San Millán, hizo circular por mail un poema, de su autoría, festejando el suceso.
En una parte del texto, titulado “El pasajero del infierno”, San Millán escribe: “No lo sé, y no es por suerte/ que en el día de este censo,/ el descuento te llegara/ y te borre para siempre de mi suelo/” Unos versos más adelante dice: “¡Basta ya! Y esto se acaba,/ el tiempo malo no es eterno/ lo que ha de ser será,/ y el diablo se ha vuelto p’al averno/ Escuchen el llanto tan sentido/ de algún piquetero revoltoso,/ cuando doña Justicia me lo mande,/ a la cueva de barrotes, como a un oso!” Y San Millán decide rematar su texto así: “El cruel emisario de la hoz/ que acompaña al cruel martillo,/ ha partido al pago del invierno/ y seguro llegado al infierno”.
Además de ser el encargado de la agrupación tradicionalista y de ostentar su título de Ingeniero en Producción Agropecuaria, Carlos Diez San Millán siempre tuvo –aunque el texto anterior parece desmentirlo- pretensiones literarias. Fue Asesor Agropecuario del Banco Provincial de Salta y allí aprovechó para hacerse conocer en el mundo de las letras: algunos de sus poemas y cuentos cortos fueron publicados en el boletín de la institución bancaria donde trabajaba (la información detallada pertenece al portal cultural de la Cámara de Diputados de la provincia).
Si bien tiene varios libros publicados, algo nada difícil en Salta para alguien con plata y tres apellidos, el nombre de Carlos Diez San Millán recién se hizo públicamente conocido este año, cuando Cuarto Poder y otros medios de comunicación señalaron las irregularidades dentro de la institución, la sospecha por parte de otros socios de tratar de realizar un negociado inmobiliario con uno de los predios de la asociación, los millonarios subsidios que le otorgó el gobernador Juan Manuel Urtubey –socio, junto a Leopoldo Van Cawlaert- entre ellos uno para el funcionamiento de una escuela que no funciona.
Desde hace un tiempo la Asociación está escindida. Hay un grupo que resiste, que no puede aceptar que una institución así esté en manos de niños bien que solamente ningunean a los verdaderos gauchos, a esos tipos humildes que apenas si tienen unos trapos y un caballo y que tanto han dado por esta tierra.

Nazionalistas

Por estos días, el gobierno que más favoreció al resurgir de la vieja oligarquía salteña, desde su entumecida Secretaría de Cultura decidió resucitar los viejos “Juegos Florales.” El tema del concurso está delimitado así: “Canto a septiembre en Salta en el año del Bicentenario de la Patria, vinculado por ejemplo al paisaje, a los poetas, a los héroes regionales, a las celebraciones y festejos o a cualquier otro aspecto relacionado con el perfil cultural de la Provincia” (sic). Los Juegos florales siempre fueron una invitación a reforzar el estatus quo: gana el que mejor elabore una oda a la salteñidad.
Los premios que ofrecen son superiores a cualquier otro concurso convocado por la provincia en los últimos quince años. Además de la publicación, ofrecen 3 mil pesos, una notebook, y una estadía en el Hotel Termas. Itero: jamás hubo tantos premios.
Una persona que supo destacarse mucho en estos juegos florales fue Emma Solá de Solá, quien recibió, por un poema de de seis estrofas A la Virgen del Milagro el Primer Premio de los Juegos Florales de Salta de 1935. Su hermana, Sara Solá de Castellanos, también escribió un capítulo fundamental dentro de la literatura salteña, capítulo que la hace, de alguna manera, predecesora de Carlos Diez San Millán.
En el ensayo “El Milagro en la Literatura de Salta”, el licenciado Rafael Gutiérrez da a conocer que Sara Solá de Castellanos, en el mismo concurso en el que participó su hermana recibió la medalla de oro, por su "Poema del Señor del Milagro". Años más tarde, ese poema integró el libro “FLORILEGIO DEL MILAGRO Y SANTORAL”. “El libro tiene una primera parte de diez poesías "Florilegio del Milagro" y la segunda, "Santoral" de veinticuatro poemas dedicados a varios santos y vírgenes pero con mayor cantidad de poesías dedicadas a santas "Mujeres cristianas", "Mujeres de judea", "La Mujer de Roma", "La mujer de Bizancio", "La mujer del presente". Al final hay un "Historial del poema del Señor del Milagro" e "Historia del Poema de la Catedral", describe Gutiérrez.
Lo que sigue parece sacado de la novela “La literatura Nazi en América Latina”, de Roberto Bolaño, pero no es más que un pedazo de nuestra historia. En 1955, Sara Solá de Castellanos publica una plaqueta, que titula, con predecible solemnidad salteña, “Voz Argentina” y allí, en el poema Clamor, si bien habla de la procesión del Milagro, ocupa unos cuantos versos en festejar el golpe de estado y derrocamiento del peronismo. Este análisis hace Rafael Gutiérrez: “…en el último verso de la penúltima estrofa "Líbranos de esta negra tiranía!" y en los dos versos finales dice "Amaneció radiante la mañana! Brilló la libertad al otro día! ...", haciendo una clara alusión a la llamada Revolución Libertadora que puso fin al segundo gobierno de Perón que en esos momentos se encontraba enfrentado con la Iglesia… En definitiva todo el poemario está dedicado a exaltar la rebelión liderada por el Gral. Eduardo Lonardi, con clara y directas alabanzas a la Armada que fue decisiva en el golpe. Además la tapa de la publicación está ilustrada con un cruz, precedida por un ancla y una bayoneta y con una estrella arriba del conjunto.”
Sin sorpresa se puede leer que el segundo poema del libro Sara Solá de Castellanos se lo dedica a su hijo Guillermo, Capitán de Corbeta.

Viva la muerte

Cambiaron las caras, pero las caretas siguen siendo las mismas. La muerte más celebrada por la oligarquía salteña no fue la de Néstor Kirchner, ni de la Juan Domingo Perón. Fue la de Martín Miguel de Güemes.
El 25 de mayo de 1821 el General Martín Miguel de Güemes fue destituido por decreto del poder provincial. “Con todo el lleno de majestad y energía propio de un pueblo cansado de sufrir los males que su capricho le ha causado en los seis años de la más penosa esclavitud en que ha gemido bajo el execrable yugo con que se le ha tiranizado, se reunió ayer 24 de mayo en esta sala capitular (…) quedando en consecuencia Usted legítimamente depuesto de la magistratura que no mereció y borrado del catálogo de ciudadanos, por los crímenes que ha manchado hasta el nombre americano”, expresaba el decreto con el que fue echado el gaucho. Firmaban el decreto: Saravia, López, Frías, Usandivaras, Echazú, Solá, Uriburu.
Lo destituyeron. Festejaron cuando supieron de su muerte. Después el tiempo y la historia transformaron a ese gaucho que los patricios execraban en un héroe y entonces ellos no hicieron más que apropiárselo: borraron la historia e inventaron una tradición que los favorecía.
Cuando el estado trabaja para ellos, parecen superficiales y anodinos. Pero cuando alguien intenta repartir los beneficios y se acuerda de los eternos olvidados, entonces los integrantes de nuestra oligarquía revelan su verdadero rostro, un rostro transido de odio y sordidez, que muestra que son capaces de hacer lo que sea para que nadie amenace sus privilegios.

(*) Publicado por el semanario Cuarto Poder, el sábado 6 de noviembre de 2010 La imagen que ilustra este post es de la poetisa mencionada en la nota.

jueves, 4 de noviembre de 2010

INFAMES PATRAÑAS[1]





Texto enviado por Juan Manuel Diaz Pas

Sé que se urden a costa de mí infames patrañas dales crédito
algunas de ellas son exactas

Néstor Perlongher, Rivera

La palabra proceso tiene en este caso su acepción judicial. No escondo ningún propósito de participar en la elaboración de la historia de la literatura peruana. Me propongo, sólo, aportar mi testimonio a un juicio que considero abierto. Me parece que en este proceso se ha oído hasta ahora, casi exclusivamente, testimonios de defensa, y que es tiempo de que se oiga también testimonios de acusación. Mi testimonio es convicta y confesamente un testimonio de parte. Todo crítico, todo testigo, cumple consciente o inconscientemente, una misión. Contra lo que baratamente pueda sospecharse, mi voluntad es afirmativa, mi temperamento es de constructor, y nada me es más antitético que el bohemio puramente iconoclasta y disolvente; pero mi misión ante el pasado, parece ser la de votar en contra. No me eximo de cumplirla, ni me excuso por su parcialidad.

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, "EL PROCESO DE LA LITERATURA" EN 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana (1928)

1.



Hablar de YA ERA, Productora de ideas alternativas y de trabajo no formal, supone considerar el relato de las diversas experiencias editoriales y emprendimientos independientes de poetas menores de 35 años en Salta en los últimos ocho años. Recuerdo que allá por 2002 conocí a Alejandro Luna, José González y Diego Ramos en los inicios de la carrera de Letras. Ellos pertenecían a una cofradía más o menos secreta que se hacía llamar La sociedad de los poetas ebrios. En ese entonces sacaron el único número que vio la luz con sus textos y de otra gente que se ha perdido en el camino, con ilustraciones del Cubano, seudónimo o alias (según la autoridad que lo requiera) de Diego Germán Arroyo, uno de los dibujantes más lúcidos a la hora de la crítica y sensibles a los conflictos sociales. La mayoría de los textos llevaban seudónimos por firma y daban cuenta de ciertas inseguridades de principiante. Ese mismo año tuvo lugar el primer concurso de poesía universitaria, en el cual Luna y yo obtuvimos menciones. Desde entonces trabamos una amistad que dura hasta el día de hoy.

Disuelta la Sociedad de los poetas ebrios, comenzamos a participar en eventos públicos de lectura. Acarreábamos nuestras plaquetas fotocopiadas y las repartíamos a quienes pasaran. Pero no fue sino hasta la aparición de la revista Kamikaze, un proyecto que contaba entre sus principales fundamentos la edición autogestionada de los libros de cada uno de los integrantes: Carlos Varas Mora, Mariano Pereyra, José González, Rodrigo España, Diego Ramos, Alejandro Luna, Fernanda Salas y quien les habla. La revista comenzó a salir en 2005 y no tuvo una tirada muy grande ni regularidad, carecía de editorial y tampoco contaba entre sus páginas con publicidad, de hecho estaban concebidas para regalar.

Los dos primeros números llevaban por título Todo por salvarla y Contra los culos apretados, en cierta manera hablaban por sí solos desde la tapa. La primera tenía un dibujo de Luna, firmado con el seudónimo equus pauper (caballo pobre), que luego daría nombre a su proyecto editorial, en donde una especie de hombre aniñado estaba tumbado en el piso con una flor a punto de romperse en la mano. La segunda era uno de los poetas metiendo el puño en el culo a la estatua de Dávalos, algo así como un fist fucking a los primeros atisbos fascistoides del gobierno de Romero que luego vendrían para todos los salteños.

La estética de Kamikaze, si acaso puede hablarse en esos términos de algo tan grotesco, remitía de manera continua a experiencias cuasi lúmpenes, vivencias de orilla suburbana, pobreza y drogadicción. Es decir, la poesía planeaba sobre percepciones alteradas de la realidad y también observaba con atención y demora aquéllos límites donde el gusto deja de ser bueno y la cultura deja de ser alta. Desde luego existía una intención explícita de identificar la práctica poética con el lugar social del cual proveníamos todos nosotros. Sin embargo no es mi deseo postular que somos la voz del pueblo salteño, la voz de los oprimidos y que vamos a hacer la revolución, nos conformamos con sugerir que la catástrofe ya ha sucedido y esto es lo que queda para decir.

Nietszche sostenía que una ventaja de su tiempo era que cualquier plebeyo podía acceder a lo mejor, es decir lo más aristocrático de cada época, como por ejemplo a Homero, la cúspide de la cultura helénica. Pues bien, nosotros creíamos en la reversibilidad de tal enunciado: nuestra literatura plebeya pretendía irrumpir en los salones aristocráticos de Salta. La finalidad en ambos casos es semejante: modificar el gusto. Comprendemos que el gusto resulta de una ardua labor no exenta de transacciones de orden estético, ético, ideológico, político, sociológico, psicológico. Y en tanto compete a ciertos sentidos acerca de la realidad, supone una disputa por aquellas zonas en donde los seres humanos nos jugamos por el sentido de la vida.

En este caso, la disputa giraba en torno a decir qué era y qué no era poesía en Salta y quiénes podían proferir tamaños juicios de valor. Por ese motivo decidimos sacar a la calle, y salir nosotros con el libro en la mano, un pequeño volumen titulado Crack, de José González. El mito dice que la primera tirada fue de 13 ejemplares encuadernados en cartón corrugado que habíamos recolectado en las calles, cosidos a mano e impresos en una tinta verde algo extravagante. El libro salió en simultáneo con el que sería el último número de Kamikaze, E’ guanaco, expresión pintoresca de las villas para decir de alguien que es muy vivo.

Presentamos estos textos en un encuentro de GRADA en Ledesma. Nos fuimos medio peleados con los escritores porque a ellos no les parecía lindo eso de andar a las puteadas cada dos renglones. Un escritor jujeño, cuyo nombre no recuerdo, ofició como defensor circunstancial. Luego intercambiamos algunos textos. Nos volvimos con los bolsos llenos de nuestra poesía y, por cuestiones de trabajo y estudio dejamos de publicar.

En 2008 Alejandro Luna empezó a asistir a los talleres de poesía dictados por Cristián Adet, hijo del gran poeta Walter Adet, para internos del hospital neuropsiquiátrico de Salta. A partir de esa experiencia edita a dos asistentes del taller Rubén Darío Perea y de Leonel Zapatero bajo el título Circus. Este título marcará el punto de arranque de equus pauper, editorial artesanal que ha publicado, en un formato intemerdio entre el libro y la revista, a Fernanda Salas, Diego Ramos y Rolando Vargas, además de Poemas institucionales y Sublevación de los objetos del propio Luna, uno de mi autoría, Miniaturas de la oscuridad, y la re edición de El pan del consuelo, de Jesús Ferreyra.

Para quienes no lo tienen presente, Ferreyra es el de mayor edad de todos los mencionados hasta ahora y, si nos dejáramos guiar por análisis generacionales, él pertenecería a la de Carlos Aldazábal, Eduardo Robino y Atilio Romano, información que no agrega conocimiento a sus apuestas poéticas. Sin embargo consideramos que su filiación con nuestra escritura y nuestra práctica editorial sobrelleva el sentido de una toma de postura con respecto al campo literario salteño ya consolidado: marca el punto en el que nosotros nos diferenciamos de ellos. A su especial manera, Jesús es una bisagra que, junto a la poesía de José González, permitió la apertura a una sensibilidad en clara disidencia con el discurso poético oficial.

Así pues, llegamos a YA ERA que, como se habrá visto, no es una improvisación de última hora. El proyecto nació como un fanzine y contaba en sus primeras horas con el esfuerzo de un par de artesanos. Luego ganó envergadura gracias al contagio de boca en boca y al sentido de intervención social que sostienen muchas de sus prácticas y postulados. Estos diseñan sus estrategias de intervención de manera tal de acercar la poesía a la gente común (salvo que ¿quién no es común?), formar grupos de socialización a través de actividades comunitarias como ferias de libros, talleres de artesanías, de reciclado y de malabares, espectáculos de títeres y publicación de poesía de los autores ya mencionados. Lo notable es que no existe un centro de operaciones sino que cada actividad se sitúa en algún barrio de la periferia salteña, con lo cual la audiencia gana en diversidad y número.

En la actualidad YA ERA, más allá de la repetición de ciertos lugares comunes por parte de algunos críticos que ven en esto una copia de Eloísa cartonera, ha movilizado sus esfuerzos para conseguir abolir ciertas contravenciones municipales que afectan el pleno ejercicio de derechos de artesanos, malabaristas y trabajadores callejeros, quienes son diariamente sometidos por la policía de la provincia de Salta y encerrados en la Alcaidía de la Ciudad Judicial. Sin ánimos redentoristas de ninguna especie, creemos que no está de más actuar e intervenir en los conflictos sociales, militancia que no se escuda bajo el ala de ningún partido, pues descreemos del poder de estos para cambiar el mundo, sino que asienta su pie en la idea de que la voz es de todos y funciona por donación: el hecho de que sea yo quien habla no es más que una circunstancia, un evento en el devenir del discurso, apenas mi voz señala una estación y el germen de otras voces, las que me contradirán y las que hablarán conmigo.

Por otra parte nuestra práctica no invalida la de los demás, tampoco pretende anular o ningunear esfuerzos genuinos por cambiar el estado del campo literario, por el contrario, sostenemos nuestra fe transformadora en un malentendido primordial: no queremos que todos digamos lo mismo, queremos decirlo al mismo tiempo.

Un libro que nadie lee no existe. Un libro que recurre de manera sistemática al discurso de los poderosos es un loro parlante, una marioneta de los que aplastan cabezas. Es por ello que resulta en extremo saludable discutir las funciones sociales que desempeñan el poeta, el editor que decide publicar esto y no lo otro, el lector que elige (¿?) leer determinada literatura, el crítico que selecciona, jerarquiza, desestima, rechaza, ordena, ignora y legisla sobre el gusto, el docente que enseña y recorta los textos según necesidades ajenas a la formación de espíritus libres.

YA ERA, ahora me refiero a la revista colectiva ilustrada por el Cubano, es una recopilación de mitos, leyendas, medicina alternativa, gualichos, poesía, historia de gente de la calle, drogadictos, cirujas, marginales, pobres en general. Sin embargo no está cerrada a un solo público pues pudo haber sido escrita por cualquiera, no lleva firmas y tampoco interesa demasiado esa función autorial como el reconocimiento del valor performativo del lenguaje. Existimos en la creencia de que la literatura es un medio de transporte complejo: genera y distribuye sentidos en una sociedad; aproxima sujetos que se reconocen en la respiración, en el ritmo de una voz; hace posible el encuentro con el otro, encuentro que sucede cuando uno da aquello que no le pertenece, la palabra, a aquel que no se lo esperaba.

Resulta en extremo saludable que exista equus pauper, YA ERA, Víctor Hanne, la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, porque así la diversidad de estéticas, de modos de producción, de formas de poner los textos en circulación y el público que esas prácticas editoriales generan se enriquece, permiten discutir los vínculos con los poderes, producir las tensiones necesarias para romper y renovar el pacto con ciertos discursos y sobre todo genera una competitividad que afecta a eso que llamé el sentido de la vida. No todo cuanto se dice está en los libros, YA ERA encuentra en las paredes, en papeles rotos esparcidos al azar, en la oralidad del callejeo, en la feria y el desorden ambulante los espacios vinculares de su comunidad y los sentidos de sus prácticas.





2.



Al parecer nuestra curiosa época perdió la fe. Como muchos de los aquí presentes, provengo de una provincia mediterránea situada en una de las regiones más pobres del planeta[2]. No creo, sin embargo, que haya una relación directa entre la aridez del paisaje y las producciones intelectuales de sus habitantes. Pero sí creo que ese argumento resulta funcional a la hora de alistarse en las filas regresivas de los críticos y literatos del Estado, quienes ven con ojos irritados nuestro desempeño artístico. Por ejemplo, en Salta no se discute el canon, se lo da por sentado: Dávalos, de prosa insuperable, y Castilla, el de “ojo decididamente virgen”[3].

De muchas maneras sostener que Dávalos y Castilla son insuperables, desconociendo a la poesía de Jacobo Regen y a la prosa de Juan Ahuerma, supone la sumisión a los rigores de los estudios de linaje. Una de las funciones de este tipo de estudios consiste en ejercer un control sobre las sucesiones legítimas de escritores. Generalmente un notable realiza esa labor[4]. Santiago Sylvester, por caso, ha asumido esa tarea teniendo como horizonte epistemológico el análisis generacional: elabora un listado de nombres, realiza generalizaciones sobre sus textos y en su papel de notable extiende carta de ciudadanía a escritores hasta entonces iletrados. La dispersión de la palabra poética, en muchas ocasiones, se ve coartada por la difusión y mención de nombres. Un mencionado, en boca de un notable, se convierte en poeta, título que ni Jesucristo se dio para sí. De esta manera el ejercicio crítico se convierte en una función pública y el poeta entra a conformar una casta aparte dentro de la sociedad, la de los iluminados, personajes flotantes que recorren las callecitas del centrito observando cómo el mundo se mueve debajo, muy por debajo de sus pies.

Ahora bien, ¿dónde quedan y qué lugar ocupan los ciudadanos iletrados en la ciudad lustrada?, ¿tienen voz?, y si la tienen, ¿qué dicen? Siempre resultará curioso el hecho de que en Salta, cuando alguien tiene la palabra, no la quiera soltar. Por el contrario, un acto fundamental de la literatura consiste en impactar en el corazón de su tiempo.

Puestos a caminar por las calles, existen horas en que uno se ha convertido en oído y entonces advierte que una solidaridad básica de la poesía sucede en el acto de compartirla. Entonces, ¿por qué esperar un año para ganar un concurso de la provincia si podíamos publicar cinco títulos en una semana? Los tiempos han cambiado, ¿es necesario decirlo?

Un libro que señala un punto de partida a YA ERA es Crack, escrito en 2008 y publicado por Kamikaze ese mismo año. En él, el lenguaje padece la torsión suficiente para dar cuenta de cuerpos sometidos a la catástrofe. El poema 13[5], por ejemplo, ejecuta en su vaivén el sentido posible de la carne flagelada por el paco en las villas salteñas bajo las botas policiales de fines del romerismo. El poema 22[6], por su parte, escenifica el deambuleo urbano, la paranoia de los narcotizados y los estados alterados de los sentidos. La alteración del sentido construye la respuesta violenta sobre el lenguaje a la violencia de los poderosos sobre los cuerpos de los jóvenes[7].

Eran tiempos de miseria material e intelectual en la casa donde vive la cultura, Caseros 460, por si no lo encuentran en el Google map. ¿De qué manera los poetas y funcionarios de la poesía, encantados en digitar el sistema de sucesión literaria, “objetivaban la realidad de su tierra”? Si leemos el poema 27 de Crack vemos que la voz generada desde ese lugar extraño a la percepción oficial impugna la validez del discurso hegemónico:



“¿ qué poesía ? que el choto me chupe la poesía



he leído y escrito palabras sin carne ni lengua



ahora ya fue o va a ser

y la poesía: antiguo espiral de muertos en la boca”



Morandini nos informa que Dávalos fue el mejor en cuestiones de objetivar un habla regional, claro que olvidó decir que lo hacía como ninguno. Es posible decir que el valor de esa literatura de autor notable, realista, conservadora, que reproducía de manera tardía una tradición a destiempo, vale por haber sido la primera de su tipo en esta pobre región.

La sensibilidad, el gusto, los sentidos de la vida cotidiana, todos son objetos de disputas. Algunos poemas cuestionan y ponen en crisis la escritura misma del valle. Por todas partes, estos discursos buscan sus modos de circular y alcanzar aquellos lugares adonde únicamente llegan unos colectivos repletos de polvo y gente. Nunca está demás preguntarse si quienes viven en las orillas de la ciudad lustrada también son ciudadanos. Veamos por ejemplo este fragmento que diseña un escenario hostil, donde la circulación de los ciudadanos está marcada por fuerzas centrífugas:



“Todos complotan en el país de los pelotudos, tantos celulares para no comunicarnos con nadie en el microcentro policial, casco histórico, policías, tiendas, más policías, tiendas para policías, tiendas para policías de barrio, sillas en la mesa, las mesas en las calles y sus plazas adoquinadas, los hippies, las cámaras por seguridad, la ley seca, los niños abusados, las botellitas de plástico, los faroles, los farolitos, los arbolitos de la recova, el alambre de púas, la caja idiota en la cabeza de las escuelas, más celulares, la policía con sus celulares y sus malditas fotos de la culpa y cargo de todo lo creado.

Aquí en Salta se postra el paraíso de todos los estafadores.” (de YA ERA, revisteril contemporáneo).



Sencillamente, YA ERA es una productora de ideas alternativas y trabajo no formal, dedicada al reciclaje y producción de libros, donde participa gente de la que hay que desconfiar porque tienen los siguientes rasgos: rostros asimétricos, tatuajes, cicatrices, ropa sucia y hablan como delincuentes. Somos cualquiera escribiendo y no vamos a detenernos ahora, marchamos sencillamente[8].



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[1] Texto leído en el I Simposio del Sub-proyecto interinstitucional sobre la literatura del NOA, San Salvador de Jujuy, 19 de octubre de 2010.



[2] Cito un fragmento de la crítica realizada por el reconocido crítico cordobés Alejandro Morandini a un texto acerca de nuestras andanzas en Jujuy: “Y luego: el canon: men, vivimos en una provincia mediterránea en la zona más pobre del planeta, ¿de qué canon me hablan? Hay una pobreza material e intelectual que espanta: ahora si canon es repetir a Dávalos: bienvenido, todavía no leí ni una línea en prosa mejor escrita que la de Dávalos y no porque estuviera "bien" escrita, sino que la supere en tanto visión de la sociedad que describe y el uso del lenguaje local y acierte en lo que objetiva, lo mismo con los versos de Castilla”. El texto completo puede consultarse en el blog opadromo (http://opadromo.blogspot.com/2010/10/respuesta-iracunda-las-andanzas-de-juan.html) en donde además han sido publicados textos de Alejandro Luna y de quien les habla acerca de cuestiones referidas a los sistemas de legitimación de discursos en la Provincia de Salta.

[3] He recuperado ese verso de un libro de poesía del reconocido crítico cordobés, Bestias domésticas, que ganó el concurso de poesía para autores inéditos del año 2005 de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta. No debemos olvidar que esta última es la principal institución legitimadora en Salta, sus dictámenes otorgan, de manera automática, las llaves de la ciudad letrada.

[4] En una monografía sobre el anarquismo en Argentina, Luz Heredia sostiene que es posible advertir prácticas cristalizadas en las sociedades de las provincias que denomina nepotismos provinciales. Dichas prácticas generan representaciones sociales que desactivan la movilidad social de los actores, puesto que tienden a perpetuar en lugares estratégicos de poder a las élites dominantes: “estos grupos no son ni se imaginan iguales. La desigualdad y la jerarquía son públicamente reconocidas, son consideradas como naturales. Estas categorías nativas de superioridad “naturales” son encarnadas en un actor especifico, el notable, quien es la única voz legítima de enunciación […] Los notables eran personas con educación y erudición, en su mayoría pertenecientes a familias de renombre de la clase aristocrática, los depositarios no solo de la tradición sino también del poder político y económico”.

[5] cuerpos cuerpos cuerpos /sombra// repetición del mismo cuerpo/ en la esquina/ en el cordón de la vereda// todos los días el mismo día en la cuadra/ mudanza inmóvil de los cuerpos/ que son ninguno/

la eternidad instantánea/ de una esquina a otra// mudanza inmóvil de ruinas// chispazos de encendedores que ponen/ a funcionar los relojes/ durante el único segundo antes de ser/ fantasma al final de una pipa



[6] dibujito del odio escrache en los ojos/ no mirés/ no mirés// se ha aplicado la tumba/ y todo el mundo policía/ vigila los rostros rotos// alambra el mundo con borde atravesado// sólo el llantazo quiebra límites en las caras// escritura sin palabras



[7] El cuento “Valentín, historia de un pipero”, publicado en YA ERA, tiene la siguiente dedicatoria: “a todos aquellos que habitan en los sótanos del infierno y mantienen viva la fe de las calles, sus códigos vivos y su lacerada juventud, porque son ejemplos tristes del dolor y la pasión por un inexplicable viaje al fondo del horno”.

[8] "vacilamos, pero es necesario que no nos asustemos ni soltemos, por así decir, el nuevo saber. además, no podemos ya volver a lo antiguo; hemos quemado las naves y no nos queda más remedio que hacer de tripas corazón, suceda lo que suceda. marchamos sencillamente, cambiamos de sitio". (fragmento 248 de humano demasiado humano).